PRIMERA CITA

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Dedicado a yusiyea

Y al final, Liz y yo no pudimos salir a la semana siguiente

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Y al final, Liz y yo no pudimos salir a la semana siguiente. ¿Por qué? Porque mi padre me castigó por haber salido sin su permiso a tan altas horas de la noche.

Y Liz también fue castigada. Porque se quedó hasta muy tarde conversando conmigo por chat y su mamá la descubrió. Ya saben, lo típico.

En fin, nos quedamos castigados como por un mes así que... nuestra primera cita fue un sábado de mayo. Ya había pasado el día de la madre, ya habíamos regresado al colegio.

Y por si se lo preguntan, llamé a mi madre para saludarla por su día, pero ella no contestó. Yo seguía resentido con mi padre pero aún así tenía que hablarle y pedirle permiso para salir con Liz. Afortunadamente, después de casi un mes de solo poder salir de casa para ir a la escuela o a la tienda de la esquina, me dejó salir con la chica de mis sueños.

Ese sábado de mayo que tanto recuerdo, estuve nervioso durante toda la mañana; ya que Liz y yo saldríamos en la tarde. Iríamos al parque, comeríamos un helado y conversaríamos.

El momento que tanto esperaba, ya había llegado. Salí de casa y fui caminando hacia El Parque Central, ahí nos encontraríamos. Me senté en una de las tantas bancas del lugar y miré mi celular para saber si me había dejado un mensaje.

—Hola, Mat —me saludó detrás de mí. Hizo que sobresalte porque no la esperaba.

—Hola, Liz —me paré y la saludé con un beso en la mejilla—. ¿Cómo estás? —le pregunté mientras ella se sentaba a mi lado.

—Bien, gracias. ¿Y tú? —sonrió. En serio era hermosa. Y ese día fue la primera vez que la vi con otra ropa que no sea el uniforme o la ropa deportiva de la escuela. Llevaba uno de esos jeans apretados que varias chicas usaban en esa época, una camiseta negra manga corta con detalles blancos y unas zapatillas blancas con negro. Y claro, su largo cabello rubio suelto... siempre lo llevaba así.

—Bien, también —le sonreí, tratando de parecer tranquilo, pero en serio no lo estaba.

—Me alegro por ti, Mat —me hacía feliz escuchar eso—. ¿De qué quieres hablar? —era una buena pregunta.

—Pues... —"Diablos, mente. No me traiciones ahora"—. No lo sé —me encogí de hombros. Lo sé, la mejor salida de todas. Ella se rió ligeramente.

—Bueno, está bien —se quedó pensando un rato—. Juguemos verdad o reto —"Oh, demonios".

—De acuerdo, aunque... ya jugamos eso por chat —era verdad.

—Sí, pero no es lo mismo. Además, estamos en un parque y se pueden hacer más retos.

—Bueno, ya. ¿Verdad o reto? —pregunté.

—Verdad —ella siempre elegía verdad.

—Bien... —pensé en una pregunta—. ¿Spiderman o Ironman? —no me culpen. No se me ocurrió nada mejor.

AVENTURAS #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora