Capítulo 1.1.

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31 de octubre.

La gente juzga. Critica todo aquello que sale de su zona de confort. No saben que detrás de cada persona existe una historia; ya sea feliz o triste. Todos hemos pasado por buenos y malos momentos, algunos más que otros. Pero eso no nos da el derecho a señalar a una persona y burlarnos de ella.

Las personas que creen conocerme, no saben los motivos reales de mis oscuras ojeras y mi pálida piel. No saben que todo se debe a una familia disfuncional. Una familia de mierda, como a mí me gusta llamarle.

Un padre alcohólico, una madre trastornada, dos hermanos que no comprenden la situación, y una adolescente que ya no soporta su vida.

Cada que mi padre llega ebrio, debo cuidar de Liliana y Edgar, no importa si eso implica que saldré lastimada. Debo protegerlos, debo darles lo mejor que pueda... Debo amarlos como una madre, la cual no he tenido por años.

Desde hace ya varios años, en mi familia sufrimos abuso por parte de mi padre, quien golpea a mi madre por cualquier mínima estupidez. La humilla, la degrada, le hace la vida un infierno, y todo con el tonto pretexto de que la ama demasiado y por eso debe educarla. Y ella, ah, mi madre tan sumisa permite que la castiguen; así como hoy, a pesar de que mi padre estaba sobrio, la golpeó con tanta fuerza que la hizo sangrar, pero ella lo aceptó, ella cree que merece ser tratada así. 

Aunque en mi vida, la mayoría de las cosas sean una basura, estoy agradecida por tener una mejor amiga que me cuida, a pesar de no estar enterada de mi situación real. Carmen. La única chica que no me juzgó por ser callada y reservada, la única persona que comprende mi silencio. Porque mis demás compañeros son unos idiotas, que se ríen de mí porque soy inteligente y prefiero pasar la tarde con mis hermanos, que salir a embriagarme y follar con el primero que se me cruce enfrente.

Es complicado. Muchos quieren ser como el idiota de Daniel Blair y sus secuaces, quienes gozan de una vida perfecta. Pero, como ya dije, es complicado. No todos tenemos unos padres empresarios que cumplen todos nuestros caprichos; algunos debemos esforzarnos por lo que queremos.

A mis diecisiete años, lo último que creí que haría, era tomar el rol de madre para cuidar a mis hermanos. Pero esto no durará por mucho tiempo.

Tengo un plan, muy estúpido si me lo preguntan, pero que tendrá consecuencias positivas... Seré descuidada, dejaré mi vida en manos del destino, pero si el 31 de diciembre no he muerto, yo provocaré mi muerte.


Cuando la oscuridad venga [1]Where stories live. Discover now