Violette Anderson es la chica que esperas que te salude a la mañana en la escuela, amable, femenina, inteligente y la mejor en todo. Literalmente. Todos la conocen por el apodo "La Duquesa" ya que su familia era una de la mas ricas, y por su actitud...
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Me quito los anteojos y observo la gran casa.
—Creí que nos quedaríamos en un hotel —lo miro, me mira unos segundos más y empieza a caminar
Suspiro y lo sigo.
Miro hacia todos lados mientras me acerco, es inmensa. Creo que es mas grande que la de Eros. A juzgar por las luces del jardín, yo diría que aquí hubo una fiesta. O la habrá.
Se acerca a la puerta y toca el timbre. Sostengo mi maleta mientras hago una mueca, espero tener tranquilidad para estudiar.
Parpadeo cuando la puerta se abre abruptamente, levanto mis cejas y lentamente subo la mirada, deteniéndome en su rostro.
—Primo —sonríe levemente y se sostiene de la puerta—, que gusto verte.
Me mira.
Ya veo que es su primo, tiene la misma altura. Me atrevería a decir que también su cuerpo.
—¿Cómo estas, Jacob? —me mira de arriba abajo, levanto una ceja
—Ella debe ser tu esposa de mentira —sonrío levemente
—Violette —le tiendo mi mano, la toma y la aprieta suavemente
—Un placer —me mira unos segundos más y luego se hace paso—. Por favor, pasen.
Me adentro lentamente. Vaya, si que tiene buen gusto. Suspiro y vuelvo a mirarlos.
—Veo que el negocio familiar esta en todas partes —comento, al ver la lujosa casa
Jacob me mira y ríe entre dientes.
—Oh no, ser empresario no es lo mío. Aunque soy algo parecido —levanto una ceja—. Soy un gánster —frunzo el ceño y miro a Eros
Es un chiste, ¿verdad?
—Suficiente, Jacob. Muéstranos la habitación —palmea su hombro y luego se acerca a mi
Nos giramos y empezamos a caminar hacia la escalera.
—Vaya, vaya. ¿Ahora harás una orgía? —giro mi cabeza
Mi boca se abre al ver a una mujer, caminando hacia nosotros. La miro lentamente de arriba abajo, no solo por su increíble atractivo, sino también porque me resulta conocida.
Un momento, yo la vi en televisión.
Jacob suspira y se coloca delante de nosotros, mirándola.
—Evangeline —la mira unos segundos mas y luego se gira, mirándonos. No quito mi mirada de sus ojos grises, mirándonos sin expresión—. El es mi primo Eros, y su esposa, Violette.
Levanta levemente las cejas y sonríe, se acerca nosotros.
—He escuchado de ustedes. Del Rey y su esposa —mira a Eros unos segundos mas—. Yo soy Evangeline Mars, tal vez me hayan visto en la pantalla —asiento lentamente, mientras empiezo a recordarla
