Acomodo la corbata, mientras continuo mirandome al espejo. Suspiro, mientras tomo el saco. Termino y me quedo unos segundos mirándome.
Observo las pequeñas ojeras. Los días duros no terminan, no desde hace semanas. No puedo aliviarmelo yo mismo, no funciona.
Es una tortura. Por parte me culpo, porque siento arrepentimiento. Debi actuar cuando tuve la oportunidad, y tal vez si lo hacía, estaría torturandome menos.
Es peor de que lo imagine. Crei que podria al menos aliviarlo luego de un tiempo, pero no puedo. Y luce como una eternidad.
Y no importa cuanto pregunte. Nunca tendre la respuesta clara, ¿cuando terminará esto?
Hace que llene mi cuerpo con mal humor, más que antes.
De igual manera, acepto el castigo.
—Eros.
Giro mi cabeza.
—¡Tu madre nos dijo que estamos retrasados!, ¡si me hubieras despertado antes, yo no estaría indecisa! —bajo lentamente la mirada, observo su ropa interior blanca
Niego con la cabeza.
No puedo aceptar el castigo. No cuando se viste asi, ¿por qué es tan mala?
Crei de lo de no tener sexo por un mes era una broma. No, no era una broma. Lo esta cumpliendo, y muy firmemente. Pero su tortura sobresapasa los límites. No solo me provoca de esa manera, si no que me excita a propósito, para después alejarse.
—¡No llegare tarde a la boda de mi suegra! —me mira mal mientras se gira, alejandose
Suspiro y me miro al espejo.
Bueno, ya disfrutó demasiado.
Me quito mi saco. Lo tiro mientras salgo de la habitación, desaflojo mi corbata. Me giro a la de ella y me adentro.
Cierro la puerta, al mismo tiempo que me mira.
Frunce el ceño.
—¿Te hable en psicología inversa? —me acerco y mira mis pies—. No —me señala—. Tu estas castigado —retrocede, pero logro tomar su mano
La jalo hacia a mi, chocando su pecho con el mio. Me mira, al mismo tiempo que la giro, esta vez pegando su espalda a mi.
Retengo sus manos, mientras llevo mi boca a su oido.
—Tu. Eres una malvada —se remueve levemente, deslizo mi otra mano por su abdomen, lo contrae
—Eros —murmura, advirtiendome
Deslizo más mi mano, jugando con sus bragas. Se vuelve a contraer cuando la bajo mas, descansandola en su entrepierna.
—Dime que no quieres que te toque —traga saliva
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El Rey y su Duquesa
RomanceViolette Anderson es la chica que esperas que te salude a la mañana en la escuela, amable, femenina, inteligente y la mejor en todo. Literalmente. Todos la conocen por el apodo "La Duquesa" ya que su familia era una de la mas ricas, y por su actitud...