No es suficiente

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NO ES SUFICIENTE
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(Ternuritas preciosas, espero que les guste los pensamientos oscuros y confusos de este hombre)

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Siete.

Idiota...

Mis oídos captaron su aguda voz con un atisbo de ira retenida insultándome desde la cocina.

La curva de mis labios apenas se levantó en una mueca irritada, disminuyendo mis pasos hasta detenerme frente a la entrada de la ducha.

Me insultaba después de negarse a mí tras todas sus provocaciones, atreviéndose a tentarme en la escalera con la piel húmeda y deliciosa de su entrepierna y haciendo preguntas de lo que buscaba en ella. Seguía siendo ingenua si se creía que me olvidaría de esa última cuestión y si se pensaba que podría obtener de mí más de lo que ofrecí en esa habitación.

No obstante, no iba a negar que me lo merecía después de tomar de ese modo a 06 Negro en la cocina. No era un santo, sabía que cometer esas acciones la afectarían. Pero no me haría regresarme ni acorralarla como deseaba hacerlo, estamparle contra su deliciosa boca lo mucho que su existencia destruía mi cordura desde el primer momento en que la vi en ese maldito túnel.

Había resuelto sus dudas de por qué la mantenía viva y decidí darle lo que podría tener de mí en este subterráneo, pero se atrevió a tomar la decisión de apartarse. No era tonto, sabía por qué lo terminó, y era absurdo que lo hiciera solo por la culpa con la que cargaba cuando todo aquí se derrumbaba a nuestro alrededor.

Si no la detuvo cuando recalqué que no me interesaba su pasado y solo deseaba tomarla como mía, entonces no lo haría que regresara por ella aclarando más de sus dudas, porque entonces se apartaría otra vez con su absurda decisión.

Por lo tanto, me quedaría observando hasta dónde era capaz de llegar por ella misma tras creerse que podría luchar contra mi naturaleza y lo que la misma le provocaba.

No llegaría muy lejos con mis feromonas acumulando su efecto en su pequeño cuerpo, no podría contenerse más de lo que estaba conteniéndome por ella. La única manera en que lo haría era ocultándose de mi presencia y, aun así, estar oculta tanto tiempo de mí, haría que terminara sucediendo lo que una vez le advertí.

Terca y testaruda eran las palabras que más representaban a esa humana de tamaño común, curvas suficientes para llenarme el apetito y una hermosura física e íntima que desarmaba la rabia que me guardaba por los humanos con los que estuvo involucrada.

Si a la fuerza debía aprender que, aún con sus malditos errores cometidos sobre mi gente y este lugar haciéndose pedazos no podría apartarse de mí, entonces que lo hiciera. Había un límite en el efecto de mis feromonas, y no faltaba mucho para que la controlaran y se entregara a mí, solo así se daría cuenta de que estaba atada a mí, y yo atado a ella.

¿Cómo y por qué? Buscar una respuesta dejó de interesarme.

Maté a dos humanos con los que estuvo involucrada y no tenía problema con matar a quienes esclavizaron y destruyeron a los míos de este modo. Por lo tanto, tampoco tenía problema con matar a una humana más de los suyos.

Cuando apreté su pequeño y tembloroso cuerpo contra la rocosa pared de ese túnel y apreté su cuello estallando el arma contra la piel de su sien, fue como si encontrara lo que tanto buscaba para destruirlo con lentitud y divertirme con su dolor hasta sentirme satisfecho.

Experimento Corazón negro.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora