Violette Anderson es la chica que esperas que te salude a la mañana en la escuela, amable, femenina, inteligente y la mejor en todo. Literalmente. Todos la conocen por el apodo "La Duquesa" ya que su familia era una de la mas ricas, y por su actitud...
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Palmeo la bola de nieve, sonrío mientras me alejo.
—Oh, Vi. Te quedó hermoso —miro a Ester
—¡Lo se!, solo falta la zanahoria. ¿Porqué no trajimos zanahorias? —hace una mueca, mientras se encoje de hombros
—Siempre nos olvidamos —asiento
Vuelvo a mirar al muñeco de nieve y suspiro.
—Bueno, le pondremos otra piedra —me encojo de hombros mientras me agacho
Miro hacia mi costado al escuchar un ruido, frunzo el ceño mientras veo a alguien venir a gran velocidad. Abro mis ojos de par en par y luego jadeo, cuando atraviesa el muñeco de nieve.
—Oh no —escucho murmurar a Ester
Mi muñeco de nieve, ahora es solo nieve.
Frunzo más el ceño y luego paso mi mirada hacia la persona, aprieto mi mandíbula al notar a Eros. Se levanta de la nieve y sacude su ropa, ayudándose con sus instrumentos de esquiar.
Me acerco a el, me mira al mismo tiempo que lo empujo.
—¡Tardé como media hora en hacerlo! —su gran abrigo amortigua mis golpes, se limita a mirarme
Gruño y levanto mi cabeza hacia el, mirándolo enojada.
Gira la suya hacia donde estaba mi muñeco de nieve, vuelve a mirarme.
Sonríe y luego me abraza, me remuevo.
—Lo siento, pequeña —susurra en mi cabeza
Me quedo quieta unos segundos, suspiro al sentir su gran cuerpo rodearme.
Parpadeo y luego cierro los ojos, me refugio en sus brazos. Es la primera vez que siento una sensación cómo esta, una, protectora.
Levanto mi cabeza hacia el, baja la suya. Estiro mis labios hacia los suyos y baja más su cabeza, uniéndolos brevemente.
Sonrío y hace lo mismo.
—Vuelves a derribar mi muñeco, y te derribo a ti —murmuro, levanta una ceja
—¿Cómo pretendes hacer eso?, ni con puntitas me llegas —borro mi sonrisa
Maldito egocéntrico.
Brinco y rodeo su cuello, rodeo mis piernas a su cintura mientras me coloco de costado.
