Capitulo XXXIII

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—Una fiesta de blanco —sonrío y la miro—

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—Una fiesta de blanco —sonrío y la miro—. Esta es mi oportunidad.

Rio entre dientes.

Claro que la será, si debe tener como unos millones vestidos blancos.

—No lo dudo, Rach —suspiro y miro hacia el espejo—. Aún estoy armando el tema de los invitados —hago una mueca

—¿Invitaras a Daniel? —la veo acercarse, sonrío de lado

—Por supuesto que lo hare.

Eros ya lo habrá amenazado, pero aún le daré una advertencia. Además, necesito ver su cara cuando le diga su sucio secreto.

—Que planes malignos tendrás en esa cabeza —toca mi sien, sonrío más

La miro ladeando la cabeza, en falsa inocencia. Niega con la suya, aún sonriendo.

Se aleja y suspira.

—Sera la ultima fiesta del año, y la mejor.

—Espero.

Tuve que convencer por casi una hora a Eros para esto. No es muy fan del blanco, y además no le agrada mucho Evangeline. Pero si le agrado yo, así que.

—¿Por qué sonríes? —siento sus dedos en mis mejillas

—¿Qué? —la alejo

—Oh por Dios, estas sonrojada —la miro y frunzo el ceño

—No es cierto —miro hacia otro lado

Maldición, esto de que pase seguido no me esta gustando.

La escucho reír entre dientes, mientras vuelve a acercarse.

—Oh, vamos. Es algo normal —se coloca frente mío, la miro y levanto una ceja—. Bueno, no mucho de ti.

—Lo se, lo se —suspiro y me alejo, camino hacia la cama

Me siento en la punta y se sienta a mi lado. Me mira expectante, la miro unos segundos más.

No se porque, pero no me siento del todo avergonzada ahora. Antes solía sentirme así todo el tiempo, por eso nunca contaba mis problemas.

Ahora, me siento como más, libre. Como si no tuviera que ocultarme para que los demás no piensen que estoy herida, que necesito atención.

Y todo, desde que estoy con Eros. Me dio más confianza en mi misma. Y más importante, en las personas que quiero.

Incluso, podría decir que confío en el. Y que es alguien importante para mi.

—Creo que —suspiro—, siento algo por esa roca —sonríe lentamente y luego chilla

Sonrío cuando sacude mi hombro.

—¡Lo sabia! —levanto mis cejas

—¿Ah si?

—Es algo obvio, Vi. Ustedes conectaron desde el primer momento, yo lo se —miro hacia otro lado y lo pienso—. Y de verdad me pone muy feliz.

El Rey y su DuquesaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora