24

89 15 0
                                    

A pesar de que ya habíamos llegado al edificio donde nos hospedamos. Habíamos ido al ascensor corriendo como si aquella señora nos siguiera.

Sin embargo al estar dentro ambos soltamos una carcajada por tremenendo susto que nos habíamos llevado.

-Fue divertido. Aunque eres bastante distraído.-Mencionó en cuanto las puertas del elevador se abrieron y juntos salimos de ahí, dirigiendonos al pasillo que nos llevaba a nuestros departamentos. Debido a que el de mi abuela se localizaba frente al de este, era obligado a seguirle.

Yo solo había hecho un puchero en el momento que escuché la manera en la que me había llamado. Pero debía aceptar que él estaba en lo correcto.

-lo siento, ya no lo seré más.

-No te creo.-Soltó un suspiro y sonriendome acercó su mano a uno de mis cabellos.-Me gusta. Te queda bien ese corte y sin tus gafas tus ojos se pueden ver mejor. Son lindos.

Con aquella misma sonrisa abrió la puerta de su casa, adentrándose a esta.

Yo al sentir su tacto y escuchar sus palabras. Di unos cuantos brincos de emoción para gritar una vez que estuviera en el departamento de mi abuela.

Ella solo me pidió que guardará silencio, porque no le permitía oír su programa televisivo.

-TaeMin, tu habitación ya está limpia. Me pasé todo el día limpiando lo que antes era la recámara de tu padre. Te quedarás ahí.

-Pero ¿qué pasará con la ventana?.

-No puedes vivir toda tu vida espiando a los vecinos. Eso es perturbador. Ahora guarda silencio que estoy sorda y tu haces mucho ruido.

Reí al escucharla y contento me dirigí a donde me había dicho.
Era realmente sorprendente ver la diferencia. De seguro le costó mucho limpiarla, ya que no había nada de polvo a comparación como antes estaba.

Así que abrí algunos de los cajones del ropero de mi padre observando que estaban vacíos, así que comencé a colocar mis prendas en ellos.
Pero como toda cosa vieja, había algún detalle. Y este no era la decepción. Uno de los cajones se atoraba un poco.
Por lo que me decidí en sacarlo por completo, logrando ver la razón por la cual se atoraba. Y es que una fotografía estaba obstruyendo el desliz.

La desdoblé quedando totalmente atónito al ver la fotografía. Era mi padre cuando era joven y no estaba solo, sino que un chico le acompañaba. Tal vez parecía algo común, sin embargo aquellos dos se tomaban de las manos y sus cabezas estaban muy unidas, así mismo que tenían unas enormes sonrisas.

De nuevo había pegado un grito corriendo a donde mi abuela se encontraba.

-¿Quién es él?.

-Tu padre.-Respondió tomando el control remoto y subir el volumen ante su programa.

-¡no!, me refiero al chico que está con él, ¿por qué se toman de las manos?.-Rápido me senté a su lado esperando una respuesta, mientras mostraba aquella fotografía demasiado intrigado.

Mi abuela me ignoró unos treinta segundos y después apagó el televisor para mirarme sería por haber interrumpido su programa. Ella tomó la fotografía y colocándose sus gafas para poder ver de cerca respondió.

-¡Ah!, ese chico era el novio de tu padre, cuando este estudiaba en la secundaria.

-¡¿Novio?!. ¿Por qué papá no me dijo nada?.

-No seas tonto, como va a decir algo como eso, cuando ya tiene familia y una esposa.

-Pero...-Mi abuela sonrió al ver la fotografía y después me la entregó, volviendo a hablar.

-Era un compañero de su clase, tu padre estaba en el equipo de ajedrez y aquel sujeto jugaba con él. Ambos eran buenos que terminaron enamorándose, pero en el momento que se graduaron, cada quien estudió por su lado y a pesar de que se seguían viendo. Tu padre conoció a tu madre. Ella lo comenzó a seducir y tu padre jamás le confesó que no tenía interés. Pero al parecer tu madre ganó. Ahora no sé qué ha sido de la vida de aquel hombre, ya no supe nada de él.

-¡Es por eso que odias a mi madre!.-Ella al escucharme soltó una pequeña carcajada y negó.

-debo confesar que sí, un poco.-Soltó un suspiro y sonrió mirándome.-Supongo que tu tienes esos gustos porque tu padre jamás te dijo que tenías que ir con chicas. Lo conozco y se que a él no le importa eso. A la que le importa es a tu madre.

Comenzaba a entender, ella tenía razón. Mi padre jamás me inculcó los estereotipos de niños ni de niñas. Él permitía que jugará con las niñas a su manera, así mismo tengo un breve recuerdo de mi niñez.

Constaba en que mi padre y yo veíamos televisión, uno de los sujetos que anunciaba un jabón facial era muy famoso entre las mujeres (y mi madre era parte de su club de fanáticas).
Recuerdo que ella había soltado un gritó "Es tan guapo, tengo que comprar ese jabón facial".
Yo miré al sujeto y respondí en voz baja "Si es guapo".
Mi padre me había escuchado ya que frotó mis cabellos y me había sonreído.
Mientras que mi hermano sólo hacía gestos de asco.

-Tal vez en ese momento, tu padre supo que eras diferente. Y por eso dejó que lo fueras.

Sonreí al escuchar aquella historia. Gracias a eso, sabía que mi padre me aceptaría y no se comportará como mi hermano.

Mi abuela mencionó que no haría de comer, debido a que le daba pereza. Así que me invitó a un restaurante  donde la dueña era una de sus amigas. Yo asentí cambiando mis ropas para ponerme algo cómodo.

Al caminar por el vecindario yo le había contado mi experiencia con MinHo en el día. Sin perder ningún detalle. Ella se emocionaba junto a mí o me decía una que otra broma.

Al llegar a aquel sitio, sonreí viendo que aquel restaurante se encontraba en un mercado. Era humilde y nada costoso.

A pesar de que aún no estuviera tanto tiempo con mi abuela. Me había acostumbrado y de verdad me la pasaba bien. Mejor que en mi casa, ya que no tenía que andar soportando a mi hermano. Aunque después de escuchar la verdadera historia de mi padre, quería que él me contará más. Pero sabía que estaba en su viaje de negocios, así que no respondería mi llamada telefónica y tendría que esperar a más tiempo a que ellos vinieran y poder hablar con él. Así mismo planeaba confesarme.

Mirándote Desde Lejos (2MIN)Where stories live. Discover now