45

9.6K 524 428
                                    


Bariloche día 7

Nos levantamos todos a las 8 para la primera actividad del día, por lo que tenia entendido íbamos a ir a hacer un circuito pero no tenía mucha idea de que se trataba.

Nos cambiamos bastante rápido y bajamos a desayunar. Al llegar al bufete mis amigos fueron a buscar alguna mesa mientras yo me servía el desayuno.

Volví a la mesa con mi bandeja llena de cereales y la chocolatada.

—Bue forra no me trajiste nada—hablo Cata cuando me senté al lado de ella.

—No me pediste nada boluda—rodeé los ojos y empecé a comer.

Desayunamos todos en silencio, estábamos muy cansados por la noche anterior.

—Bueno chicos vamos yendo al micro—hablo uno de los coordinadores.
Medios dormidos asentimos y nos levantamos de las sillas para salir.

Con Agustín seguíamos sin hablar y lo entiendo, la posta es que la cague muy fuerte y tiene toda la razón del mundo al seguir enojado. Por mi parte no le volví a insistir, no porque no quisiera arreglar las cosas, si no porque mi cabeza era un quilombo y quizás la terminaba cagando peor.

—¿Podemos hablar?—la voz de Mateo llamó mi atención. Estaba parado al lado de mi asiento.

—Sentate—dije sacando mi mochila para que pudiera sentarse él.

—gracias—acomodó sus cosas en el piso—¿podemos hablar?—volvió a preguntar.

—¿de que?—me hice la desentendida.

—sabes perfectamente de que quiero hablar Mica—dijo rodeando los ojos.

—Bueno habla—conteste acomodándome en el asiento.

—¿que fue lo de anoche?—preguntó desviando la mirada.

—mmm un beso supongo—me estaba haciendo la boluda para evitar que me afecte.

—dale Mica estoy hablando enserio boluda—hablo un poco enojado.

—yo también Mateo, fue un beso nada más, los dos estábamos en pedo y no sabíamos lo que hacíamos—rodeé los ojos, no quería hablar del tema.

—yo si sabía lo que hacía—dijo en un susurro.

—¿que?—pregunte como si no hubiese escuchado.

—nada nada—contesto serio y se puso los auriculares.

Preferí ignorar el tema y me conecte los auriculares para distraerme un poco y que el viaje se me haga más rápido.

(...)

Recién llegábamos al hotel, estábamos todos hechos mierda. Habíamos tenido una larga caminata por las montañas y eso nos había dejado a todos de cama.

Una vez que cruzamos la puerta fui directo a la habitación, me pegue una ducha rápida y me acosté a dormir un rato si no a la noche no me iba a poder despertar para salir.

—¿y Agustín?—pregunte al ver que era el único que faltaba—¿y sus cosas?—no encontraba su valija.

—ni idea—respondió Cata dejándose caer en su cama.

—Se cambió de habitación—la voz de Mateo apareció en la puerta.

—¿que?—pregunte más confundida que antes.

Enséñame //Mateo Palacios//Trueno Where stories live. Discover now