Capítulo 18

919 149 19
                                    

ARTHIT

El sobre en sus manos era suave, y un poco robusto.

En realidad, Arthit nunca había pasado tanto tiempo observando un papel con la intención de abrirlo y no hacerlo luchando en una balanza.

Pero abrir él sobre siempre fue la opción inicial, al menos en las últimas dos noches.

No era una tarea difícil, ni que fuese a provocar una revolución. O eso quiso creer Arthit para armarse de valor y romper el sello.

Todo aquello porque, posiblemente, en realidad no sabía que esperar.

El tiempo transcurrió cerca de dos horas en la oscuridad de su habitación, con sólo la lampara de escritorio alumbrándolo, hasta que sus dedos rompieron el costado del sobre y deslizó el interior. Dos hojas dobladas.

Una de color amarillo.

Y otra blanca.

Su elección fue al azar, guiado por la simpleza de la hoja blanca, que sus dedos decidieron ojearla primero.

Aunque su corazón se agitó sin remedio cuando sus ojos recorrieron el contenido, Arthit reprimió sus sentimientos apretando los ojos con fuerza, estrellando el papel con fuerza sobre la superficie lisa.

¿Más mentiras?

Arthit tomó de nuevo con manos temblorosas el papel blanco, buscando información clave. La fecha principalmente, y quizá lo único en realidad. Pero que seguía sin dar respuestas. Por ello su atención pasó rápidamente al papel amarillo, que desdoblo con demasiada ansiedad, topándose con una carta a puño, firmada por Kongpob, y por supuesto, dirigida a él.

«Para P'Arthit, el día en que lo leas.

No estoy totalmente seguro de como comenzar esta carta, pero si, de cómo debería. Y es con una disculpa.

Pero no me disculparé por haberme enamorado de ti, ni por haber permitido que tú también desarrollaras estos sentimientos. Porque quiero ser totalmente sincero de ahora en adelante.

Perdóname P'Arthit por dejarte solo aquel día en la playa, por no haberte dicho la verdad de quien era y a donde iba. Perdóname por haber falsificado los resultados aquel día. Perdóname por todo lo que he hecho impulsado por el miedo a perderte. Porque, aunque creí que esas mentiras no te harían daño, terminé perdiéndote de todas formas.

Te escribo con mi yo racional hablando más allá que la ceguera en la que mis sentimientos me habían sumido. Y te aseguro P'Arthit que he pensado profundamente en cada una de tus palabras. Reflexionando en lo que siempre trataste de explicarme y yo nunca logré comprender.

No soy el hombre del que te enamoraste.

Y tú no eres el Arthit que yo conocía.

No comprendía que para ti han pasado años desde que ocurrieron esos días en la playa, que tuviste luchas internas, y pasaste mucho tiempo tratando de recuperarte de todo lo que viviste. Cuando yo seguía viviendo en el sueño de estar juntos.

Y ahora lo entiendo. Lo entiendo todo P'Arthit.

Se que algún día volveremos a vernos, y te aseguro que me esforzaré en ser un hombre maduro que no anteponga sus sentimientos sobre los demás, alguien a quien puedas volver a referirte como tu hermano. O incluso, un amigo.

Hasta que ese día llegue, y tenga la fortuna de volver a verte, lucharé en convertirme en alguien que merezca estar a tu lado.

Y si llegamos a encontrarnos antes de que te sientas listo para darme tu perdón, o incluso si ese día no llega, yo entenderé. Me haré a un lado.

Los resultados estuvieron listos hace una semana. No sabía si adjuntarlos a la carta, pero creo que una parte en mi interior cree que deberías saberlo.

No espero nada al enviarlos, sólo hacerte saber, que pase lo que pase, siempre tendrás en mi a un hermano. Un amigo. Y alguien que daría lo que fuera por estar a tu lado.»

Sus ojos comenzaron a nublarse cerca de los últimos párrafos, pero Arthit no dejó de leer, de escuchar la voz de Kongpob en su mente, como si él mismo, estuviera a su lado, leyendo aquellas frases.  

~~

Dudaba. Por supuesto. 

¿Quién podría culparlo?

Por ello, Arthit esperó cerca de cuarenta minutos hasta que una mujer malhumorada encontró en el sistema del hospital el folio de los exámenes. Y le dio con nula empatía el resultado antes de terminar la llamada.

Dejándolo con el teléfono aun al oído.

Y con sus dedos arrugando el papel en sus manos.

Ese día Arthit tuvo que hacer un gran esfuerzo en ir a la cama, guardando antes ambas hojas en aquel sobre. Hundiéndolo de nuevo en otro cajón por mucho tiempo antes de que volvieran a ver la luz.

Quizá releyó las palabras de Kongpob cuando la noche era demasiado solitaria. Cuando creía que no tenía fuerzas para seguir esforzándose. Y se dijo, que, si él y Kongpob volvían a encontrarse, él también quería estar listo.

Y para ello, primero, debía que sanar sus heridas.  

~~

¡He aquí el capítulo más corto de la Trilogía lectores! Inicialmente este pequeño fragmento iba unido al capítulo anterior, pero decidí dividirlos para que así, esta escena tuviera su momento de brillar.

Espero no haya sido demasiado corto...¡Ya los recompensaré en el siguiente!

Podría ser para siempreWhere stories live. Discover now