Capítulo 2

1K 179 58
                                    

Ese día

~~

ARTHIT

En ocasiones, principalmente después de haber deseado tanto qué algo sucediera, y sucede, no se sabe que esperar en realidad.

Y justo eso era lo que estaba ocurriendo.

Arthit cerró los ojos con fuerza, asustado de que el amor de su vida, y su pequeño hermano, fueran la misma persona. Y al mismo tiempo. Esperando que todo fuera un hermoso sueño del que pudiera libremente disfrutar, sin evitar sentirse culpable al despertase.

Pero la realidad no era así. Dulce y complaciente. Arthit había aprendido a lo largo de sus años después de ser abandonado por sus dos personas más amadas, que la realidad golpeaba duro y sin contemplaciones. Sobre todo, que esta nunca era como se espera.

Mentiría si se dijera que no estaba terriblemente asustado cuando sintió los labios de Kongpob sobre los suyos, mentiría si tratase de convencerte que una parte de él estaba satisfecha al saber que Kongpob, su Kong, no lo había abandonado.

Sólo fue necesaria una señal del mundo exterior para que la pared de fantasía en la mente de Arthit se rompiera, llevándolo de vuelta a la realidad en donde ya no era un niño enamorado que creía, no tenía nada que perder. Porque ya había mucho que perder, y, sobre todo, personas a las cuales podrían dañar.

Arthit abrió los ojos aterrado, con los labios de Kongpob aun devorando sus labios. Atrapado bajo sus brazos, y acorralado con la espalda contra la arena. Fue un impuso golpear su mejilla, y a la vez, la única forma de quitarlo de encima sin temer romperse bajo su mirada.

Fue por ello que Arthit no pudo verlo de nuevo, al menos, no de frente. Y temió que nunca pudiera volver a hacerlo. Estaba avergonzado, y asustado de lo mucho que deseaba ignorar toda la lista de razones por las que ese beso había estado mal. Atormentado del centenar de razones por las cuales los últimos segundos nunca debieron haber existido.

Y la principal de esas razones tenía un nombre. Uno que hacía que su corazón palpitara con culpa, y su estómago se comprimiera.

Arthit no pudo evitar tocar sus labios aun sensibles. Los sentía hinchados, adoloridos por la dureza de sus besos. Un dolor que repetía en su mente una y otra vez lo que acababa de pasar.

Pero posiblemente la vida no lo castigaba como debía, porque al segundo después de levantarse, el pequeño equipo de búsqueda los había rodeado, dándole a Arthit una cachetada silenciosa.

Había sido tan impertinente como para olvidarse de ellos.

Toda la atención no tardó en posarse sobre Kongpob, siendo la oportunidad perfecta de Arthit para largarse de ahí. Pero sus pies, contrario a la insistencia de su mente, no se movieron. Estos quisieron castigarse un poco más de tiempo, el suficiente para ver a su padre y madrastra cubrir a Kongpob en un abrazo. Preocupados, y a la vez aliviados de tenerlo ahí. De haber encontrado a su hermano.

Arthit dejó de tocar sus labios, apretó el puño y se alejó de la playa a pasos agigantados. No quería estar ahí. No podía estar un segundo más en ese lugar, ni ver una escena que le recordaba a gritos que él y Kongpob, eran familia.

~~

Nunca hubo un lugar al que Arthit sintiera que pertenecía. Así como tampoco hubo una persona que fuera sólo para él.

Y las únicas dos personas a las que amó, era imposible que estuviera con ellas.

La primera se la había quitado una enfermedad, y llevaba muerta desde hacía muchos años. La otra era su pequeño hermano, del que estaba enamorado.

Podría ser para siempreWhere stories live. Discover now