veintitrés.

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23.| DESAPARÉCELA.

      No fue difícil para Azaelia descifrar por qué Damon los estaba sacando de la biblioteca. Sabía que una vez que Stefan y ella salieran de la residencia, se encontrarían cara a cara con los Mikaelsons. Los originales observaron a los tres vampiros frente a ellos, y fue entonces cuando los hermanos Salvatore se pararon frente a Azaelia. La mirada de la gemela Gilbert se movió entre ellos, sabiendo que ellos no querían otra cosa que protegerla de los originales, pero era un acuerdo que ella debía cumplir, y para el que creyó que tendría más tiempo. Que ella podría pasar más tiempo con quiénes amaba antes de que Klaus demandara que se uniera a él.

      Pero ella debería haberlo sabido, porque Klaus Mikaelson no hacía las cosas de la manera difícil, sino que de la fácil. ¿Y por qué esperaría a tener una doppelgänger que le permitiría crear sus preciosos híbridos? Así no era cómo el híbrido original trabajaba, y habían tantas cosas que haría en lugar de permitirle a la mujer permanecer libre de su poder, cuando podía usarla para su gran propósito.

      — ¿Qué quieres, Klaus?—, gruñó Stefan, tomando la mano de Azaelia y entrelazando sus dedos con los de ella. Ella debía sostener su mano porque, de lo contrario, él inmediatamente descubriría que había algo mal. Que había algo horriblemente mal, y que todo lo que ellos habían hecho para revivir su relación había sido en vano.

      —Estoy aquí por mi doppelgänger—, respondió Klaus con su infame sonrisa, justo cuando Elena y Jeremy corrieron escaleras abajo y llegaban a la sala de.ewtar, junto con el resto de la pandilla de Scooby Doo. Azaelia desvió su mirada hacia ellos y presionó sus labios antes de volver a mirar a Klaus —. Vamos, amor. Sabes que es el momento.

      —Mi hermana no va a ir a ningún lado contigo, escoria—, Jeremy alzó la voz, sosteniendo una estaca en su mano, incluso siendo el tipo equivocado de estaca.

      Azaelia sabía que todas las personas que le importaban en la habitación iban a salir heridas si ella no intervenía y les informaba sobre lo que estaba sucediendo. La gemela Gilbert se dirigió a su hermanos y les dio una pequeña sonrisa antes de abrazarlos. Ninguno de ellos sabía qué estaba haciendo ella, pero entonces ellos recordaron lo que la híbrida les había dicho, y sabían que el momento había llegado.

      La vampira iba a tener que lidiar con el acuerdo que tenía con los originales porque, si no lo hacía, todos iban a correr riesgo. Azaelia había hecho tantas cosas horribles, y ella supo que no podía ponerlos en peligro. No los podía dejar morir, y ella debería cumplir con el trato pactado con Klaus Mikaelson. Era su decisión, y ellos deberían lidiar con ello.

      La joven vampira se dirigió a Stefan y lo miró por un momento, antes de apretar los labios. Damon los observó antes de percatarse de lo que la mujer estaba a punto de hacer. Sabía que ellos nunca habían sido los mejores amigos, y su relación siempre había sido problemática. Habían tantas cosas que ellos se habían hecho el uno al otro. Pero la forma en que Azaelia se sentía por Stefan siempre iba a ganarle a sus sentimientos por Damon, y eso no era nada. Él era más como un amigo, incluso si los dos no tenían las mismas opiniones.

      Sabiendo que la despedida iba a ser difícil, Azaelia envolvió el cuello de Stefan con sus brazos y lo atrajo a un rápido beso, y cuando él creyó que ella solo estaba mostrando un gesto de afecto, un jadeo escapó de sus labios. Stefan se separó de ella, colocando su mano sobre su cuello mientras la observaba. Quitó la jeringa de verbena de su garganta antes de colapsar al suelo.

      Y mientras el resto comenzaba a ayudar a Stefan con lo que la Gilbert había ocasionado, Klaus Mikaelson la tomó y utilizó su velocidad vampírica para llevársela. El grupo observó la puerta principal abierta, preguntándose qué iban a hacer para recuperar a Azaelia porque sabían que no podían permitir que Klaus colocara sus manos sobre ella. Porque si él podía crear más híbridos por el resto de la eternidad, la tierra se volvería un infierno.

      Y eso era lo último con lo que alguno de ellos quería lidiar.

Survival Instinct: stefan salvatore.Where stories live. Discover now