Capítulo 5.1.

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3 de noviembre.

Llegó el momento en la vida de mi familia en el que decidimos cambiar el camino pedregoso que estamos recorriendo. Hemos mirado hacia atrás, hacia el sendero que seguimos hasta este punto, y hemos visto todas las heridas y cicatrices que nos ha causado.

Es momento de tomar una bifurcación del camino. Mis hermanos y yo no merecemos todo el dolor, la confusión y la desesperanza que hemos alcanzado sin querer por seguir los pasos que mi madre ha trazado durante muchos años con su pasos tambaleantes.

Aunque por fin ella se ha dado cuenta.

Erica, mi madre, viajará seis horas con mis hermanos a Extomburgo, la ciudad donde viven mis tíos, quienes son nuestra única oportunidad para escapar del infierno al que llamamos hogar.

A pesar de que ellos nunca pudieron tener hijos ni se preocuparon por los gastos de éstos, sé que no tienen dinero de sobra para resolver nuestros problema económicos, pero su ayuda en cuanto un refugio y apoyo moral, son rayos de esperanza para nosotros.

Mi más grande deseo es que mis hermanos sean liberados de esta cárcel. Ningún hijo debería presenciar ni experimentar el abuso intrafamiliar, y mis hermanos de nueve y siete años, aunque reconozcan que nuestros padres tienen problemas psicológicos, siguen amándolos y no son capaces de medir la gravedad del asunto, por ello quiero que se marchen a un lugar donde puedan crecer sin problemas.

Sé que la vida se trata de sobrellevar los problemas e intentar ser feliz, pero realmente no puedo. O tal vez no quiero. Estoy cansada de todo. No puedo dormir por una u otra razón, ni siquiera puedo salir a disfrutar del día por estar cuidando a mis hermanos, no es que me moleste, pero a veces me gustaría ser una adolescente normal. Poder rebelarme, llegar tarde a casa, no lo sé, sólo quiero ser una chica normal. Sin embargo, mi realidad es muy distinta. Tengo que ser madre, estudiante y hermana al mismo tiempo. No sé en qué momento ocurrió, pero ya no quiero serlo. Mi vida se está acabando antes de tiempo.

Sin embargo, algo está cambiando en mi vida: Daniel Blair. Mi idea era acercarme a él para averiguar qué planeaba con toda su amabilidad, pero me di cuenta de que no está fingiendo -a menos que sea un gran actor y me esté engañando, pero lo dudo mucho-. Hoy noté su verdadera preocupación hacia mí cuando miró mi labio hinchado. Por un momento fui débil y quise contarle lo que en realidad acontece en mi vida, pero no pude, simplemente no pude; no es tan sencillo como lo creí.

Aunque tuve un pequeño desliz de confianza al haber aceptado su invitación de recostarnos en la cama. Antes hubiese creído que era un truco barato para convencerme de tener relaciones sexuales, pero luego de nuestra íntima conversación, sé que Daniel Blair es tan humano como yo.

Y si algo he aprendido en todos estos años de tortura, es el reconocer cierto tipo de emociones en las personas, y fue inevitable que me percatara de la manera en que él me mira.

Daniel siente algo por mí.

Cuando la oscuridad venga [1]Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora