9. Sobredosis

2K 184 3
                                    

¿Otra vez tú?

Capítulo 9.

—Abby Jones—

En el mundo pueden existir dos tipos de personas, los que tienen miedo de amar y deciden dejar que todo se vaya al carajo para evitar sufrir, pero claramente ya están destruidos por dentro, y los que deciden perdonar para hacer el amor más fuerte y enfrentar todas las duras pruebas que vengan. Yo estoy en la segunda opción porque con solo mirar a Ades mi cuerpo tiembla, mis labios se secan y mi pulso se descontrola, es algo que únicamente pasa cuando estamos enamorados.

No puedo negar que olvidar lo de la apuesta va a ser difícil, he sufrido tanto que tengo pavor de que esto salga mal, pero escuchar a Ades decirme todo lo que ha tenido que pasar por meterse en un juego donde él mismo eligió solo lo destruyó y lo hizo ver que hasta el verdadero amor se pierde si uno rompe con todo.

Nadie vive el calvario del otro y yo por más de un año pensé que era la única lastimada y que por ser tan inocente me destruyeron la vida. Cambié, eso no lo puedo negar, pero mi amor por Ades solamente se hizo más fuerte, tan fuerte que desde que lo volví a ver recordé todo lo que habíamos vivido juntos, hay momentos tan tristes, pero también momentos felices y yo decidí tomar lo bueno para empezar de cero y ser feliz.

Cuando era una niña y veía películas con mi mamá siempre le decía que quería tener un amor así de lindo como los protagonistas, de esos donde se daban besos y detalles en color rojo para hacer todo más romántico, y ahora que estoy grande me doy cuenta de que nunca tuve en mi vida un príncipe azul como esos, porque no existen, pero puedo decir que tuve a mi lado un chico malo que me hizo feliz y que empezar de nuevo me hace saber que me va a cuidar y que todo va a ser diferente porque el amor sincero triunfa si ya no hay dolor y yo estoy dispuesta a dejar que Ades cure mis heridas.

—Te haré mía, Abby.

El solo escuchar mi nombre en mi oído me hace cerrar los ojos y Ades baja los tirantes de mi vestido haciendo que caiga al suelo, con las yemas de sus dedos acaricia mis brazos, sus labios tocan los míos con tanta ternura que me desarma.

(….)

Acabamos de hacer el amor y ha sido tan increíble que me quedaría toda una vida cerca de este chico, porque es tan simple enamorarse de Ades cuando con sus manos te dice lo que con su boca no puede articular por miedo a que lo rechace. 

—Ha sido lindo lo que acaba de pasar —los dos tenemos el codo afirmado en la cama mientras sostenemos la cabeza con nuestra mano para mirarnos—. Fue tan tierno.

Me rio por cómo lo dice y me aprieta las mejillas.

—Es tan extraño escucharte decir palabras como que ha sido lindo lo que acaba de pasar o fue tan tierno —suelto una risita y Ades me atrae hacia él para estrujarme en sus brazos—. Ades, tú nunca dices esas cosas, si te vas a poner romántico por favor me avisas para prepararme mentalmente, puedo tener una sobredosis de enamoramiento. 

—También puedes tener una sobredosis de sexo —lo empujo, mientras reímos, tanta ternura no podía ser real—. Nunca le digo cosas lindas a las chicas, únicamente tú conoces esa parte de mí. ¿Me escucho muy cursi?

—No me caería nada mal una sobredosis de esas porque hace mucho no estábamos juntos. ¡Y eres hermoso siendo cursi! —me vuelve a besar—. Ades, ¿en serio no sabías nada sobre todo esto?

—A mí me dijeron que tú me querías ver aquí, que me ibas a decir algo importante —se ríe—. Los hijos de su santa madre supieron planear todo.

—Se lucieron —murmuro—, pero si no hubiera sido por ellos no estaríamos aquí juntos.

—Y tampoco estaría por volverte a hacer el amor.

No comprendo muy bien lo que dice hasta que me sube encima de él y entonces comprendo que esta noche va a ser larga y mi tía que no nos espere hoy porque no voy a dejar que Ades se vaya sin cumplirme todas mis fantasías. Y es que se vale hacer todo después que hace mucho no nos habíamos tocado de tal manera que el mundo se volviera insignificante para los dos y que solo quisiéramos amarnos hasta que ya no haya límites

Alejo a Ades antes de continuar, gruñe cuando se aleja.

—¿Esta vez es real?

—Siempre fue real.

Asiento.

—Déjate hacer feliz, Abby, haré que tus miedos se vayan.

—Los miedos hacen parte de la vida, Ades Cooper.

¿Otra vez tú? «segunda parte de mi chico malo» ©Where stories live. Discover now