57

8K 428 205
                                    


—Mateo devolveme el celular dale—dije cansada. Habíamos empezado a armar las valijas hacia dos horas y todavía no habíamos terminado porque Mateo no dejaba de joder. Yo guardaba las cosas y él las sacaba.

—veni a buscarlo—me sonrió mientras corría desde el placar hasta la cama.

—siempre lo mismo boludo—rodee los ojos.

Estábamos en su casa terminando de guardar todo para el viaje. Salíamos esta noche y ya mañana tenia el show así que teníamos que llegar temprano al hotel para acomodarnos bien y que tanto Mateo como Camilo pudieran descansar. El viaje era en combi por lo que eran siete horas viajando más o menos, así que saldríamos tipo 3 de la madrugada para llegar tipo 10am o 11am como mucho.

—si lo queres veni a buscarlo—volvió a insistir con una sonrisa mientras corría por su habitación solo, ya que yo en ningún momento me acerqué para sacarle el celular.

—Bue quédatelo—levante los hombros y seguí metiendo algunas remeras de Mateo en la valija. Nos íbamos a quedar una semana en Córdoba, si bien el solo tenía un show decidimos quedarnos seis días más para disfrutar y conocer un poco más, ya que yo nunca había ido y Mateo solo fue por dos shows pero no tuvo tiempo de recorrer la provincia.

Mi valija ya la había armado el día anterior. Si, ni bien me dijeron que iba a viajar con él subí corriendo a mi habitación para prepararme todo.

—daaa sos re aburrida, antes cuando te sacaba el celular me corrías para que te lo devuelva—dijo haciendo puchero y sentándose en la cama viendo como doblaba sus remeras.

—Si, y me hacías meterte la mano en la pija Mateo—reí recordando esa vez en mi casa que le metí la mano y resultó que el hijo de puta se lo había guardado en el bolsillo.

—Vos la metías porque querías, yo nunca te obligue—sonrió y después cambió la cara frunciendo el ceño—¿ese día vos ya estabas enamorada de mi? ¿O todavía no sentías nada?—pregunto un poco nervioso.

—Si Mateo, yo estoy enamorada de vos desde que te conocí aprox—dije riendo. Ahora que estoy con él no me pone mal recordar todo lo que sufrí.

—perdón—dijo cabizbajo. Se estaba sintiendo culpable.

—No Matu no seas bobo—me paré del piso y fui hasta la cama—vos no sabías nada amor—dije con mis manos sujetando sus mejillas.

—Ya se pero...—tragó saliva—haciendo esas cosas te lastimaba y lo peor es que no me daba cuenta—dijo mirándome con sus ojitos tristes. Odiaba que se sienta así, él no tenía la culpa de que yo me haya enamorado de mi mejor amigo, y mucho menos de no sentir lo mismo, son cosas que pasan.

—Enano no pienses en eso, ya pasó—sonreí para tranquilizarlo—míranos ahora, estamos re bien y felices—dije y le di un tierno beso.

—Te amo tanto tanto Chanchi—dijo en mis labios.

—y yo te amo mucho más Enano—sonreí y le volví a dar un beso.—bueno dale tenemos que terminar con esto—dije parándome de la cama y volviendo a sentarme en el piso donde estaba toda la ropa de Mateo tirada.

—¿te ayudo?—pregunto sentándose al lado mío.

—y es tu ropa nene así que estaría bueno que me ayudes—dije y enseguida me sonrío.

—Tenes razón gorda—dijo agarrando siete pilusos diferentes y metiéndolos en la valija.
Llevaba uno para cada día porque ojo, no vaya a ser que Mateo Palacios a.k.a Trueno repita el mismo piluso.

—¿gorda? ¿Cuantos apodos más me vas a poner?—dije sonriendo. Nunca me había llamado así pero tenía que admitir que me encantaba.

—todos los que se me ocurran—dijo dándome un pico—además, cualquier apodo te queda bien—me sonrío haciendo que me derrita de amor.

Enséñame //Mateo Palacios//Trueno Donde viven las historias. Descúbrelo ahora