7. Sacar el dolor.

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¿Otra vez tú?

Capítulo 7.

—Abby Jones—

Se escuchan los fuegos artificiales cuando el reloj marca las 12:00 am del nuevo año, en el cielo se forma la palabra feliz año nuevo, todos nos abrazamos muy felices porque llevamos unas horas aquí y no hemos dejado de reír y menos hemos dejado de comer, mi plan de juntar al doctor y la jefa funcionó porque los vi salir hace horas y parecían muy felices.

Agradezco que este año estemos todos, no me importa si estamos en el hospital, lo importante es que estamos todos juntos. Cuando le di el feliz año nuevo a Ades él me rodeó con sus brazos y dejó un suave beso en mi mejilla, y sentí cómo una corriente llegaba a mí, cómo mis piernas temblaban y cómo quería que ese beso fuera en mis labios y no en la mejilla.

Mis amigos se la han pasado cantando y bromeando, al igual que mi familia, Belén nos ha hecho reír mucho porque hubo un momento donde nos quedamos callados y ella salió gritando que Ades le había dicho que mi novio me había hecho una amargada, todos nos miramos, pero fue más divertido verle la inocencia a la niña y la cara de espanto a Ades que nos fuimos en risa porque en serio fue chistoso.

—Dame una golita —no entiendo lo que me dice Belén hasta que veo la bolsa de gomitas y supongo que eso es lo que me pide porque se la come con ganas—. Es muy rica.

—Y tú eres muy hermosa —le doy un beso en la mejilla que suena—. Mi pequeña está creciendo.

—Te luce Belén en tu regazo, parece tu hija —miro a Liam—. Deberías tener una hija ya.

—¿Por qué mejor no se lo haces a Tania? —le lanzo una palomita de maíz.

—Me sacas de ese lío —se ríe ella—. Muy linda la niña, pero no quiero ser mamá todavía.

Forman una pequeña discusión y todos nos concentramos en verlos, es tan divertido verlos discutir porque de igual manera ellos se quieren. Pasan las horas y ya se tienen que ir, solo les dieron permiso para estar hasta las 12:30 am y ya casi es de madrugada y ellos siguen aquí.

Vidal dice que se quedará a cuidar a Ades, pero no sé qué le dice él en el oído que me piden que me vuelva a quedar, se van dejándome nuevamente con Ades que ya no está tan pálido y no me quita la mirada de encima, me siento en un sofá en forma de L que está a un lado y actúo como si nada.

—Tenerte tan lejos no me gusta —se cruza de brazos—. Deberías de estar aquí a mi lado.

—Puedo lastimarte, ya sabes que no duermo como una princesa.

—No quiero una princesa a mi lado, te quiero a ti. Claro, si es la princesa luna sí —no digo nada más—. Abby, solo por hoy sé quien eras antes, solo por hoy deja que…

—¡Al carajo con todo! —lo interrumpo y no dudo ni un segundo en pegarme a sus labios, lo escucho quejarse, pero no me aparta. Sus labios están tan fríos como los míos que se sienten muy bien. Una de las cosas que siempre me ha gustado es su manera de besarme, pero ahora siento mis sentidos muy activos, si sigo así no será un simple beso. Me aparto de sus labios cuando siento que no podemos más, dejamos nuestras miradas conectadas, sus ojos desprenden deseo, pero también una chispa de duda en ellos—. Si quieres que te pida disculpas por haberte besado de esta manera tan repentina, no lo haré.

—Tampoco quiero que lo hagas —se inclina para besarme, pero se termina por lastimar y me rio—. ¿Tienes idea de cuánto tiempo esperé este momento?

—Quizás el mismo tiempo que yo —musito tan lento que siento cómo mi respiración se ha puesto pesada.

—¿Cuánto tiempo estarás aquí en Londres?

¿Otra vez tú? «segunda parte de mi chico malo» ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora