Capitulo XVI

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—¿Todos trajeron su repelente, verdad? —miro hacia la gente, mientras seguimos caminando—, no pienso compartir el mío

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—¿Todos trajeron su repelente, verdad? —miro hacia la gente, mientras seguimos caminando—, no pienso compartir el mío.

—Si, madre.

Ignoro las miradas, excepto las de personas que me sonríen. Saludo a algunos cuando lo hacen.

Miro hacia los hombres de Eros colocar la sombrilla. No estaré mucho tiempo en ella, quiero tomar sol.

Dejo mi bolso y me quito el sombrero.

—Iré a tomar sol —tomo mi toalla. Eros me mira mientras que su madre se limita a armar la reposera

—¿Donde?

—¿En el sol? —lo miro, me mira mal—. No lo se, Eros. A unos pasos de aquí.

Me mira unos segundos más, le sonrío y luego me giro. Camino hasta quedar cerca del mar, coloco la toalla y me recuesto en ella.

Me apoyo sobre mis codos para observar mejor a mi alrededor. No me coloque la bikini como quería, tuve que colocarme un short algo corto para que no se vea las marcas, cortesía de Eros. Pero al menos tengo mi bonita parte de arriba.

Suspiro y cierro mis ojos, disfrutando del calor.

Sonrío levemente, esta sensación siempre fue mi lugar de paz.

Borro mi sonrisa, cuando siento como tapan el sol. Frunzo el ceño y abro los ojos.

—Hola —me quito levemente los anteojos, ante el chico que me mira

—¿Hola? —levanto una ceja

Ni siquiera fueron cinco minutos.

Dobla sus rodillas, sonríe.

—¿Eres americana? —suspiro

—Si.

—Vaya, es la primera vez que veo una —levanto mis cejas—. Sabes, esta playa tiene unos deliciosos helados, mas allá —señala hacia su derecha—. Te invito uno. Puedes contarme más sobre ti.

Termina, aun sonriendo. Suspiro y le sonrío levemente.

—Sabes, mis ancestros americanos —recalco la ultima palabra—, me decían que nunca diga nunca —sonríe mas—. Contigo hare una excepción —parpadea—. Buen día.

Vuelvo a colocarme los anteojos, mientras vuelvo a recostarme.

—Vamos, ¿acaso te harás la difícil frente a un ingles como yo?

Por todos los cielos, al menos que se coloque de costado y deje de taparme el sol.

—Violette —elevo un poco mi cabeza al ver a Eros—,  ¿qué sucede?

Sonrío y miro al ingles. Quien mira como un cachorro a Eros.

—Estaba hablando con mi amigo ingles, Don Juan —traga saliva—. Me estaba hablando de unos ricos helados.

El Rey y su DuquesaМесто, где живут истории. Откройте их для себя