Capítulo 20

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Me levanto y como es de costumbre me agarro la cabeza intentando apaciguar el dolor de cabeza que amenaza con matarme. Desde aquella mañana donde encontré a Elizabeth arriba de Christian me dedico a tomar todas las noches, el alcohol me brinda una especie de sensación de libertad que me hace volver a tomar cada noche. En el bar ya me conocen bien y puedo decir que he conocido a varías personas; pero, la verdad es que no he conocido a nadie porque solo me siento a tomar ron o coñac olvidándome del mundo.

Han pasado dos semanas desde entonces, tuve que pedir un cambio urgente de habitación porque me daba nauseas el simple hecho de recorar que acostados en mi cama, dos personas importantes para mí, me engañaron. Las chicas se encargaron de traerme todas mis cosas ya que no tuve el valor de volver ahí.

En lo que respecta a Elizabeth, al día siguiente de lo que pasó yo cancelé todas sus tarjetas por lo que ahora no sé que hará para pagar la universidad, ella ha querido hablar conmigo pero no la he dejado nisiquiera acercarse a mi.

Y bueno, Christian es Christian, el intento hablarme una vez pero desistió cuando vio mi cara. Creo que yo nunca fui importante para él y no puedo juzgarlo, entre Elizabeth y yo hay mucha diferencia. Ella sí puede ofrecerle muchas cosas mientras que yo solo soy pedazos de mi pasado.

Ella puede brindarle amor mientras que yo de eso soy carente, por qué si no puedo amarme no puedo dar amor, Elizabeth tiene todo lo que un chico como él quiere: belleza, personalidad, carisma y todo eso. Pero yo, yo solo puedo darle inseguridad.

Por eso dejo que sean felices y no les guardo rencor a dos personas que quizás están enamorados y son felices juntos.

Aunque no voy a negar que me duele, duele solo recordarlo a él jurandome amor, recordarla a ella jurandome amistad y por último recordalos a ellos engañándome de la forma más vil.

Christian que juró no engañarme nunca y Elizabeth que juró ser mi mejor amiga por siempre...

Creo que los "para siempre" nunca son reales y que quizás solo son un lapso de tiempo, unos duran un respiro y otros duran una vida. Pero nunca duran una eternidad.

Me levanto de la cama y me voy directo al baño, entro a la ducha con la pijama puesta y después de unos minutos salgo tiritando del frio y con la ropa mojada.

Mi aspecto es deplorable.

Si antes estaba engordando aseguro que en estos días he perdido todo el peso ganado, tengo unas manchas negras debajo de los ojos que en vez de ojeras parecen circulos negros; producto a las noches que he pasado en vela llorando con el corazón roto.

Todo lo que creí logrado ahora es un visible retroceso. Ya no quiero hablar con nadie, las chicas hasta dejaron de insistir y ya no se me acercan, las clases son como códigos sin interpretación alguna para mi mente y lo que antes me asustaba un poco ahora me aterra.

Pero lo que más me aterra es la soledad.

Así de dependientes podemos llegar a ser de alguien que cuando lo pierdes crees haber perdido la vida.

A veces se me olvida todo y quiero ir a la habitación de Elizabeth y ser como antes, ,a veces me despierto esperando que Christian me traiga el desayuno a la cama y me dé el beso de buenos días. Pero luego recuerdo todo y el corazón se me deshace.

Mi mente repite el escenario una y otra vez haciéndome presa de mis pensamientos y de mi dolor.

Alguien toca la puerta sacándome de mis maquinaciones, aún con la ropa mojada abro la puerta y observo a las chicas que tengo al frente.

—¿Que quieren?— pregunto pasando mis ojos por cada una de ellas.

—Lesly— susurra Camila y respira profundo para seguir hablando— Sabes que cuentas con nosotras ¿Verdad?.

INESTABLES (EN EDICION)Where stories live. Discover now