- Capítulo 4 -

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Corría lo más rápido que podía pero esos cabrones estaban en forma. Pude escuchar a lo lejos un "no servirá de nada huir" y por parte del otro agente un "rindase y ponganoslo más fácil".

A los que yo les grite -- sino no sería divertido -- mientras corría y reía por lo bajo.

Parecía una niña pequeña la verdad, como jugar en el patio al pilla pilla o alguno de esos juegos. Eso se acabó cuando se acercaron mucho a mi. Estaban a nada de cogerme, pero justo me fijé en unas escaleras por donde aproveche a deslizarme por la barrandilla. Y como no, se me calló la tabla al suelo, me detuve un segundo para intentar cogerla, pero lamentablemente ya la tenía uno de esos policías. Así que me heche a correr nuevamente con todo lo que permitía mi cuerpo, mire para atrás y me fijé en que solo me seguía uno de ellos, al parecer se había retrasado recogiendo la tabla. Me dí cuenta que era bastante más rápido y que al contrario de yo, no parecia cansarse. Empece a meterme por callejones para intentar despistarlo como lo había hecho como el anterior. Cuando de repente uno de ellos se abalanzó sobre mi por una de las esquina donde querida perderlo.

Abrí los ojos encontrándome con el policía que me había chocado esta mañana. Me quedé a muy poco metros de su cara. Y ahí estábamos en el suelo, mirandonos, a milimetros de que nuestras narices rozaran, cuando apareció el otro policía. Al parecer eso es lo que nos hizo reaccionar, yo gruñi de dolor porque estaba presionando justo en el roce de bala de esta mañana.

-- Parece que siempre nos encontramos de las misma forma señorita -- dijo Volkov -- pero creo que esta vez no se librará de la multa tan fácilmente -- añadio aún en el suelo.

-- Entiendo que no me libre, pero le importaría quitarse de encima mia -- hable mientras lo miraba desafiadamente.

-- Oh, si si, -- dijo levantándome del suelo -- señorita Mari Cler, queda detenida -- soltó ese nombre de manera algo presumida.

-- No, eso me da que es imposible -- me defendí mientras me sacudía un poco, para que luego Volkov me empezará a esposar.

-- Por qué es imposible? -- preguntó el otro policía cruzándose de brazos.

-- Porque señor... -- esperé a que me diera su nombre para continuar.

-- Greco, comisario Greco Rodríguez -- respondió él.

-- Bueno, pues Greco, yo no soy Mari Cler -- finalice con una pequeña sonrisa.

-- Y encima falsos testimonios,sabe que eso también es delito? -- añdió Volkov.

-- Perdón? Quiere hacer el favor usted ya que yo estoy esposada, de mirar mi documentación? -- miraba aún a Volkov.

-- Ya lo miro yo, Volkov -- le dijo Greco -- Donde lo tiene? - me preguntó.

-- Bolsillo del pantalón derecho -- respondí.

Greco se me acercó y me levantó un poco la sudadera que era bastante larga y buscó mi documentación en el bolsillo izquierdo de mi pantalón.

-- No se si tendrá novia cosa que la verdad, no me interesa y siendo honesta me parece muy fuerte que la "autoridad" tenga intenciones con una pobre chica -- los mire algo burlesca.

-- Se puede saber a qué viene eso? -- me pregunto levantando una ceja.

-- Pues viene a que ese no es mi bolsillo derecho -- solté una risita divertida por lo bajo.

De reojo pude ver como a él comisario se le teñian las mejillas de un tono rosado que trato de disimular levemente.

-- Esto... disculpe, pero tanto yo, como usted, somos humanos y tenemos derecho a equivocamos -- dijo buscando en el bolsillo derecho.

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