Capitulo XXII

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—Tal vez los malos genes vengan de su padre

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—Tal vez los malos genes vengan de su padre. Conocí a su madre y es un amor. Con el tiempo —tomo un sorbo

Asiente varias veces.

—Yo no conocí a nadie de la familia de Jacob, solo a Eros. Y esta igual de loco que el. No solo me secuestró, sino que también me castiga —abro mis ojos de par en par y quito la sorbete de mi boca—. Como si fuera un perro.

—¿A ti también te pega en el trasero? —frunce levemente el ceño

—No. Iba a decir que me deja encerrada —entreabro la boca y asiento—. ¿Acaso ese grandulón te pega en el trasero? —tomo un sorbo, mientras me encojo de hombros—. Oh por dios, ¿y tu qué haces?

Bueno, nada.

—Pues, hice esto —miro hacia el agua

—Violette —la miro—, ¿acaso te gusta que te golpee? —frunzo el ceño

—¡No! —respondo enseguida, ríe entre dientes

—Oye, no te juzgo —se inclina suavemente—, es normal. A tu edad también experimente esas cosas. Incluso una conocida mía tiene un sugar daddy —levanto mis cejas. Asiente, mientras toma de su copa

—¿De verdad? —vuelve a asentir, sacudo la cabeza—. De todos modos, me guste o no. No me gusta que tenga esa clase de control. ¿Jacob nunca hizo algo parecido?—rueda los ojos

—A veces me amenaza con eso, pero se que no lo hará. Además, me llega a tocar y le arranco la mano. Solo estoy aquí hasta que mi padre pague su deuda.

—¿Jacob es un mafioso? —murmuro, me mira

—No lo se. El dice que no, pero hace cosas de uno —asiento

—Debes de tener cuidado, Eva. Ya confirmaste que es una familia de locos.

—Lo se. Pero puedo manejarlo —sonrío

—Si, lo has demostrado —sonríe igual y me guiña un ojo. Rio levemente—. Entonces, ¿nunca hubo nada entre ustedes dos?, yo creí que eran novios o algo —mira hacia otro lado unos segundos

—Hubo, una pequeña cosita. Pero fue hace años, cuando apenas lo conocí —asiento—. Pero ahora, no dejo ni que me toque, le arranco la mano si llega a hacerlo.

—Por tu padre —frunce más el ceño

—Mi padre es un idiota, lo hago por mi —suspiro y tiro mi espalda hacia atrás

—Los padres si que son unos idiotas —murmuro

—Si, si lo son.

Cierro los ojos y disfruto del sol.

Decidimos venir a la playa solas. Se sintió genial ordenarles que se quedaran en la casa y que obedecieran. Así se debe sentir el cuando me da ordenes.

El Rey y su DuquesaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora