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MinHo colocó su mano en mi barbilla queriendo ayudarme a levantar el ánimo, pero me negué y rechacé su acción.

-No te importa.

-Eso me dice que si tienes problemas en casa. Descuida, puedes ir a descansar y a relajarte. Yo me quedaré contigo si lo deseas.

-¡No!, ¡no quiero que estés junto a mí!.-Aquello sí que le sorprendió porque se quedó estático viendo como yo caminaba al fondo del pasillo queriendo alejarme de su existencia.

No desaparecí del todo en aquella escena, sino que alguien me había sostenido de mi mano. Levanté mi mirada viéndolo a él.

-Te ves realmente afligido. Dime que es lo que ocurre, es mi deber como el director de esta obra que todos estén bien.

-Mis padres salieron de la ciudad y mi hermano me corrió de la casa. Así que ahora viviré en el departamento con mi abuela.

-¡Que bien, seremos vecinos!. Podrás visitarme cuando gustes.

En otro momento, hubiera sonreído de alegría al escuchar aquellas palabras, sin embargo no lo hice.
¿Cómo le visitaría si él tiene familia?. No sería correcto interrumpir su vida cotidiana.

-TaeMin, tu siempre sonríes cuando estás junto a mí. Ahora, solo estás en silencio y sin mascullar una sola palabra. ¿Seguro que todo está bien?.

Mi silencio aún estaba presente. No sabía si debía de confesarle mi verdadero temor o no.

Al parecer él, mentía y no le importaba mucho. Soltó de su agarre de mi mano y me miró con un gesto serio.
Yo solo solté un suspiro y le dí la espalda. Escuché unos pasos. Pero no quería que él se alejara. Así que me llené de valentía y hablé.

-Eres tú.

Los pasos habían dejado de sonar. MinHo se había detenido para escucharme.

-Tú eres la razón por la cual me siento así.

Los pasos se volvieron a escuchar, pero ahora se acercaban a mí. Colocándose unos pies frente a mi cuerpo. MinHo colocó su puño debajo de mi barbilla, y colocó su dedo pulgar sobre esta.
Con el fin de levantarme la mirada para que yo le mirara a él.

-¿Por qué yo?.

-Porque.-Al tenerlo frente a frente, mi corazón había vuelto a palpitar velozmente, mis nervios estaban al tanto y sobretodo mi rojo carmesí de mis mejillas saliendo a flote.-No me habías dicho que tenías una familia.

-¿Una familia?. Tú ya sabías eso, conociste a mi madre.

-No me refiero a ese tipo de familia, sino a la familia que la conformas tú, tu esposa e incluso tu hija.

-¿Qué dices?.

-¡MinHo!, yo escuché claramente como una niña te decía "Papá", también los vi muy felices. Y aquella mujer me dijo que tu madre había salido con su hijo y que tu madre es su suegra.-Aquel sujeto al escucharme, retiró su mano de donde la tenía para echarse a carcajadas.

Aquello no me había parecido para nada bien, que me molesté realmente. Mostrándole con un bufido y mi rostro airado, como el de un toro al querer atacar.

-TaeMin, ella es mi cuñada.-Dijo entre risas limpiando sus lágrimas que se presentaron debido a tanto reír.

-¿Y cómo explicas que ella tenía una sortija. Y tu ahora mismo llevas una?.

-Tal vez, porque ella es la esposa de mi hermano y yo simplemente llevo una sortija, porque todos mis amigos tienen una. ¿Acaso no conoces los anillos de la amistad?.

-Pero, ¿por qué esa niña te llamó "papá"? Y esa mujer dijo que tu madre salió con su hijo.

-Con que tu fuiste quien entregó los duraznos. Muy buenos por cierto.

-¡Ah! ¡MinHo! !Contesta lo que te pregunto!-Comenzaba a gritar mientras hacía un puchero mirándole. Así mismo mi frustración ya estaba, por lo que comenzaba a golpear levemente su pecho. Sintiendo lo verdaderamente duro de lo que se ejercitaba.

-Está bien, está bien. Ella es la esposa de mi hermano, se enteró de que estaba embarazada justo el día en que mi hermano se había enlistado al servicio militar. Así que la pobre JinNi nació sin la compañía de su padre. Mi hermano acababa de salir, apenas ayer. Por lo que la niña al no reconocer a su padre se confundió y creyó que yo era su padre. Debido a que yo había sido cariñoso con ella.-Al escuchar sus palabras una sonrisa comenzaba a formarse en mis labios.-Si hubieras preguntado por mí el día en que mi madre se fue con mi hermano a comprar la cena. Yo hubiera salido a verte.

Con ello finalizó y se cruzó de brazos para después mirarme con una ceja levantada.

-¿Ya son todas tus preguntas?.

-Por ahora sí.

-Yo tengo una pregunta para ti. ¿Por qué te mostraste sentimental en el momento que pensaste que yo tenía esposa e hija?.

-Ah... Tu dijiste que tenemos que ir a ensayar ¿no?. Y estamos perdiendo el tiempo.-Reía nervioso, ya que de verdad no iba a responder aquella pregunta, así que solo me di vuelta y di dos pasos.

Una mano se colocó en mi brazo y me jaló atrayendome a este. Por lo que me puse nervioso y de nuevo sentí el volar de las mariposas dentro de mi estómago.

-No estamos perdiendo el tiempo. Estoy hablando contigo. Y tu no robas para nada de mi tiempo, estaré para ti disponible, siempre que quieras buscarme.

De nuevo mis mejillas. Dios mío este hombre quiere matarme.

Mis ojos querían desviar la mirada a su rostros, sin embargo, él me sonreía de manera coqueta. Sin soltar mi brazo.
Sin pensarlo, había dado algunos pasos hacia él, para estar más cerca. Uno con el otro.

-Es que yo...

-Tu...-Levantaba una ceja mirándome aun con su sonrisa encanto dará y terriblemente sexy.

-Me importas mucho.

-¿Ah si?. Tu también me importas.-No había cambiado para nada su expresión, seguía provocandome con la mirada.

-¿De verdad?.-Pregunté con un brillo en los ojos mirándole con una sonrisa a su rostro.

-Sí.-Aquel simple monosílaba me había hecho sentir que caía en una nube color blush pink que conducía al paraíso. Aquel paraíso llamado amor. Donde afrodita y su hijo cupido gobernaban aquel reino. Así mismo la imagen del paraíso era con MinHo que corría hacia mí para abrazarme y besarle.

-Te lo dije en un principio. Me importan mucho las personas con las cuales trabajo.

Al escuchar lo que dijo. Aquella nube rosada  se había convertido en un globo con un orificio apuntó de salir volando a toda dirección, para hacerme caer a la realidad y colocar los pies sobre la tierra.

-¡Cierto!, volvamos al trabajo.-Dije de manera animada, caminando de vuelta a donde debíamos de ensayar, aprovechando de que él aún me sostenía del brazo.

-¡Espera!.-Antes de llegar a la puerta me detuvo.-Como ahora serás mi vecino. Deberíamos irnos juntos.

Mirándote Desde Lejos (2MIN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora