María Fernanda es una chica de 12 años que descubre algo increíble que cambiará su vida para siempre, pero no se arrepentirá de ello. Junto a sus amigos: Emily, Mateo, Gianmarco y Alonso; descubren nuevas cosas y aventuras interesantes para cualquie...
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¡Hola! Seguro ya me extrañaron.
Lo sé. Yo también extrañaba narrar esta historia.
Como pueden ver en el título, este capítulo trata del año nuevo. Lo que significa que ocupa lugar en el 31 de diciembre.
En lo que quedaba del mes de octubre, el mes de noviembre y casi todo diciembre... no pasó nada demasiado interesante. Liz y yo seguíamos juntos, al igual que Frank y Paz. Fer seguía entrenando patinaje sobre hielo como siempre. Gianmarco y Alonso solo seguían con sus vidas.
Alonso nos contó que trató de decirle a Paz lo que sentía, pero no tuvo éxito. Decidió que no lo intentaría ya que no quería meterse entre ella y Frank ni crear problemas. Nosotros solo lo apoyamos en su decisión. Y sí, con el pasar de los días nos enteramos de la relación de Frank y Paz.
Emily y yo nos fuimos alejando un poco, pero no completamente. No podría hacer eso ya la consideraba como mi hermana. Cumplió trece años el 1 de diciembre y lo celebramos todos en su casa. Fue una bonita tarde.
Paz nos dijo que debíamos estar más atentos ya que Olenka podía aparecer también en la noche. Afortunadamente no apareció de nuevo en un largo tiempo.
Terminamos el año escolar en la quincena de diciembre y todos con buenas notas afortunadamente.
Pasamos la navidad cada uno en sus casas. Por suerte, mi papá y yo la pasamos solos... pero eso también tuvo su lado malo.
Mi mamá no llamó. Yo tuve que llamarla como tres veces para que al fin contestara y solo logramos hablar media hora. Normalmente, hablábamos por más de una hora.
La extrañaba... y mucho. Al igual que a mi hermano mayor Marco.
En cuanto a Laura... no sé si la recuerden, pero era la señorita con la que mi papá tenía citas y se la pasaban conversando por teléfono todas las tardes que tenían días libres. Ellos dos también seguía juntos, lamentablemente.
No es que Laura me fuera mala, al contrario, pero... que fuera la pareja de mi papá era lo malo. Yo no la veía como una madrastra a pesar de que mi padre quisiera eso. La veía como una joven, porque eso era.
Y bueno, así les resumí lo que ocurrió en más o menos dos meses.
—Mateo —me llamó mi papá mientras estaba apoyado en el marco de la puerta de mi habitación. Yo estaba sentado en mi cama viendo mi celular— Tengo que decirte algo, hijo —su cara no me gustaba. Parecía estar muy serio... más de lo normal.
—¿Pasó algo? —pregunté preocupado.
—Tranquilo, campeón —se rió—. Es algo bueno. Muy bueno.
