Capitulo II

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Parpadeo lento, mientras lucho violentamente para prestar atención, pero mi mirada sigue apartándose

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Parpadeo lento, mientras lucho violentamente para prestar atención, pero mi mirada sigue apartándose.

Esta mierda me esta sacando estrés, y no hay peor distracción que el estrés. Mi mente solo trabaja en paranoias nada positivas, no puedo pensar en otra cosa que no sea la secuencia de ayer.

—Violette —miro a Rachel—. ¿Qué te sucede?, pareces una muerta.

—No dormí bien —murmuro

—Ya noto eso —murmura de vuelta, se gira a tomar su bolso y levanta su mano, el profesor la señala — . Necesitamos ir al baño.

No espera a que conteste y levanta mi brazo, dejo que me arrastre sin protestar.

—¿Las dos? —frunce el ceño hacia nosotras

—Si —Rachel le sonríe falsamente, cruza todo el pasillo hasta terminar en el baño, que por suerte esta vacío—. Dios, menos mal que siempre traigo maquillaje.

—No quiero maquillaje, Rachel —murmuro de vuelta—. Solo volvamos a clase.

—Vamos, sabes que puedes contarme —toma mi mano, la miro. A pesar de su sincera preocupación, mi boca se mantiene cerrada—. Bien, entonces no discutirás y te pondrás maquillaje.

Suspiro mientras saca su bolso, mantengo mi mirada en el suelo.

—De paso te cuento sobre ese chico que seguí en Tinder... —empieza a hablar, mientras se acerca

Levanta mi cabeza y esta vez mantengo mi mirada en el techo.

Tengo la situación todavía en el pecho, la garganta cerrada y las lagrimas que me faltó soltar. Las paranoia dominan mi mente, mas que nada, recuerdos. Creí que siempre soportaría, pero soy mas débil de lo que pensé.

Y es demasiado, pase situaciones en las que me calle, pero esto no puedo callarlo.

—Me voy a casar —murmuro

Para de hablar, al mismo tiempo que detiene sus manos. Suspiro y la miro, encontrándome con su mirada desconcertada.

—¿Qué? —susurra, frunciendo levemente el ceño

—Mi padre me hizo firmar un matrimonio arreglado —murmuro, haciendo fuerza para que mi voz no tiemble

Se mantiene con la boca entreabierta y parpadea, se gira y se coloca a mi lado.

Posiblemente lo esta asimilando, se mantiene callada unos segundos.

—Y, umh, —la escucho tragar saliva—, ¿con quien?

—El señor Wild, ni siquiera recuerdo su nombre.

—¿El señor Wild? —la miro—, ¿el Rey? —frunzo el ceño

—¿Qué?

—Eros Wild, le dicen el Rey —murmura, vuelve a mirar hacia adelante

¿El Rey?, nunca oi hablar de el, ahora mas que nunca no me interesa. Ni cuando lo vi por primera vez.

El Rey y su DuquesaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora