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-Espero que valga todo el dinero que estoy pagando, G Dragon... - dijo Solar observando el revólver S&W calibre 38 que sostenía en su mano- No quiero errores...

-¿Me hablas de errores a mi? -Respondió el chico de cabellera verde y perforaciones- Tanto mis chicos como mi mercancía son de lo mejor, pondré a mis mejores hombres a tu disposición, no tendrás de qué preocuparte.

-Perfecto, la seguridad de Wooyoung es buena, no cualquiera podrá contra ella- comentó la pelinegra.

-¿Puedo preguntar por qué haces esto? Los Jung son poderosos, si voy a meter las manos al fuego por ti, al menos debo saber- comentó el chico.

-Wooyoung cometió un error... Me debe algo, le voy a cobrar, eso es todo lo que debes saber- respondió Solar.

-Interesante...

-Aquí está la mitad- siguió la pelinegra, abriendo el bulto que traía consigo, sacando un sobre el cual contenía varios fajos de billetes- te daré el resto cuando todo haya terminado.

-Un placer hacer negocios contigo, preciosa- dijo G Dragon observando el contenido del sobre con una expresión satisfecha.

Solar no dijo nada, guardó el revólver y salió de aquella bodega, que a la vista de todos no era más que un almacén abandonado en los barrios bajos, pero en realidad era un nido de sicarios y traficantes.

Aunque no cualquiera, sólo la clientela con suficiente dinero sabía de aquellos lugares. Por supuesto, el dinero no era problema para la pelinegra.

Caminó apresurada por los callejones hasta llegar a la calle principal, no le gustaba visitar aquellos sitios, ni mucho menos tener que vestir jeans y sudadera, pero valdría la pena.

Subió a un taxi, le dijo la dirección al conductor y tomó su móvil.

Lo encendió y entró a Instagram, buscó entre las publicaciones que había guardado y al instante en su cara apareció una mueca de asco y enfado.

Eran unas fotografías que había compartido Wooyoung.

Había hecho una fiesta en su casa para San.

-Rían mientras puedan imbéciles... la felicidad no les va a durar mucho, yo me encargaré de ello...

-¿Disculpe señorita? -habló el señor que conducía el taxi, mirándola extrañado a través del espejo retrovisor.

-Nada -respondió ella un tanto brusca- sólo conduzca.

Volvió la vista a su móvil nuevamente, observando las fotos, una y otra vez.

Sentía rabia. ¿Por qué se veían tan felices? Era ella quien debería de estar allí al lado de Wooyoung, no ese imbécil de San.

Ella lo tenía todo, dinero, belleza, gracia... Ella era mejor.

¿Por qué Wooyoung no podía ver eso? ¿Tan difícil era? ¡Por supuesto que no!

Pero ella le haría entender, una vez San no esté, todo volverá a como era antes.

Simple... Fácil.

Borrará al pelinegro del mapa, cuando el no esté, Wooyoung podrá verla a ella, como debió de haber sido desde un principio.



-Muchas gracias por su ayuda -dijo San de forma sonriente.

-Es mi trabajo joven, no tiene por qué agradecer- respondió la señora. San negó ante sus palabras.

-Es su trabajo pero ésta vez fue más del debido- comentó San- de nuevo, muchas gracias.

Toxic [WooSan] CORRIGIENDO Kde žijí příběhy. Začni objevovat