47

9.3K 490 504
                                    


Acabábamos de terminar de guardar las cosas en la valija y ya estábamos todos sentados en la recepción esperando para irnos al aeropuerto.
Sentía una nostalgia impresionante, no podía creer que se había acabado el viaje de egresados, que después de tanta espera se haya pasado volando.

—Chicos vayan subiéndose a los micros—hablo uno de los coordinadores.

Asentimos y nos paramos todos para salir del hotel. En la puerta había dos micros esperándonos ya que en uno solo no entrábamos. Me subí al mismo que se subieron mis amigos y me senté en el fondo de todo junto a Jazmín.

—ayy no me quiero ir—hablo mi amiga con los ojos aguados.

—yo tampoco boluda, no puedo creerlo todavía—la abrace.

Una vez que ya estuvimos todos acomodados en nuestros lugares el micro arrancó. Yo conecte mis auriculares y me puse mi playlist especial para los viajes, casi todas eran canciones tristes o relajantes. Y así se me pasó rapidísimo el trayecto hasta el aeropuerto, que de igual forma era bastante cerca.

Una vez que llegamos dejamos nuestras valijas para que las suban al avión y nosotros nos sentamos todos en el piso a esperar que se hiciera la hora, faltaba una hora para nuestro vuelo.

—¿estás cansada?—pregunto Mateo sentándose al lado mío.

—Si bastante—le sonreí—¿vos?

—Si también—dijo y se sacó la campera.—toma—me estiro el brazo para que agarrara su abrigo.

—¿para?—pregunte con el ceño fruncido.

—úsala de almohada para dormir un ratito—dijo e hizo un bollo la campera y la apoyo sobre sus piernas—acostate—me indicó con una sonrisa.

—gracias—le sonreí y apoye mi cabeza sobre sus piernas.

No se en que momento me dormí pero me desperté por los gritos de los coordinadores avisándonos que ya era la hora.
Me levante con cuidado de las piernas de Mateo y cuando lo miré vi que estaba profundamente dormido con la cabeza apoyada contra la pared y sus manos en mi pelo.

—Matu—lo moví un poco—Mateo

—mmm ¿que pasa?—pregunto sin abrir los ojos.

—Hay que subir al avión—respondí parándome.

—¿ya?—preguntó sorprendido y asentí. Rápidamente se paró.

—¿que onda ustedes dos?—apareció la voz de Pedro por atrás nuestro.

—¿que onda con que?—pregunto Mateo de mal humor.

—¿ya se arreglaron?—volvió a preguntar el mayor.

—No—respondimos los dos a la vez y el Palacios se rio.

—Si como digan—se burló y se fue hacia donde estaban los coordinadores para ayudar con lo que faltaba.

Una vez que nos dieron el permiso empezamos a subir todos al avión. Cuando fue mi turno fui directo a un asiento con ventanilla ya que era lo único que me distraía hasta llegar.

—¿está ocupado?—preguntó el morocho señalando el asiento de al lado.

—Bue que te haces el formal—me reí—sentate si queres.

—y bueno no se como hablarte—dijo mirándome.

—entonces no me hables—solté sin pensar, Dios soy una forra ¿por que le dije eso?—eh perdón—hablé arrepentida.

—Está bien Mica—respondió cortante y se dio la vuelta para mirar hacia el otro lado.

Yo no le respondí más nada y saqué mi celular para sacarme alguna foto para la historia.

Enséñame //Mateo Palacios//Trueno Donde viven las historias. Descúbrelo ahora