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Despertar.
Estaba acostumbrado a despertar con una rayo de luz entrometerse por mi ventana.
Pero ahora había despertado debido a el sonido de sartenes, cucharas meneando, burbujas que provocaba de los líquidos al querer evaporar. E incluso el sonido del salero estaba presente.

Abrí mis ojos viendo a mi abuela cocinar muy entretenida.

Solté un suspiro recordando la razón por la cual estaba ahí.

De seguro aquel sitio sería mi nuevo hogar. El único punto malo es que MinHo vive en frente, y tendría que verlo a través de la ventana.

-Buen día, MinHo se va de aquí como a las Siete en punto. Si quieres irte con él, más vale que te vayas arreglando.

No me había dado cuenta en la hora. Pero ella tenía razón, así que rápido me dirigí a darme una ducha.

Sin embargo al sentir el agua caer por mi cuerpo me hizo recordar a las lágrimas que dejé caer de mis párpados en la noche.

Al salir de la ducha, no había sido el mismo. Sino que había salido apagado, de manera triste y quebrantado interiormente.

Me había vuelto inhábil en comer. No quería hacerlo, sin embargo, mi abuela me lo había ordenado. Así que no tuve otra opción.

-¡MinHo ya va a salir!, deberías ir con él.

-No abuela, dejaré que él camine primero.

Solté un suspiro para seguir comiendo, de manera lenta. Totalmente estaba decaído. De tal manera que había olvidado mis gafas en el sanitario.

Siempre las dejaba en el lavabo mientras me duchaba y a pesar de que se empañara el vidrio los tomaba para limpiarlos y después colocarlos.
Pero ahora los había olvidado por completo.

-¡Ánimo!, tal vez él no podría ser tú novio, pero con ese nuevo look que tienes, de seguro le gustarás a alguien más.

Después de comer tomé mis cosas y caminé hacia la puerta girando la perilla.

-¡Ya me voy!.-Grité mientras salía.

Al dar unos cuantos pasos y salir de aquel edificio me percaté de que MinHo iba en su bicicleta. Debido a que pasó a mi lado, parecía que tenía prisa, pues no se detuvo.

Por lo cual, yo sólo solté un bufido. Sin embargo sentí que paró su biblioteca antes de llegar a un semáforo. Dio vuelta para observarme por lo que con una seña de mano, me indicaba que corriera para irme con él.

Al principio no entendí pero después el semáforo cambió de color permitiendo el pase. Sin embargo él había preferido darse vuelta y dirigirse a mi lado.

-Sube, se nos hace tarde.

-Iré caminando, gracias.

-¿Seguro?, faltan diez minutos y la escuela la tenemos como a quince minutos.

Al escucharlo, por poco se me salían los ojos, así que me subí a los diablos de su bicicleta. Aquellos que tenía en su rueda trasera, sosteniendome de sus hombros.

Al parecer tenía un buen muslo, ya que pedaleaba velozmente.

-¿Por qué... Vas tarde?.

-Una palabra, niños.-Supuse que había sido su hija haciendo de las suyas.-Dejó derramar su zumo a mí mochila, así que tuve que quitar todo rápido y cambiarla a una. Lo difícil fue encontrar la apropiada.

Efectivamente, eso me indicaba que la niña había sido culpable. Sin embargo no le había hecho molestar. Supuse que se verdad la amaba para que no se pusiera de mal humor.

Mirándote Desde Lejos (2MIN)Where stories live. Discover now