diecinueve.

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19.| ACTITUD.

     Azaelia se paró en el estudio al que Klaus los había llevado a los tres, y sus brazos estaban cruzados sobre su pecho. El híbrido estaba buscando evasivas con todo lo que estaba haciendo, y la vampira estaba lista para golpearlo en el rostro. Ella sabía que probablemente no era lo más inteligente que hacer, pero sabía que iba a tener que hacer algo para que Klaus la escuchara, o que al menos intentara ayudarlos. Damon y Stefan estaban sentadas en el sofá del estudio, mientras Klaus se servía un vaso de borbón, y ella soltó un suspiro agravado.

      —Klaus, no tenemos todo el día para sentarnos como estúpidos, necesitamos tu sangre para salvar a mi hermana – lo sabes—, Azaelia posó sus manos sobre el escritorio frente a él, y ella entrecerró los ojos —. Entonces, ¿por qué no avanzamos con este trato y nos das lo que queremos? Y te daré lo que quieres.

      —Dime—, comenzó Klaus, posándose contra el escritorio frente a él, imitando la misma mirada que Azaelia le estaba dando —. ¿Qué es lo que quiero de ustedes? ¿Hmm? No puede ser el cliché que tú crees que quiero.

      —Klaus--.

      —Tengo exactamente lo que necesitas para continuar con la creación de tu ejército de juguetes inadaptados—, Azaelia interrumpió a Damon mientras miraba al híbrido, enderezándose y volviendo a llevar sus manos hacia su pecho. Ella torció la cabeza a un lado, antes de señalar con la cabeza la puerta donde estaban sus lacayos —. Hice todo lo que me pediste cuando no tenía mi Humanidad, pero ahora, la recuperé y quiero asegurarme que mi hermana no vaya a morir por algo que podríamos haber curado. Así que, ¿por qué no me das una vial de tu sangre, y yo te daré un par de bolsas de sangre de la mía?

      Klaus presionó sus labios mientras miraba a la mujer frente a él antes de mirar a los hermanos Salvatores sentados detrás de ella. Entrecerró los ojos sobre ellos, antes de volver a girarse a Azaelia. Él sabía exactamente qué quería decir la chica, y ella sabía exactamente lo que él quería decir. Fue sencillo para ellos comprender lo que el otro estaba pensando, especialmente desde que habían pasado mucho tiempo juntos cuando ella no tenía emociones.

      Sus ojos, entonces, se dirigieron a los Salvatores —. Váyanse.

      — ¿Qué?—, preguntó Stefan mientras miraba a Azaelia, sacudiendo su cabeza —. De ninguna forma--.

      —Sí—, lo interrumpió Azaelia y le dio un pequeño asentimiento —. Estaré bien. Si intenta atacarme, gritaré—, Stefan y Damon intercambiaron una mirada antes de salir de la oficina. Klaus les dio un par de momentos antes saber que era seguro hablar. Una pequeña sonrisa apareció en sus labios mientras la miraba antes de que ella rodara los ojos —. Los Salvatores se fueron, ¿qué quieres?

      —Esos hermanos nunca te dejan sola, ¿cierto? Ellos harían cualquier cosa por una Gilbert o, más importante, una Petrova—, comenzó Klaus, y Azaelia se impacientó. Él se levantó de detrás de su escritorio y lo rodeó, antes de pararse frente a la híbrida —. Cada vez que Azaelia Gilbert está en problemas, o se sale un poco del camino, ellos siempre están allí. Cada vez que Azaelia Gilbert está en peligro, ellos están allí. ¿A qué crees que se debe aquello?

      —Klaus, si no vas al maldito punto, te voy a arrancar la lengua y dársela a tus perros—, lo amenazó Azaelia, lo que hizo al original reír.

      —Eso es lo que me gusta de ti, Azaelia, tu actitud—, él se alejó del escritorio, dirigiéndose al hogar de su oficina. Azaelia miró alrededor y notó un caballete. Presionó sus labios al ver la imagen de una mujer que había él había comenzado a pintar, pero no le importó —. Y eso es lo que los hermanos Salvatore adoran, también. Es por eso que ellos han estado tan fascinados con las hermanas Petrova. No sé cómo Elena es como es, pero ella es un palo en la tierra.

      —Klaus—, advirtió Azaelia, y Klaus se giró para mirarla.

      —Aceptaré tu trato, pero debes saber que cuando te pida un favor, van a hacerlo cuando te lo pida, ¿de acuerdo?—, le dijo Klaus, lo que hizo a la vampira entrecerrar sus ojos.

      — ¿Qué estás intentando hacer?—, cuestionó Azaelia, pero él solo soltó una pequeña carcajada.

Survival Instinct: stefan salvatore.Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt