Epílogo

1.7K 149 10
                                    

EPÍLOGO.

—Mucho tiempo después—

20\06\23

—¡Por Dios, Abby! —escucho la voz de mi tía Karla pegarme un grito, y así lleva toda la tarde, parecer que la que va ha graduarse de la universidad es ella, porque sí, hoy es mi día y estoy feliz porque estoy a punto de cumplir uno de mis sueños; ser una profesional. Ades no puede venir, es su graduación y sería injusto que hubiera venido y dejar perder su graduación cuando hoy se recibe como abogado. Sé que será el más hermoso porque ya me mandó fotos donde está con los chicos y su toga de color rojo, incluso dejé salir una gran sonrisa cuando lo miré en esa foto porque sé que es feliz—. ¡Abby, que te muevas!

Salgo de la habitación y ahí está mi papá y su esposa Yuliza que luce divina, mi hermanita Belén, Celeste, Dayana, Víctor y Vidal junto a mi tía que se ven tan felices como los recuerdos. Me gustaría que mi relación con Ades sea como la de ellos cuando ya nos hayamos casado.

—Ustedes son intensos —los cuestiono con la mano en la cintura, pero al parecer todos se han quedado en silencio—. ¿Ahora qué, se le comieron la lengua los ratones?

—Hija, te ves... distinta —me dice mi padre con una gran sonrisa y puede que sea cierto, estoy maquillada en tonos fuertes, mi cabello esta vez no está suelto, lo llevo en un moño alto que no deja ningún mechón al aire, cada detalle de mi cara combina perfectamente con el color blanco con rojo de la toga que llevo puesta. Mis amigas al igual que yo lucen hermosas, pero Víctor nos gana a todas porque en realidad se ve tan guapo que es un lástima que Yuris no lo pueda ver, a esta hora debe estar en su graduación, y estarán aquí más tarde porque hoy es una fecha muy importante para Ades y para mí, justo hoy que es 20\06\23, y fue el tiempo que le puse para que pudiéramos casarnos, no quería que mi vida fuera un caos.

—Te ves guapísima —me dice Yuliza—. Bueno, todos se ven muy bien.

—Pero no vamos a llegar a tiempo si seguimos aquí —dice Víctor con desesperación—. Miren que el discurso lo dará Renata y ella me avisó que ya está esperándonos, no quiere empezar sin nosotros.

—Hora de triunfar mis amores —nos dice Dayana echando su cabello hacia atrás—. Por fin el día más esperado.

—Ojalá los chicos estuvieran aquí, sería mucho mejor —habla Celeste con una nota de tristeza.

—Cariño, sabes que hoy también es su día y no pueden venir hasta más tarde —mi tía Karla la abraza—. Ahora sí, todos al auto.

Hoy es uno de esos días donde la felicidad se nos nota en el rostro, donde cualquier persona al mirarnos se daría cuenta de que estamos muertos de alegría por dentro. Tuve que desvelarme tantas noches para lograr salir con honores de la universidad de Oxford, dejé de comer por salir corriendo a hacer tantos trabajos, nunca me importó estar cansada porque en mi mente solo estaba una cosa; ser grande en la vida. Tengo ansias de comerme el mundo, pero teniendo los pies sobre la tierra porque no hay nada mejor que ser grande ante los ojos de todos, pero ser humilde ante los ojos de Dios. Sé que no fue fácil estos años que pasaron, que mi alma estuvo tan dolida que quise hacerle daño a la persona que quiero, pero entendí que debía dejar que todo fluyera en mí para que mi alma se sanara.

Somos tan afortunado de tener el amor a nuestro lado, y en ocasiones parecemos no notar eso, fallé tantas veces y solo culpaba a los demás de lo que yo misma hacía. Tuve el alma tan dañada que lo único que pudo hacer que sanara fue aceptarme como soy, aceptar que vivimos en un mundo tan dañado y que queremos cambiar, pero nos termina cambiando a nosotros.

¿Otra vez tú? «segunda parte de mi chico malo» ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora