Capítulo 21

1K 165 37
                                    

KONGPOB

Kongpob estaba rodeado en intercambios de sonrisas y buenos deseos. Por donde mirase veía estudiantes con togas y birretes, globos decorativos, y ramilletes de flores.

—¡Kongpob, sonríe!

La mente de Kongpob que había estado vagando entre la multitud sin ver a nadie en específico, volvió a la realidad. No sólo la madre de una de sus amigas estaba haciéndole señas frente a ellos, Em, a su lado, acababa de darle un codazo sutil en el brazo.

—¿Esta todo bien, Kong? —preguntó Em inclinado hacia él, sus ojos abiertos en par observándolo.

Kongpob negó un poco confuso, desviando su mirada de los ojos entrometidos de Em, y viendo hacia el frente para asentir a la petición de la madre de May. Y una vez que Kongpob puso su mejor sonrisa, la mujer sonrió asertiva, acomodándose de nuevo para tomarles otra fotografía grupal.

Era un bonito día. Completamente soleado y lleno de armonía. Perfecto para una ocasión tan especial como aquella. Pero, aunque Kongpob veía ese día como el puente para el comienzo de su vida adulta, no se sentía realmente emocionado. Si bien, todo aquello que había aprendido en sus meses como interno en la empresa de su padre, no hizo más que abrirle los ojos, y confirmarle lo lejos que estaba de sentirse ansioso por seguir sus pasos.

Una vez que la última ráfaga de la cámara se disparó, sus amigos se dispersaron. May y Maprang corrieron a verificar las fotografías, mientras que Em y Oak se pusieron a charlar sobre videojuegos junto a ellas. Tew por su parte se despidió prometiendo volver, alejándose con el chico de segundo que siempre merodeaba cerca de ellos. Wad también había desaparecido, alegando ir a dar su agradecimiento a los profesores, aunque todo el mundo sabía que aquello sólo era una excusa sucia para verse con su novio mayor.

Prae fue interceptada por una fugaz cortina de risos color zanahoria de un momento a otro, a lo que Kongpob no pudo más que sonreír a la sorpresa de ver a su amiga ser casi derribada por su novia incluso más emocionada que la misma Praepelin.

Estaban a un costado del pasillo principal, con los demás estudiantes acompañados de sus familiares. La mayoría envueltos en pequeños grupos de dos a tres personas que no hacían más que fotografiarlos, y llenarlos de buenos deseos, esperando todos por el comienzo de la ceremonia. Todos a excepción de él.

Kongpob trataba con todas sus fuerzas de no quejarse a pesar de que su pasantía en la empresa iba más de la mano con atiborrarlo de información sobre su futuro puesto que realmente un vistazo a la vida laboral. Tan pronto como la primera semana había dado comienzo, Kongpob estaba realmente agotado. Llegaba realmente tarde a su apartamento, teniendo energía sólo para dormir, por lo que, en ocasiones, Kongpob prefería quedarse en casa de sus padres, donde, al menos, tenía comida hecha a su disposición.

Todo ese trabajo duro le ayudó a comprender a Arthit un poco más. A darse cuenta de lo egoísta que había sido al molestarse por el poco tiempo que su hermano le dedicaba, y su constante excusa con estar realmente exhausto. Una explicación que Kongpob, en su tiempo, creyó sólo era una forma de alejarse de él.

Por esa razón, Kongpob se sentía en realidad cansado. Su mente incluso divagaba cada cierto tiempo. Y para variar, había estado tan concentrado en llegar a tiempo a la universidad, justo después de entregarle por la mañana el reporte semanal a Hume, para que ella lo revisara, que terminó olvidando su teléfono en la oficina.

Su padre no estaba en condiciones de asistir, por supuesto, aquello Kongpob lo comprendía. Su hermana Hume estaba encargándose de asumir el papel que le correspondía a él —por palabras de su madre —, y que había obligado a su hermana, a dejar de lado su puesto en la administración de la construcción. Kongpob esperó ver el rostro de su hermana Nana entre la multitud. Pero, aunque le preguntó a su cuñado, el profesor de Calculo I más querido por los novatos, sólo obtuvo una negativa.

Podría ser para siempreWhere stories live. Discover now