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Caminando me encontraba para dirigirme a casa, colocaba las correas de mi mochila en mis hombros, iba relajado y totalmente tranquilo, en plena serenidad.

Soltaba suspiro tras suspiro, pues me sentía totalmente lleno, a pesar de que compartimos la comida. Sentí como si todo aquel plato me lo comiera yo solo.

Pero, mi camino se detuvo al ver a aquel chico que tanto me encantaba observar, mirar desde lejos. Tenía un rostro de decepción mientras miraba su bicicleta. Al parecer tenía una llanta sin aire.

-¡Hey tu!.

Sonreí en el momento que me habló y asentí acercándome hacia él, contento de que me hablara para alguna cosa, tal vez y yo podría servirle de ayuda. Pero... Él es perfecto, acaso, ¿no sabe arreglar una rueda?.
Aquel pensamiento que llegó de manera importuna, realizó que diera dos pasos hacia atrás, antes de llegar con él.

-Un momento... Si tu eres el señorito todo perfecto, ¿cómo es que no sabes arreglar una llanta de bicicleta sin aire?.

-¿Quién dice que soy el señorito todo perfecto? ¿Eh?.-Le llamaría arrogante, por tratar de ocultar lo que verdaderamente es.

-El mundo entero.-Respondí como si fuera lo más obvio.-Sabes...recuerdas aquella vez que tu y mi sucio hermano se rieron de mí. Ahora que me necesitas me gustaría reírme de ti.

Dije como justicia de mi propia parte, sintiéndome totalmente orgulloso de poder decir aquellas palabras, por lo que creía que me merecía aplausos. Sin embargo, no fue así. Aquel chico mostró rostro de confusión por unos momentos y después hablar.

-¿Ah?, ¡ah, ya veo! Tu eres el chico nieto de la señora Lee ¿cierto?. ¡Claro! Reconocería ese peinado en cualquier sitio.

¿Mi peinado? ¿Tan mal está?, ¡ahh! ¡Cómo odio a este sujeto!.

-Que bueno que lo recuerdas, no te ayudaré.

-Pues no te pedí tu ayuda.

¿Cómo podía ser posible que dijera de forma simple aquellas palabras?, de verdad me dejó totalmente perplejo, e indignado, por lo que crucé mis brazos.

-¿Entonces para qué me hablabas?.

MinHo comenzó a reír mostrando sus blancos y cuadrada dentadura perfecta, que provocaba envidia por no tener una como la de él.
Pero no debía de fijarme en lo guapo que se veía sonriendo. ¡No!, porque todo lo que hace son trucos para engañarme y provocar que caiga más enamorado de él.

-Descuida, a pesar de todo creo que no te interesa, tu mismo lo dijiste. No me ayudarás.-Habló colocándose a un lado del manubrio izquierdo de su bicicleta y comenzar a caminar con ella. De manera lenta.

Bien hecho TaeMin, tu enamorado comienza a irse sin ti, creo que de nuevo lo he estropeado y a decir verdad no quería perderlo de vista. Por lo que comencé a caminar detrás de él, hasta llegar al manubrio derecho y ayudarle a llevarla.

Él solo me miró, pero no duró mucho, fueron como tres segundos, pero para mí aquello se podría convertir hasta en una hora, debido a lo bello que era. Y a pesar de que me mirara de forma seria, para mí era adorable.

-¿Terminaste el trabajo de tu abuela?.-No sabía que aquel sujeto fuera quien rompió el hielo. Lo cual provocaba que mis enojos y pensamientos negativos de él se esfumaron.

-No he podido.-Dije nervioso.

En el momento que MinHo soltó aire de su boca para tratar de decir una palabra fue interrumpido por una colina que se nos atravesaba, debíamos de subirlo con una bicicleta que casi no andaba.

Con un gesto de cabeza, le di la señal de que le ayudaría a subirla. Él solo asintió y juntos comenzamos a hacer fuerza para no dejarla caer. Se podría decir que el primer trabajo en equipo que hacíamos.

Al llegar a la colina yo me sentía totalmente cansado que decidí detenerme a respirar profundamente el aire que hacía feliz a mis pulmones, al ser llenados por oxígeno que la madre naturaleza, nos brindaba de manera gratuita.

MinHo parecía estar de lo más normal, sin embargo esté sacó de su mochila una botella de agua mientras el sillín se recargaba en su pierna. Y beber de la botella, era como ver un comercial frente a mis ojos, lo veía en completa cámara lenta respecto a la manera en que se veía por su garganta como tragaba el líquido acuoso sin color.

-Lee.-Mencionó mi apellido dando media vuelta para entregarme aquella botella de plástico color azul. Yo quedé completamente paralizado de que él me ofreciera de su propia agua. Debido a mi estupidez y nerviosismo di un paso queriendo tomar aquel envase con agua purificada en su contenido, sin embargo la bicicleta perdió el equilibro cayéndose a su lado derecho justamente en donde yo estaba.

No fue un golpe fuerte pero si sentí como el manubrio caía en mi pierna, provocando que incluso yo mismo cayera. Y que aquella botella de agua se derramara por el suelo.

Solo expresé un gesto de dolor mientras tocaba mi pierna.

-¿Estás bien?.-Dijo de manera preocupada acercándose a mí y retirar aquel manubrio que estorbaba en mi pierna.

No pude articular ninguna palabra, ya que estaba asombrado ante su desasosiego. Se colocó muy cerca mío y colocó uno de mis brazos en su cuello para que me apoyará en él mientras me ayudaba a levantarme.

Sin embargo al hacerlo expresé otro gesto de dolor y miré a mi otra pierna, donde un raspón en la rodilla con un poco de sangre se encontraba. Rompiéndose un poco aquella parte dle uniforme.

-¿Puedes caminar?.

De nuevo se preocupaba por mí, quería sonreír pero el dolor que tenía en mi pierna no me lo permitía, por lo que solo giré mi cabeza encontrando su perfil derecho, a tan solo poca distancia de mi rostro. Era como estar viviendo en un sueño, del cual no quería despertar.

Sin soltarme de él traté de dar un paso y sentí dolor por lo que solo me aferré más de su agarre y me negué.

-No puedo, me du...duele.

-Hemos llegado a mi edificio. Podrías esperarme aquí en lo que dejó la bicicleta y después vendré por ti para curar tu herida.

-¿Eh?.-Me sorprendí al ver que habíamos llegado al departamento de mi abuela. Sin embargo debí de haber estado muy embobado mirándolo que no me di cuenta en el momento en que habíamos llegado a este sitio.

Asentí a sus palabras con movimiento de cabeza y con la piernas adolorida cojiando un poco, logré recargarme en un poste de luz mientras miraba como MinHo cumplía con su palabra, yo solo debía de confiar en él y esperar algunos minutos a pesar de que se tardara un poco.

-¿Entramos con tu abuela?.-Preguntó en cuanto llegó, pero ahora tenía en su mano un mini bolso transparente con una cruz roja en medio como decoración.

Quería negarme, pero no lo logré expresar alguna palabra, por lo que de nuevo se acercó hacia a mí para ayudarle a caminar y juntos introducirnos al edificio, donde tomamos el elevador y este señaló el piso quinto.

-Gracias.-Solté en un suspiro.

MinHo miró mi rostro y negó llevando su típica sonrisa en el rostro. Lo cual me hacía quererme derretir como gelatina olvidada en el exterior.

Llegamos al piso que queríamos y justamente nos adentramos a la puerta de la abuela donde pedimos permiso para entrar y ella nos lo permitió. Seguramente lo hizo solo porque vio que MinHo venía conmigo.

-¿Qué ocurrió?.-Preguntó mi abuela al ver que estaba sentado con él uniforme de esa manera.

-Quítate el uniforme.

Tanto como yo y la abuela nos quedamos sorprendidos a lo que dijo, sin embargo yo me negaba millones de veces por lo que dijo.

Mirándote Desde Lejos (2MIN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora