Capitulo VIII

140K 11.6K 9.9K
                                    

Sonrío, mientras agito mi cabello

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Sonrío, mientras agito mi cabello. Salto un poco y luego la miro. Rio cuando la veo enloquecerse.

—¡Dios!, ¡te adoro! —se balancea y tomo sus manos antes de que caiga—. ¡Necesitaba esto!

—¡Olvídate un momento de ese hombre! —le grito a través de la música

Aunque, creo que era un grito más para mi.

—¡Quiero olvidarme para siempre!, ¡ni siquiera lo amo! —frunzo levemente el ceño— ¡es todo arreglado! —levanto mis cejas y sonrío a lo grande

—¿¡De verdad!?, ¡yo también! —suelta un grito y me abraza—. ¡Somos almas gemelas!

—¡Me casare contigo! —levanto mis cejas, cuando me roba un pequeño beso

Oh Dios, espero que nadie haya visto eso.

—¡Ven, te presentare a mi primo! —me jala, me tambaleo aun caminando y hago un gesto con la mano

—¡No puedes presentarme a tu primo!, ¡estoy casada!—levanto mi mano y luego rio al recordar que no tengo anillo, ríe conmigo

—¡Tiene porro! —salimos de la casa, jadeo—. Pero, shhh —coloca un dedo en su boca, asiento y la imito

— Shh.

Caminamos por el largo jardín, coordinamos pasos mientras cantamos la canción de navidad.

Oh dios mío, ¿y ahora con quien pasare navidad?, siempre los pasaba con Rachel. Espero que esa bestia me deje o le daré un sopetón.

Nos detenemos en una fuente, me coloco en postura al ver un grupo de hombres. Esmeralda trata de imitarme pero no puede controlar sus pies.

—Prima querida, ¿nos traes alimento? —da una calada, mientras me mira de arriba abajo

Esmeralda ríe a carcajadas, mientras yo entrecierro los ojos.

—No soy alimento —levanto mi cabeza, mientras lo miro de arriba abajo, aunque mi voz salga arrastrada—. Al menos que yo lo decida — levanto una ceja

Ríe entre dientes y comparte una mirada con los demás, son cuatro en total.

—Me agradas —da una calada y luego me tiende el pequeño cigarro

Me acerco junto a Esmeralda, aun tambaleándose. Lo tomo entre mis dedos y lo miro.

Un momento, yo no fumo drogas.

—Oye, acabo de recordar que no fumo —se lo vuelvo a tender

Lo mira unos segundos, sonríe y se acerca.

—No seas tímida, nena —se coloca de costado y toma mi muñeca—. Le das una calada y luego de vuelta —lo acerca a mi boca

Bueno, la vida es muy corta, hay que probar cosas nuevas.

El Rey y su DuquesaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora