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Agradecía tanto a los cielos que mi abuela aun conservaba algunas prendas de ropa viejas que le pertenecían a mi padre ya que gracias a estas logré usar un short que llegaba hasta las rodillas, de un color beige. Ya que gracias a este mi herida pudo ser curada.

En el momento que dejé ver como estaba una pierna completamente roja y la otra con sangre en un raspón enorme en la rodilla, mi abuela de forma rápida se acercó a tratar de desinfectar aquella zona. Sin embargo ella estaba preparando un caldo de hueso. Por lo que pidió a MinHo que le cuidara la comida, que no se fuera a hervir demasiado para que no escurriera.

-¿Sabes que quitara ese dolor?.

-Un rico caldo de hueso.-Respondí sin mucho entusiasmo y es que a decir verdad no era tan fanático de aquello, sin embargo ella sonrió y asintió invitando a MinHo a la comida.-Lo siento abuela, pero ya comimos.

Al decir aquello, mi abuela sólo hizo un puchero devolviendo algunos tazones donde anteriormente nos serviría.

MinHo puesto de pie y estando en la cocina, volvió a sacar de aquellos tazones hondos colocándolos sobre la mesa. Mi abuela volvió a su sonrisa y virtió un poco de la comida a los platos.

-Es descortés negar cuando alguien te invita a comer.-Mi abuela le felicitó diciéndole palabras dulces que jamás me ha dicho a mí. Por lo que me dio fortalezas de ponerme de pie con cuidado y tomar asiento.

Mi abuela me había servido muy poco, pero no me quejé y comí de aquello que preparó.
No había una gran charla, solo era mi abuela diciendo lo bien que le funcionaba el agua ahora que estaba arreglado.

-TaeMin, ¿te hiciste eso en las piernas para no reparar mi armario, cierto?. ¡Ja!, sabía que no podrías con ello.

Al escucharla tragué de mi propia saliva, debido a que no me esperaba aquello de su parte, por lo que solo negué con un movimiento de cabeza.

-Fue mi culpa. Mi bicicleta estaba averiada y su nieto se ofreció a ayudarme, esta cayó hacia él siendo un completo accidente. Así que... Déjeme reparar yo su armario.

MinHo, ¿acaso puedes dejar de hacerme sentir más enamorado de ti a cada momento?, realmente estaba equivocado, es bastante caballeroso aquel sujeto. Así que sonreí inconscientemente asintiendo.

Mi abuela al principio se negó, sin embargo aquel moreno volvió a insistir, así que no le quedó de otra más que acompañarme a aquella habitación donde antes mi padre la ocupaba.

-¿Qué es lo que llevas?.-Mencionó en el momento que entró observando aquellas tablas que había cortado.

-No es necesario que vengas a ayudarme, yo puedo hacerlo solo.-Dije de manera modesta, abrazando a una de las tablas que había cortado.

MinHo hizo oídos sordos y tomó aquella hoja de papel donde anteriormente había escrito las medidas y había realizado el boceto de como quedaría.

-¿En dónde están los tornillos? Para ensamblar las maderas.

-Ah... En la caja de herramientas. Dentro de una bolsita de plástico.-Señalé aquella caja negra para soltar un suspiro sintiéndome inútil de no saber que hacer. Recordé que no había terminado mi tarea y que el día siguiente debía de entregarlo, por lo que comencé a hacerla ahí mismo. Viendo de vez en cuando a MinHo quién de verdad se esforzaba por trabajar.

-Hyung... No entiendo esto.-Dije con el fin de molestarlo, ya que quería obtener su atención.

-Para eso existe el Internet.

Al escuchar su respuesta, inflé mis mejillas insatisfecho con lo que dijo y  cerré mi cuaderno de golpe guardando lo en mi mochila.

El me miró de forma seria al darse cuenta que gracias a él había dejado de hacer tarea por lo que yo me puse de pie colocándome mi mochila sobre mi espalda y caminar hacia la salida de la habitación.

