2. Tu juego.

2.1K 186 3
                                    

¿Otra vez tú?

Capítulo 2.

—Ades Cooper—

¿Cómo es que no he podido olvidarla en tanto tiempo? Verla me ha removido todo, quise abrazarla y besarla cuando la tuve en mis brazos, pero la Abby que existe ahora no es la misma que logré conocer en algún momento de la escuela, esta chica de mirada fría y altiva no es la que yo conocí cuando era un tonto que no sabía lo que quería y justo por eso la lastimé a ella y me hice daño yo. La sigo amando, y justo por eso me quedé con todos los detalles que ella dejó tirados en la casa donde vivía Karla con mi padre.

Me afectó tanto ver todo lo que yo le regalé, ella prometió que no los dejaría, pero luego entendí que ella no quería nada que le recordara que existo. Cuando intentamos empezar de nuevo yo estaba dispuesto a hacerla olvidar todo lo malo que pasó, pero Abby se encargaba de sacármelo en cara hasta que no pude más y me alejé de ella. No fui más a verla y dejé de llamarla, ninguno de los dos movió un dedo y fue cuando comprendí que Abby jamás olvidaría que fui un idiota con ella y que yo jamás olvidaría sus lindos ojos azules que me miraban con tanto reproche y desprecio hoy cuando nos vimos.

Cuando mi hermana Belén la abrazó dejándola cerca de mi rostro vi en sus ojos tanta rabia que algo dentro de mí se partió, y aunque quise hacer que todo pareciera normal, ella me demostró que nada sería como antes porque yo me encargué de destruir todo con mi manera de actuar dos años atrás.

Está hermosa, me fijé que sus facciones se ven más finas y su rostro mucho más lindo que antes, su cuerpo se ve perfectamente esculpido y sus ojos desprenden un brillo lleno de rabia que la hacen ver preciosa y no sé cómo voy a hacer para aguantar mis ganas de volver a besarla ahora que está cerca de mí.

Quise partirle la cara al chico que vi hace unas horas, ha venido con Abby y por su manera de mirarla me di cuenta de que no es una simple amistad y que algo más ha pasado entre ellos dos, es obvio que el tal Víctor quiere a Abby, y ella se ve tan bien a su lado que parece que él le puede dar la tranquilidad que yo jamás le di cuando estábamos juntos.

—¿Tú y manita mía se queren? —la voz chillona de Belén me trae a la realidad, la cargo dejándola en mi regazo mientras sonrío, me causa gracia lo que dice.

—La palabra es quieren no queren —le digo con voz dulce y ella repite la palabra—. Y claro que nos queremos, bueno, yo la quiero, ella parece que no.

—¿Es mala?

—Claro que no, Abby es la chica más dulce que puede existir, solo que el novio la dejó amargada —muestra los pocos dientes que tiene en una sonrisa—. Está loquita.

—Manita no está loca —me pega un leve golpe.

—Lo que está es hermosa y tengo unas ganas enormes de… —recuerdo que estoy hablando con una niña y me quedo callado, no son temas de conversación.

Agradezco que mi hermana no siga diciendo más nada y se vaya para donde mi papá y que mis amigos hayan llegado, me levanto para saludarlos.

—Vaya, se dignaron a venir.

—Jamás nos perderíamos una cena navideña con ustedes, lástima que Abby no esté aquí —habla Tania con un tanto de pesar—. La extraño mucho.

—En realidad, yo también te he extrañado muchísimo —la voz de Abby llena la sala y los chicos guían la mirada hasta las escaleras donde está ella luciendo un lindo vestido rojo con unas zapatillas y su cabello suelto. Mis amigos corren hacia ella con gran emoción y la única que hace mala cara es Megan que parece que Abby no le cae tan bien.

—Abby, pensamos que no vendrías —Jasón la carga con gran efusividad y ella sonríe—. Pensé que nos dirías cuando vinieras.

—Lo importante es que está aquí —Liam planta un beso en su mejilla—. Ya quería verte, mira que no se siente igual vernos por videollamada.

—No debería saludarte, ninguna buena amiga duraría tanto tiempo para venir a vernos —Owen se hace el ofendido, pero al ver que Abby lo abraza no evita rodearla con sus brazos—. Olvida lo que te dije, te quiero y te extrañé.

—Princesa Abby —todos miramos a Vans por cómo la ha llamado y el que hayamos mejorado nuestra relación no quita que me muera de celos por ver cómo planta un tierno beso en la frente de Abby—. Necesitaba verte o me iba a volver loco.

—Loco ya estás —musita Abby con seriedad para después mirar a Megan, parece que no la había notado o que la ignoraba—. Hola, Megan.

