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-¿Quién había dicho que teníamos que hacer una audición para lograr entrar a nuestro club?

Quinto y último día de la semana escolar. Al fin un viernes del cual podría disfrutar en dormir al llegar a casa.

Sin embargo aún no llegaba el final del día. Antes de eso tenía que enfrentarme a una gran audición para adquirir mi puesto en el club.

Al despertar me di un baño, (cosa que no hacía en las mañanas, debido a que me gustaba dormir sintiendo el frescor que te deja una ducha y así su cabello secara de mejor forma.
Con una alarma puesta en mi celular tuve los ánimos para levantarme temprano.

Salí descalzo de la ducha, para pasar mi ante brazo por el espejo empañado y mirar mi reflejo.

-¿Qué puedo hacer para mejorarme?.

Susurré esperando que nadie me escuchara. Así mismo levanté mis cabellos que cubrían mi frente quedándome un poco asqueado debido a no estar acostumbrado a mirar mi frente llena de imperfecciones, como lo eran las espinillas.
Por ello recordé mi mayor causa a aquel ridículo peinado.

Pensé en robar algo de maquillaje a mi madre, ya que he visto a algunos chicos que se dan un tiempo en arreglarse de esa manera y les queda bellísimo.

Me vestí con mi uniforme y saliendo del sanitario me adentré a la habitación de mis padres. (ambos estaban en la planta baja desayunando juntos como siempre lo han hecho desde que comenzaron a vivir unidos a matrimonio).
Encontré el maquillaje de mi madre y tomé lo que pude, sin saber que era qué.

De nuevo volví al sanitario y tomando aquel polvo rosado lo coloque en mis mejillas. Así mismo encontré una especie de crema de color piel.

-¿De qué sirve esto?.

Susurré colocando sobre mis defectos dermatológicos y lo cubría muy bien, por lo cual me sorprendí y decidí colocarme en toda la cara. Repitiendo el paso de marcar mis mejillas.
Así mismo viendo alo que le llaman paleta opté por los colores más oscuros y colocarlos sobre mi párpado.

-Bien... Llegó el momento.

Me miré al espejo dándome cuenta que era horrible todo. Mi rostro se veía más grasoso de lo normal. Mire la botella dándome cuenta que le había reducido un buen del líquido.

Decidí dejar todo en su lugar y lavar mi rostro. Lo peor de todo es que no se quitaba con nada, utilicé la toalla pero esta al ser de un color blanco quedó totalmente manchada del color de aquel líquido.
No había otra opción. Ir simple como siempre.

Con una mueca bajé a la planta baja donde mis padres se encontraban. Mi padre ya se marchaba de casa con maletín en mano despidiéndose muy enamorado de mi madre. Por lo que yo solo serví un poco de zumo de arándano y lo llevé a la mesa.

-Te despertaste temprano, hice sopa de papa, espinacas sazonadas, tofu y huevo horneado.

Mencionaba colocando cada platillo frente a mí por lo que yo sonreí agradecido e imaginarme el sabor para degustar mejor.

-Las espinacas solas son un asco, pero como tu las preparas son lo mejor.

-Come bien, por favor.-Mencionó mi madre con una sonrisa, dirigiéndose a su habitación susurrando que iría al mercado a hacer las compras.

Antes de iniciar con la comida decidí dar un sorbo de mi bebida con antioxidantes.

-¡TaeSun! ¿Tomaste mi maquillaje?.-Gritó mi madre azotando la puerta de mi hermano y este solo gritó enojado negándose. De seguro contesto de esa manera porque estaba vistiendose o algo similar.

Mirándote Desde Lejos (2MIN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora