- Capítulo 11 -

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Llegamos y nos bajamos, entramos y pedimos dos hamburguesa con un par de papas y unos refrescos. Nos sentamos en una mesa a charla mientras llegaba la comida. Nuestras conversaciones pasaron de ser normales a conversaciones tipo:

- Que prefieres que darte calvo de por vida o que nunca en la vida te salga barba? - le pregunte

- Creo que si me quedo calvo y me sale barba, aún seguiría engatusando a las nenas - me respondí para después poner una cara de cuando alguien esta ligando.

- Uí, cuidado que seguro que con esa cara tienes a todas las ancianitas de la ciudad detrás tuya - dije riéndome.

Después trajeron la comida y empezamos a comer entre risas y a alguna que otra mirada. Al terminar, salimos del lugar y no despedimos.

- Bueno señorita (__) a sido un placer - me dijo sonriendo.

- El placer a sido mio señor comisario - le dije sonriendo burlescamente. Para después acercarme a su mejilla y depositar un pequeño beso. Él se sonrojo a lo que yo me reí un poco. Luego, me gire y me dirigí a casa.

***

Me dió un beso en la mejilla y se me tiñeron las mejillas de un tono rosado, ella obviamente lo pudo notar a lo que se río por lo bajo. Luego me gire para irme a casa con una pequeña sonrisa porque aunque el día fue de mal en peor, vino ella y me lo alegro. Un pequeño suspiro salió de mi boca, para luego ir a casa.

***

Iba caminando y me fijé que me quedaba aún un buen tramo así que monte en la tabla para llegar un poco más rápido. Eran casí la 1 de la mañana. Entre en casa y me fijé que en la mesa habían tres trozos de pizza y una nota la cual decía: Te conozco (__) y se que no llegaras a las 12 como quedamos, pero igual te dejamos los tres un trozo de pizza porque no se si al final habrás comido, un beso Segismundo. En el Fondo era como el hermano que nunca tuve. Recuerdo que en el instituto era igual, éramos como los mejores amigos, pero por un par de motivos se fue del instituto y yo me quedé sola y fue en ese momento cuando aprendí que nadie va a estar ahí cuidandote el resto de tu vida. Uno debe de cuidarse por uno mismo. Me comí uno de los trozo y el resto los deje en la nevera. Subí las escaleras y me tire en la cama y me dormí.
A la mañana siguiente un entiendo hizo que me levantara exaltada. Horacio y Gustabo estaban delante mía dando golpes con unas sartenes.

- Vamos (__) quien madruga a Dios le ayuda - dijo Gustabo aún dando sartenasos.

- Vamos (__) arrrrrriba - dijo alargando la r.

- Se puede saber que es todo este jaleo - apareció Segismundo por la puerta aún en pijama.

- Preguntale a ellos que son los que tienen sartenes - dije dándome la vuelta y tapandome los oídos con la almohada.

- (__) ayer no comprastes nada así que o te levantas tu o vamos a hacer la compra nosotros - dijo Gustabo amenazandome.

- Y no sabes de los que somos capaces de comprar nosotros - dijo Horacio.

- Esta bien iré a comprar - dije levantándome de la cama para mirar la hora - Pero si son las 7 de la mañana de un domingo!- dije yo.

- Bueno, eso significa que es temprano - dijo Segismundo riéndose por mi reacción.

- Anda salid todos para que pueda cambiarme - dije echándolos de la habitación.

Me cambié y baje a comprar ya que no desayunar podíamos.

- Vale yo y Horacio iremos a comprar, mientras que tu Gustabo y Segis terminaréis de ordenar la casa. Los tres asistieron y Horacio y yo fuimos a comprar.
Fuimos con su coche y la verdad es que a Horacio se le daba un poco mal conducir, pero en una persecución sería bastante bueno. Al llegar nos bajamos del coche y entramos a la tienda. Le dije a Horacio que buscara: huevos, harina y leche mientras que yo buscaba el resto como por ejemplo: verduras, fruta, carne y pan. Había pasado unos 15 minutos y yo ya tenía todo. Me puse a buscar a Horacio y no lo encontraba hasta que llegué a un pasillo en el que estaba lleno de chucherías y ahí me encontré a Horacio con el carro hasta arriba de golosinas, chocolate y papas de bolsa.

- Pero se puede saber que haces - le dije enfadada. Por su parte recibí una mirada asustada y de clemencia.

- Vamos (__) solo por esta vez, además seguro que te viene bien - me dijo acercándome una chocolatina. Yo rodé los ojos y lo cogí del brazo para llevarmelo de ahí. Cogí los huevos, la harina y la leche supervisando a Horacio el cual estaba de brazos cruzados y enfadado.

- Ni se te ocurra ponerte así - le dije mientras nos dirigimos a pagar. Horacio me ayudó con las bolsas pero cuando salíamos se escucho a el guardia de seguridad gritarnos

- Alto ahí!! - no se dijo corriendo hacia nosotros.

Yo no entendía nada pero gire mi cabeza y me encontré a Horacio ya casi montado en el coche con las bolsas dentro. Yo corrí al igual que el guardia pero hacia el coche. Entramos y arrancamos. Durante el camino de vuelta a casa hable con Horacio.

- No hace falta ni que me digas el porque me seguía. Y bien que has robado? - le pregunte.

- Oh (__) porfavor como puedes pensar que yo allá robado algo? - me dijo el.

- Horacio - dije alargando la o.

- Solamente un par de cocholatinas - dijo levantándose la camiseta haciendo que calleran unas 20 chocolatinas y 3 bolsas de papas fritas.

- Pues menos mal que solo ha sido un par - dije sarcásticamente - Lo malo es que ahora ni tu ni yo podremos volver a comprar en ese lugar y menos salir por si nos reconocen - dije algo molesta y enfadada a la vez.

- Bueno al menos tengo mis chocolatinas - dijo él, contento.

Llegamos a casa y aparcamos el coche, nos bajamos y entramos.

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