cinco.

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o5.| LAUREL.

      Stefan había olvidado lo difícil que podía ponerse Azaelia para revelar lo que estaba haciendo. Por alguna razón, todos creían que Stefan sería el mejor candidato para descifrar lo que Azaelia tenía entre manos. Por qué estaba en contacto con los Originales, y qué estaban planeando con la gemela Gilbert. Ella siempre había sido una persona de interés de los Mikaelsons, por lo que no resultó ser una gran sorpresa que ella estuviera trabajando con ellos, ellos tenían sus formas de convencer a las personas para que hicieran lo que querían. Pero Stefan no podía decidir si ella había sido compulsionada para obedecerlos o si ella había aceptado abiertamente a ayudarlos.

      Colocándose frente a Azaelia, mientras el resto del grupo intentaban descifrar cuál debería ser su próximo paso, Stefan miró a la vampira. Azaelia estaba comenzando a lucir más y más cansada de lo que había lucido alguna vez, justo como la primera vez que ellos habían logrado encender su Humanidad. Solo que esta vez, Azaelia se aferraba a lo que no tenía, no queriendo volver a ser la chica que solía ser. Porque sabía que una vez que se rindiera a lo que ellos querían, ella nunca podría vivir con lo que había hecho.

      Un suspiro de molestia se escapó por entre los labios de Azaelia mientras ella levantaba su cabeza, quitándose el cabello de la cara mientras miraba alrededor. Stefan no pudo evitar recordar a la chica que Azaelia solía ser y todo lo que habían pasado juntos. Recordaba el esfuerzo que había puesto en salvarla la primera vez y lo mucho que quería sostener a la chica de la que se había enamorado. Pero Azaelia estaba evolucionando en algo completamente diferente, alguien que tendría un momento difícil volviendo a ser quién solía ser.

      —Az—, susurró Stefan, lo suficientemente fuerte para que solo ella lo escuchara mientras lo miraba. La doppelgänger entrecerró los ojos momentáneamente, antes de suavizar su mirada —. En cuánto nos digas qué has estado haciendo con los Mikaelsons, te dejaremos sola. Solo queremos lo mejor para ti, Azzy. Eso es todo.

      Una carcajada siniestra cayó de sus labios mientras lo miraba, sacudiendo la cabeza. La vampira torció la cabeza mientras lo miraba, preguntándose cuál era su ángulo. Habían cosas que Stefan sabía de ella, lo que había sido la razón por la que no la sorprendió que todos hicieran a Stefan intentar traerla de vuelta. Pero ella era más fuerte de lo que solía ser. No iba a dejar que el hombre que solía amar volviera a deslizarse en su corazón roto y oscuro solo para hacerla activar el interruptor invisible.

      —Awe, eso es tan dulce de tu parte, Stefan... creer que soy tan ignorante como para caer en lo que sea que hayan planeado—, habló Azaelia, su voz seca y tersa por la falta de sangre en su sistema. Stefan presionó sus labios mientras la observaba, prestándole atención a sus rasgos faciales arrugados, y supo que no iba a poder romperla tan rápidamente —. Sugiero que hagan lo que sea que quieren hacer porque no hay forma de romperme. No voy a tirar a los Mikaelsons bajo el figurativo bus porque ustedes creen que seguimos siendo amigos—, ella giró su cabeza y comenzó a toser, su garganta volviéndose cada vez más y más seca. Cuando lo volvió a mirar, rió —. Así que, enciérrenme y quítenme la sangre, mátenme de hambre, hagan lo que quieran. No voy a volver a ser la pequeña y débil Azaelia.

      Damon miró a su hermano antes de acercarse a la vampira, atravesando su espalda con un cuchillo. Azaelia soltó un gemido mientras apretaba la mandíbula, el dolor circulando por su sistema mientras ella se sentaba en la silla. Giró su cabeza en dirección a Damon mientras él caminaba alrededor de la silla, agachándose a su lado. Stefan observó a su hermano, sosteniendo la daga en su mano, percatándose que era la daga Banshee que Azaelia había utilizado para matar a su propio doppelgänger.

      Una vez que sus ojos aterrizaron en la daga, sus ojos se abrieron ligeramente antes de volver a cómo estaban antes. Damon miró la daga mientras la movía entre sus dedos antes de presionar la punta en su brazo desnudo. Ella siseó mientras la daga atravesaba su piel, la energía oscura amenazando su existencia.

      —Veo que recuerdas a este chico malo—, gruñó Damon, dándole la misma mirada que Azaelia le había dado momentos atrás. Mientras el hermano mayor le hablaba, los otros miembros del grupo observaban a Damon comenzar a provocar a la híbrida, sabiendo exactamente qué botones tocar.

      Pero él no era el único que sabía jugar. Una sonrisa cayó sobre los labios de la chica mientras lo observaba, pensando en lo que estaba a punto de decirle —. ¿Qué pensaría Laurel, Damon?—, los ojos del vampiro se suavizaron un par de segundos antes de tensarse —. Aw, ¿toque un nervio, Damon? ¿La mención de la pequeña humana que fallaste en salvar te dolió? ¿Cómo murió, por cierto? ¿Hmmm?—, el rostro de Damon se volvió más serio mientras la miraba, colgando de cada palabra que le escupía, intentando mantenerse bajo control —. Oh, cierto, Katherine. Qué mal que no haya estado allí para atestiguarlo. Aunque, probablemente también la hubiera matado, teniendo en cuenta que ella y Stefan tuvieron un pequeño... roce.

      —Azaelia, es suficiente.

      —No lo creo—, gruñó Azaelia a su hermana antes de volver a mirar a Damon —. Él no es el único que sabe cómo torturar a alguien con la mención de un nombre. Ella estaría tan decepcionada de ti, Damon. Volviendo a tus viejos hábitos con mi hermanita. Estoy decepcionada de ti--.

      Eso fue suficiente para que Damon colocara la daga en la garganta de Azaelia, sus ojos volviendo a su estado vampírico, justo cuando los ojos de Azaelia se tornaban blancos. Su lado Banshee podía sentir su muerte acercándose cada vez más y más. Ella sabía que lo que estaba diciendo era suficiente para empujarlo a terminarla. Pero todos parecían ver lo que Azaelia estaba planeando cuando Stefan se las arregló para alejar a su hermana de la híbrida.

      Azaelia rió mientras observaba a Elena llevar a Damon afuera, dejándola con el resto del grupo. Ella sonrió mientras ellos la miraban, orgullosa de lo que había logrado. Lo que fue mal recibido por los otros, que estaban teniendo suficiente con los juegos de Azaelia. Pero iban a haber muchos más juegos, y ellos no tenían idea de lo que ella tenía planeado.

Survival Instinct: stefan salvatore.Where stories live. Discover now