Lesly es una chica huerfana de 19 años, todos los miembros de su familia fueron asesinados y solo quedó ella.
Por eso Lesly está traumada, está rota, está inestable.
Un día conoce a Christian, el chico con el que siempre soñó.
Ellos se enamoran, pe...
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Hoy a sido un día largo, la pasamos arreglandonos para ir de fiesta, fuimos al Spa donde nos hidrataron la piel ademas del maquillaje, peinado y un sinfin de cosas más solo para ir a pasar un rato.
Mis amigas me arreglaron y ahora estoy por cambiarme de ropa.
—Oye Lesly, te iba a preguntar algo— dice Christian a mis espaldas.
—Ajá— respondo buscando el vestido que me pondré.
—Es que... No te da pena cambiarte delante de mi y...— dice nervioso y yo lo interrumpo.
Yo perdí la virginidad a los 14 años justo antes de que mis padres murieran, mis padres casi me matan cuando nos encontraron en pura acción.
Pero no valió la pena, mi novio era un degenerado que sólo buscaba el placer propio y no le importaba si me dolía o si me estaba gustando.
—Ah, no te juzgo pero eso no era lo que te iba a preguntar.
«¿Quien me manda a hablar de más?»
—¿Y que era?— pregunto poniéndome el vestido, me miro al espejo y el vestido se ciñe a mi cuerpo como una segunda piel.
—Se me olvidó— dice soltando un bufido.
Lo ignoro y sigo cambiándome, Christian mira a otro lado cada vez que me cambio así que no me importa si me ve o no, me coloco los zapatos y intento subir el cierre de mi vestido pero no sube.
Intento una vez más y luego siento las manos de Christian en mi cintura.
—Dejame ayudarte— dice el tratando de subir el cierre.
Me pega hacia él y mi cuerpo reacciona solo y termino poniendo la cabeza en su hombro.
—Esta...duro— dice a mi oído con la voz ronca que me eriza la piel.
Su voz ronca y sexy hace estragos en mi mente subiendo la temperatura de mi cuerpo.
Si los hombres supieran el poder de su voz en el cuerpo femenino en vez de mandar fotos desnudos mandaran audios.
—Listo— dice y no tengo fuerzas suficientes para levantar la cabeza.
Siento sus manos en mi trasero y doy un ligero salto de asombro cuando muerde mi oreja.
Quiero hablar, quiero apartarme, pero mi cuerpo solo responde a sus caricias.
Su mano se posa en mi pecho y maldigo el hecho de no tener sostén ya que el vestido no lo lleva, sus manos magrean mis senos y suspiro por lo bien que se siente, a mi me basta con sus caricias para llegar al cielo.
Sus manos bajan por mi abdomen y menos de un segundo su mano ya está en mi intimidad, la boca se me seca y tengo que abrirla para poder respirar mejor, sus dedos me acarician por encima de las bragas, me apoyo más contra él y siento lo duro que está.
