treinta.

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30.| Y SIN SUERTE.

      Azaelia estaba de pie en el medio de la habitación que compartía con Stefan. Miró todas sus posesiones, sabiendo que iba a tener que empacar todo. Había tantas cosas que debía hacer, y quería terminar antes de la mañana. Stefan y Azaelia tenían un vuelo temprano, y ella quería irse tan pronto como fuera posible, dejando Mystic Falls detrás por el momento.

      Stefan se paró bajo el marco de la puerta, observando a su novia a través de un espejo. El hermano Salvatore menor la observó por un par de segundos, preguntándose qué estaba pasando por su mente. Ella había pasado por tantas cosas los últimos par de días, y él sabía que ella quería irse. Que quería empacar todo y abandonar Mystic Falls, posiblemente regresar a Italia y pasar el próximo par de décadas saltando de país en país. No importaba a dónde fueran, mientras que permanecieran juntos, no se preocuparían por nada.

      Ella levantó su barbilla y se encontró con el reflejo de Stefan en el espejo antes de mirar por sobre su hombro para encontrarse con el verdadero. Sus ojos se encontraron, y Azaelia se dirigió a la cama para sentarse allí, colocando sus manos sobre sus piernas. No sabía cómo se había encontrado en la vida que tenía actualmente. Pero, por alguna razón, nunca la hubiera cambiado por nada. Nunca hubiera cambiado el dolor, las cicatrices, ni la traición que había experimentado por otra cosa. No cambiaría su vida, aún sabiendo que estaba involucrada en una relación de largo plazo con el mundo sobrenatural.

      —Recuerdo cuando nos conocimos—, habló Azaelia al volver a girar su cabeza en su dirección, golpeando sus dedos contra su pierna. Sacudió su cabeza antes de mirar la pared frente a ella repleta de libros que contenían la vida de Stefan —. Parece como si fuera años atrás que me crucé contigo fuera del baño de los chicos con esa mirada perpleja en tu rostro.

      —Bueno, no todos conocen a su alma gemela al salir del baño—, bromeó Stefan, mirándola mientras los dos reían, y se sentó a su lado. La mujer apretó los labios, antes de lamer su labio inferior y arrojar su cabello detrás de su hombro.

      —Hemos pasado por tantas cosas—, comentó Azaelia, antes de volver a mirarlo a los ojos —. Fuimos de amarnos a odiarnos, a amarnos otra vez. Han habido tantas emociones mezcladas desde que nos conocimos, y ahora estamos enamorados nuevamente. Simplemente no sé cómo fui tan afortunada para tenerte en mi vida.

      —Y desafortunada—, agregó Stefan, y ella rió, colocando un par de mechones de su cabello detrás de sus orejas —. Han habido tantas veces en que quise volver atrás y arreglarlo todo. Viajar de vuelta en el tiempo para evitar que te enamoraras de mi hermano, volver para no amenazarte con matarte sobre el puente... incluso volver en el tiempo para evitar que volvieras a ser transformada en vampira.

      —La única vez que pude tener un nuevo comienzo y simplemente fui forzada a tomar sangre antes de que me rompieran el cuello—, resopló Azaelia con burla, arrojando su cabeza hacia atrás —. Sigo sin recordar quién me hizo eso...—, pensó por un par de segundos antes de asentir —. Cierto... fue Damon. No pudo soportar perderme, o que mis hermanos me perdieran, así que me transformó en vampira.

      —En realidad, no fue Damon—, mencionó Stefan, y ella frunció el ceño. Él la observó antes de negar cuando ella alzó una ceja —. Klaus hizo a Adaline hacerlo, sabiendo que entonces podría conseguir sangre de ti para siempre.

      —Claro que lo hizo—, suspiró Azaelia, apretando el puente de su nariz. Los dos permanecieron en silencio, y ella sintió a Stefan acercarse antes de que entrelazara sus dedos con los de ella, y continuaron allí sentados al borde de la cama de Stefan antes de que él volviera a hablar.

      — ¿Estás segura que estás lista para avanzar? ¿Para dejar Mystic Falls?—, cuestionó Stefan, y la observó comenzar a pensar en ello antes de que él continuara —. Eventualmente, vamos a encontrar nuestro de camino de vuelta al comienzo de todo.

      —Entonces, iremos allí—, respondió Azaelia, apretando su mano. Le sonrió, acariciando su mejilla mientras torcía la cabeza —. Porque todo lo que quiero es un futuro contigo, lo que es por qué debo irme. Ahora.

      Stefan se levantó de su cama, haciéndola levantarse también, y la besó. Las manos de ella descansaban sobre sus hombres antes de avanzar a su cuello y profundizar el beso. Ambos sostuvieron al otro por un rato antes de volver a empacar sus posesiones.

      Y para cuando el sol se alzó, ellos ya se habían ido.

Survival Instinct: stefan salvatore.Where stories live. Discover now