-¡hey! ¿A dónde vas? ¿Piensas dejarme solo aquí?.

-¿Acaso le temes a la oscuridad?.-Dije con una sonrisa burlona. Colocando mi mano sobre el interruptor que encendía y apagaba la luz de la recámara.

-Si te vas entonces lo haré yo. No pienso hacer tus responsabilidades.-Al escucharlo, aproveché que estaba de espaldas y sonreí de manera maliciosa.

-¡Ah! ¡Ah! ¡Duele!.-Comenzaba a gritar colocando mi mano sobre la venda de mi rodilla, gracias a ello no solo apareció mi abuela, sino que una guapa mujer le acompañaba.

Aquella que vestía con un traje completamente formal color negro y su cabello de un castaño claro, suelto y demasiado lacio habló directamente a MinHo.

-¡MinHo! ¿Por qué no le ayudas? Pobre chico, de seguro te duele mucho. ¿Cierto?.-No sabía quién era aquella mujer de gran aspecto y solo seguí en mi papel quejándome del dolor.

-¡Oh no! Siento que pierdo el equilibrio.-Dije deliberadamente comenzando a hacer mi cuerpo a un lado fingiendo caerme.

La mujer colocó sus brazos de inmediato y volvió a llamar a MinHo ahora con un tono de molestia.

Aquel mencionado al escuchar me tomó de los hombros y me llevó hasta la sala de estar.

-Pobre chico, MinHo acompañarlo a casa.

-¿Qué?, tengo tarea que hacer. Llevarlo a su casa consumirá de mi tiempo.

-¿Es tu bicicleta a la que le falta aire, cierto?. Eso te convierte a ti en el culpable de que él esté así. Anda llévalo a casa y explícale a su familia lo que sucedió.

MinHo hizo un puchero y se puso de pie.
Esa mujer era increíble, y de la manera en la que le hablaba, supuse que se trataba de su madre por lo que estaba totalmente sorprendido.

Me despedí de la abuela, asegurándome de llevar la otra parte de mi uniforme escolar dentro de mi mochila y junto a él mayor me dirigí al elevador, donde el ambiente de nuevo lo sentía incómodo.

-No es necesario que me lleves a casa, tomaré un taxi.

Aquel no respondió y solo quedó serio mirando los botones de aquel elevador. Yo solo bajé mi cabeza sin saber que decir o como actuar. Poniéndome realmente nervioso. Sin embargo una risa de él se escuchó. Era una buena melodía  para mis oídos por lo que sonreí mirándole sin saber el motivo de su risa.

-Ya veo porque decidiste entrar al club de drama.

-¿Lo hago bien?.-Dije con una sonrisa nervioso disfrutando de ver su rostro con aquel gesto.

Las puertas del elevador se abrieron y caminé junto con él detrás mío. Para juntos salir del edificio.

Un taxi se acercó hacia nosotros y MinHo fue quien extendió su mano para llamar la atención del vehículo provocando que este parara frente a nosotros.

-Ve a hacer tus tareas. Tienes que seguir siendo el número uno.

Dije mientras abría la puerta del taxi para adentrarme de manera delicada debido a que me costaba un poco doblar la rodilla.

-En lugar de preocuparte por las tareas de uno, realiza las tuyas.

Dijo con aquella misma sonrisa burlona, cerrando la puerta del taxi y darle la señal a este que partiera.

No sabía que expresión poner debido a que estaba un poco enfadado por sus palabras. Pero al recordar su sonrisa provocaba que yo mismo sonreirá de manera enamorada imaginándome su bello rostro.

Había sido mi mejor día de mi vida. A pesar de que hubo ciertas cosas negativas, no dejaba de pensar que era el mejor día. Tal vez se debía a que había sido el único día en donde tuve más relación o contacto visual con aquel chico.

Mirándote Desde Lejos (2MIN)Where stories live. Discover now