—Hola, Abby —se acerca para darle un abrazo, y entonces, todos quedamos sorprendidos cuando Abby retrocede evitando que la abrace, Megan sonríe con gran hipocresía—. Veo que los buenos modales no se te dan muy bien.

—De hecho, ella tiene mejores modales que todos, pero no es hipócrita como tú —ataca Tania con una obvia sonrisa—. Digo, ella es bien sincera. Claro, sin ofenderte.

—¡Jasón! —aparece Dayana tirándose en sus brazos como si no lo hubiera visto en semanas y desde que llegó han estado juntos—. Hola, chicos, ¿por qué esas caras?

—Obvio porque me extrañaban —Celeste quien aparece no sé de dónde le da un beso a Owen en los labios—. Qué bueno estar todos juntos como la última vez, ¿se acuerdan?

Todos empiezan hablar sobre lo que pasó aquella vez y me doy cuenta de que Abby me mira y en una ocasión me guiñe un ojo dejándome sorprendido, hace rato me quería matar con la mirada. Pasamos a la mesa donde está mi papá, Karla, Belén y el imbécil de Víctor que le ha guardado una silla a Abby a su lado, por supuesto, las chicas se escandalizan al tenerlo cerca y por su confianza me doy cuenta de que ya se conocen. A Tania se le va la mirada con el rubio desabrido mientras que él habla con los chicos que le hacen preguntas. Se forma un momento agradable entre la cena y las risas de todos que olvido por un momento que en unas semanas cada quien regresa a lo que realmente importa: la universidad.

—Parece que se conocen muy bien para solo ser amigos, deberían decirnos ya que son novios —Megan sigue insistiendo que Víctor y Abby tienen una relación, los dos saben mucho del otro y para todos es sospechoso—. ¿Abby, te da miedo decir que Víctor es tu novio?

—Sí somos novios —habla Víctor con una sonrisa y besa sus labios haciendo que mis manos se vuelvan puños—. Llevamos meses saliendo.

—Parece que a alguien por ahí ya lo olvidaron —bromea Owen y todos estallan en una carcajada.

Siguen entre risas y bromas, no me queda de otra que actuar como si nada me afectara por lo que me he enterado de que Abby tiene una relación con este gilipollas. Solo lleva un par de horas aquí y como si nada hubiera cambiado mis sentimientos por ella se hacen presentes cuando unos dedos se posicionan en mi miembro, levanto la mirada y es Abby, me mira con una línea fina en sus labios mientras habla con todos. La detengo porque solo quiere provocarme y lo está consiguiendo.

Abby no tiene la menor idea de lo que me causa con sus acciones y temo perder mi autocontrol con ella, nunca le he cedido mi control a alguien y ella lo sabe.

Pasan algunas horas donde se hacen las entregas de regalos y, por supuesto, a unos les toca esperar porque no sabían que íbamos a estar todos juntos. Mis papás ya se han ido a dormir, es más de media noche y mi hermanita se estaba durmiendo en mis brazos. Nosotros estamos en el sofá de la sala contando todo lo que ha pasado durante este tiempo, pero creo que yo estoy más pendiente a lo que hace o dice Abby. Está hermosa, habla con una seguridad que nunca antes le había visto y solo puedo pensar que va a ser difícil volver a estar con ella, por mucho que me siga queriendo jamás va a olvidar lo de la apuesta. Fue lo que más nos marcó.

—Iré por más vino.

Nos dice Abby, mientras se levanta porque el que teníamos en la botella se ha terminado. Se pierde de nuestra vista y espero que pasen unos segundos para irme detrás de ella, no está en la cocina, miro por la puerta de atrás y está en el jardín, tiene sus manos afirmadas en sus rodillas mientras deja salir un largo suspiro, parece exasperada, me acerco sin causar ruido y sonrío mirando que yo no soy el único afectado aquí.

—Estás así porque me sigues queriendo y verme de nuevo te afectó mucho —lo que era una pregunta sonó como una afirmación, se sobresalta cuando me ve, pero su postura seria regresa—. No eres la única, y mira que si me sigues tocando con tus dedos debajo de la mesa no va a ser bueno para ninguno de los dos.

Suelta una carcajada y se gira para verme levantando su mentón.

—Yo te dejé de querer hace mucho, no seas tan iluso —pasa su dedo por mis labios y empieza a bajarlo por mi cuerpo, cuando sé adónde quiere llegar la detengo—. Si dices que no te causé nada sería mentirme.

—¿Cuál es tu juego? —suelto su mano—. ¿Quieres poner celoso a tu novio?

—Él no es celoso, y yo no tengo ningún juego —me paso la mano por el cabello con desesperación, me estresa su manera de hacer como si no pasara nada—. Deberías regresar allá dentro, seguro te esperan los chicos.

—¿Te enamoraste de él, Abby? —la pregunta deja mis labios antes de que yo pueda reaccionar y ella sonríe—. ¡Joder, Abby!

—Víctor ha sido lo que tú nunca fuiste para mí: mi tranquilidad, mi paz y todo lo que tú nunca pudiste ser.

Y eso es lo último que escucho de sus labios, se aleja de mí. Esta chica no es mi Abby y me duele que nada pueda mejorar entre nosotros, yo me enamoré y pagué con mi dolor haberla hecho sufrir, pero escucharla decir que ese chico le ha dado todo lo que yo no pude me hace confirmar lo estúpido que fui metiéndola en una apuesta.

Fuera de todo yo sí me enamoré de ella y me duele mucho que ya no la pueda tener, su regreso me cautivó y si pretendía hacerme sentir como yo a ella antes, lo está logrando. La chica tierna y tímida que conocí aquella vez en su casa ya murió y todo por mi culpa, por meterla en un juego donde los dos salimos perdiendo y el único culpable de todo esto soy yo por pretender encontrar en Abby lo que nunca vi en otras chicas.

—Abby Jones—

Entro de prisa a mi habitación, no me siento nada bien con todo esto que pasa. El solo hecho de tocar sus labios y ver sus ojos hacen que quiera besarlo, tocarlo y que él me haga el amor como muchas veces lo hizo. Ades es mi maldita debilidad, y aunque actúe como si nada me afectara, me duele estar enamorada de él. Amarlo duele.

No sé por qué todo me tenía que pasar a mí, si solo hubiera sido sincero conmigo desde un comienzo quizás yo lo hubiera perdonado, pero él dejó que yo me entregara a él y que me dejara conocer tal y como era para acabar conmigo cuando le diera la gana. Es que el solo hecho de recordar las miradas de todos en mi fiesta por el vídeo donde yo estaba con Ades me da rabia y me hace querer vengarme de todos porque me causaron tanto daño que me destrozaron el alma hasta hacer de mí un maldito témpano de hielo.

—Esas lágrimas tienen nombre y apellido: Ades Cooper —Vans aparece en la puerta de mi habitación—. ¿Lo sigues queriendo?

—No estoy llorando por él y claro que no lo quiero —me levanto de la cama—. Si tu novia sabe que estás aquí se pondrá celosa.

—Abby, yo no soy tonto, puedes actuar como si no te causara daño verlo, y en el fondo sabes que lo sigues amando, Ades es un reverendo estúpido, pero él se enamoró de ti —hace una pausa, me le acerco y noto su respiración acelerada—. Olvida todo y regresa con él.

—¿Por qué si me quieres me arrojas a otros brazos? —arruga el entrecejo—. ¿Por qué si me quieres estás con Megan?

—Debo decir que no esperaba esas preguntas —se acerca más—. Cuando te vi por primera vez con Ades pensé que solo era algo pasajero, después pasó el tiempo y seguía con mis esperanzas puestas en ti hasta que te volví a ver aquella vez en la discoteca y entendí que lo seguías queriendo, Abby, yo no podía esperar algo de ti cuando para ti soy tu amigo —juega con un mechón de mi cabello—. Y estoy con Megan porque me gusta.

—Mi amor por Ades no sirvió para nada, salí lastimada —miro sus ojos—. Megan es hermosa, un poco estresante, pero hermosa.

—Hermosa eres tú, y mira que teniéndote así de cerca solo me han dado unas ganas enormes de besarte.

Sonrío cuando se va acercando a mis labios, está a punto de besarme y se escuchan ruidos en la puerta, nos apartamos de golpe.

—Se iban a besar, ¡joder, se iban a besar! —Celeste suelta una sonora risotada—. Esperé ver todo en mi vida, pero verlos a ustedes a punto de besarse ¡jamás!

—Este es el momento donde quiero tomarla del cuello y matarla por interrumpir lo que iba a pasar —Vans mira a mi hermana y luego a mí—. ¿Me ayudas a matarla? Nadie sabrá que fuimos nosotros.

—Creo que sí te ayudo —me saco las zapatillas y junto con Vans nos vamos detrás de mi hermana.

—¡Ayuda, ayuda! —mi hermana tan escandalosa sale corriendo, Vans y yo la perseguimos. Es divertido haber regresado y quizás esta navidad no sea tan mala como la pasada, aquí están mis amigos y lo que debo hacer es disfrutar de ellos. Llegamos donde todos que nos miran con cierta duda, agradezco a Celeste que no diga nada de lo que vio. Los chicos empiezan hablar algo sobre una apuesta y yo me concentro en escucharlos mientras como golosinas, parece que van a correr motocicletas y es un buen dinero el que apostarán, no pierdo nada por irme a meter a unas carreras donde no me han invitado.


¿Otra vez tú? «segunda parte de mi chico malo» ©Where stories live. Discover now