NO QUIERO

100 29 163
                                    

ATENCIÓN: ESTE CAPÍTULO CONTIENE GROSERÍAS

Estábamos en casa de Emily, era un sábado por la noche

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Estábamos en casa de Emily, era un sábado por la noche... aproximadamente las ocho de la noche.

A mi querida hermana se le ocurrió la gran idea de ir a su casa para ver una película de terror llamada Annabelle. Yo solo fui porque no tenía nada que hacer en casa y quería comer pop corn. Pero luego me arrepentí porque gritábamos a cada rato por culpa de la maldita muñeca.

—¡¿Por qué tuvimos que ver esta cosa?! —gritaba Emily abrazando a su peluche que parecía ser un híbrido entre ardilla y castor.

—No sé qué me da más miedo, si la película o tu enorme peluche —le dije apuntando su juguete.

—Deja en paz a Wilson —alejó su peluche de mí.

—¿Qué especie se supone qué es? —le pregunté—. ¿Una ardilla? ¿Un castor? Tiene cuerpo de ardilla pero cola de castor.

—No lo sé —se encogió de hombros y miró atentamente a Wilson—. Me gusta pensar que una ardilla y un castor de peluche "hicieron cuchi cuchi" y así nació Wilson.

 Mi hermana, que estaba atenta a la película, y yo... estallamos de risa. Luego vi que Emily misma se reía de la tontería que acababa de decir. Juro que reímos hasta las lágrimas.

—Eres una mensa —le decía mi hermana a Emily mientras reía.

—No tanto como tú —Emily le sacó la lengua y Fer se hizo la indignada.

—Sí, es cierto. Tú eres más mensa por hacernos ver esta película —le seguí la corriente a mi castaña amiga.

—Yo no toco las cosas que no se deben —Fer me acusó.

—¡Ay, por favor, Fer! ¡No tenía idea que no debía tocar tus patines! —le reclamé.

—Claro que la tenías. Solo que no hiciste caso —se cruzó de brazos—. Enana.

—No te atrevas a meterte con mi estatura que YO soy mayor que tú —le advertí.

—¡Solo por quince minutos! Y no se nota porque soy más alta que tú —me sacó la lengua.

—Eres una... —iba a decirle tonta, pero algo nos interrumpió.

—¡Mateo, te prohíbo salir! —era la voz de un hombre que venía de la casa de al lado. Emily, mi hermana y yo nos quedamos calladas, tratando de escuchar más. Pero lo siguiente que escuchamos fue un portazo que nos hizo sobresaltar.

En ese instante, Emily y Fer fueron corriendo a la gran ventana que había en la sala para ver qué sucedía. Las seguí, pero no lográbamos ver mucho, porque el ángulo no nos ayudaba y ninguna de nosotras abrió la cortina o la ventana.

—Vamos a mi cuarto —sugirió Emily. Las tres fuimos corriendo hacia arriba y miramos por su ventana. Quise abrir al menos la cortina pero Emily no me dejó—: ¡No! Créeme. Mateo puede mirar hacia aquí y no le gustará para nada que lo estemos espiando.

AVENTURAS #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora