Te equivocaste de hombre

51K 5.6K 7.7K
                                    

TE EQUIVOCASTE DE HOMBRE
*.*.*

(Imaginen que aquí hay un bonito separador)

Apenas pasaron minutos desde que bajamos los escombros, y no pude dejar de pensar en lo que él dijo.

No es suficiente para mí.

...Te sacaré de este maldito laboratorio.

Estaba muy confundida, el comportamiento de este hombre empezaba a inquietarme. No podía entender como esas palabras se escucharon como si estuviera preocupado por mí, y gracias a ello, una historia trágica estaba siendo escrita en mi cabeza, y por loco que fuera, los personajes principales éramos Siete y yo.

Imaginaba lo que sucedería si la protagonista le mencionaba al experimento que ella no quería salir a la superficie todavía.

Si le mencionaba que se encontraría con esos bastardos que la dejaron en el sótano y le hicieron daño.

Y si le mencionaba que quería cambiar su aspecto físico porque tenía miedo de que todo lo que le sucedió se repitiera. Porque quizás, seguirían creyendo que el frasco con sangre de experimento era de ella y que tratarían de hacerle daño otra vez.

Trataba de imaginar cómo reaccionaría Siete si le contara ese medio lado de la historia, y para ser franca, en mi cabeza él volvía a acorralarme contra la pared, con una mano deslizándose alrededor de mi cintura y la otra apretando la boquilla del arma en mi cabeza.

No quería que me acorralara de esa forma otra vez. La manera en que me hizo actuar en el baño y la manera en que me analizó, me tenía muy inquieta. Me abrumaba no saber cómo me estudiaba y qué tanto podía predecir de las reacciones de mi propio cuerpo como para saber que mentía o estaba siendo sincera.

Por lo tanto, el final de la historia en mi cabeza era inconcluso confuso, turbio e impredecible. Pero, a pesar de ser tan impredecible, había una parte de mí que no dejaba de repetirme una y otra vez que intentara contárselo a pesar de todo.

Que, en vez de intentar escapar, tratara de aferrarme a él.

Sin él no podría sobrevivir y salir a la superficie. Era un un experimento que podía ver temperaturas, sentir vibraciones y escuchar sonidos a kilómetros, nadie que estuviera en mi lugar desperdiciaría dicha oportunidad. Y sí lo convencía de que necesitaba cambiar mi aspecto, sería más la probabilidad que tendría para escapar de este lugar sana y salva, que tratar de sobrevivir por mí misma.

Sonaba muy egoísta, ¿cierto? Utilizar a un experimento para sobrevivir... Un experimento que me habían amenazado de muerte dos veces.

No quería y no debía hacerlo, pero si no era él, ¿quién más? No me quedaba nada, y el laboratorio cada vez más colapsaba, cada vez más se hundía, cada vez más era difícil permanecer con vida. Al parecer, él era lo único que me quedaba. Y no estaría mintiéndole, solo ocultando información. Sería como decir una verdad, pero a medias, ¿cierto? Tal y como sucedió en el baño.

Me mordí el labio antes de subir el rostro y mirar lo poco que alcanzaba de su perfil varonil, la perfección misma se asomaba hasta en el último centímetro de su rostro, pero el atractivo se volvía siniestro con las sombras que el asco le dibujaba, oscureciendo aun más esa mirada a la que nunca podría acostumbrarme. Estaba estudiándolo, quería saber qué tanto decía su silencio, su imponencia, su firmeza. Si acaso él pensaba en lo que sucedió en el baño cuando me acorralo, o si seguía o no sospechando de mí. Y es que, desde que abandonamos la habitación hasta entonces, él no hizo ninguna otra pregunta.

¿Ya no dudaba de mí? Todavía podía recordar la manera en que secó las lágrimas cuando se lo confesé, no me miró más con esa cruda malicia. Era como si me creyera.

Experimento Corazón negro.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora