22. El regreso a la Universidad.

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¿OTRA VEZ TÚ?

Capítulo 22.

—Abby Jones—

Escucho desde mi piso el claxon del auto de Víctor, y es que llevan rato esperándome, pero se me hizo tarde por quedarme hasta la madrugada hablando con Ades, necesitaba verlo, y creo que él también llegará tarde a la universidad, pero no podemos hacer nada, el amor es así. Tomo mi bolso y salgo corriendo porque sé que me pueden dejar y no quiero tomar un taxi.

—¡No inventes, Abby! —se queja Víctor cuando entro al auto—. Demoras más que una novia fea.

—Lo siento, se me hizo un poco tarde —beso su mejilla—. Sabes que te quiero, ¿verdad?

—Odio que me convenzas tan rápido.

Me devuelve el beso.

—Bueno, ya dejen esa miel para después, vamos a llegar tarde —nos reprocha Celeste.

—Conduce —Dayana nos mira—. Extrañaba tanto ir a la universidad.

—Por favor, ¿a quién le mientes? —me rio de Dayana porque claro que no es verdad lo que dice—. Tú no eres tan aplicada.

Seguimos discutiendo mientras Víctor conduce, escucho mi celular sonar y lo saco de mi bolso para mirar el mensaje que ha llegado.

Mensaje de Ades.

—Buenos días, guapa, espero que tengas un lindo día en la universidad.

Sonrío como tonta leyendo el mensaje y le respondo.

—Buenos días, chico malo, por supuesto que voy a tener un lindo día en la universidad, me has escrito tú. Me cuentas cómo te va en tu regreso a la universidad.

Espero su respuesta que es casi inmediata.

—Te tengo que dejar, ya casi entra el profesor y se pone intenso, ya sabes cómo son. Te amo, cuídate, mi niña.

No puedo seguir respondiendo porque Víctor se estaciona y nos bajamos del auto, a Dayana, Víctor y a mí nos toca las mismas clases, mientras que Celeste debe irse a su facultad, nosotros vamos en literatura Inglesa y ella en derecho.

«Como mi Ades».

—Nos vemos en la cafetería más tarde —beso su mejilla—. Te quiero.

—Y yo a ti. ¡Nos vemos más tarde!

Celeste nos da un abrazo y se va a donde le toca, nosotros entramos al salón y ya están todos nuestros compañeros, nos llevamos bien con todos, así que no es lío. Aquí es un poco extraño porque nos toca sentarnos en una mesa con alguien de nuestro tamaño y, claramente, mis amigos son más altos que yo, desde que empezó el semestre me ha tocado con una chica que se llama Renata, es bien linda, pero habla poco y me toca sacarle las palabras casi a la fuerza. Me recuerda a mí, yo era muy parecida a ella, insegura y llena de miedos.

El profesor entra y nos informa que por motivos personales no podrá quedarse, pero nos dejará unos textos para traducir, los cuales debemos mandarle por correo hoy mismo apenas se termine su hora de clase. Saco de mi cartuchera mis plumeros y mi cuaderno, igual debemos tener todo en el cuaderno.

—¿Me… me podrías prestar un plumero? —una suave y tímida voz llega a mis oídos, la miro y ella parece nerviosa—. Alguien debió sacar los míos cuando fui al baño, si no puedes prestármelo no pasa nada, yo puedo…

—Te lo regalo —le paso uno de los míos, Renata parece sorprendida—. Tengo muchos y no creo que me haga falta.

—Gracias —lo toma con total delicadeza.

¿Otra vez tú? «segunda parte de mi chico malo» ©Where stories live. Discover now