12. A punto de saber todo.

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¿OTRA VEZ TÚ?

Capítulo 12.

—Abby Jones—

¿Cómo es que después de pasar toda una noche bailando terminé en la habitación de un hotel con Ades y los chicos en otras habitaciones? Pues se los diré, estuvimos en el club nocturno de la 57 por muchas horas, entre bailes, risas, besos y mucho alcohol, Ades terminó por darse golpes con Fabián porque el muy imbécil me tiró toda su cerveza encima y, claramente, yo no me iba a quedar con la espinita, le di su buena cachetada porque se la merecía, no sé cómo me llegó a caer bien en algún momento, es un reverendo imbécil que solo busca lastimar a todos.

En fin, pasamos una noche increíble y después de discusiones tontas con los chicos nos vinimos para este hotel a pasar la noche, me tocó quitarme la ropa porque estaba húmeda y por eso ando en ropa interior paseándome por toda la habitación y haciéndole bailes sexis a Ades porque sé que lo provoco.

—Mira esto —le muestro a Ades unas cuerdas, una pluma y esposas que hay en una gaveta—. ¿De quién serán?

—Posiblemente de una pareja que vino a tener sexo —me mira con sus ojos entre cerrados y sé que algo planea—. ¿Y si las usamos?

—¿Me quieres atar? —me rio y se las tiro encima colocando mis manos hacia delante—. Átame y hazme tuya entonces.

—Esa es mi bruja —me da un beso para acercarse a la gaveta y seguir revisando, me muestra unos halls negros, y sonrío porque sé para qué los puedo usar, me los lanza y los tomo en el aire—. Usa esos conmigo.

—Desnúdate y súbete a la cama.

Y sin objetar empezamos una serie de juegos entre caricias y provocaciones por parte de los dos.

—Especial doctor Roberto—

Nadie que no haya amado de verdad se alcanza a imaginar lo mal que uno se siente si no puede estar con la persona que uno quiere. Se siente tan abrumador y desgarrador ver cómo la persona que amas te rechaza porque se va a casar con alguien más, se siente fatal.

Yo tuve que sufrir al ver cómo la chica que amaba se casaba con otro que solo estaba con ella por lo que le podía dar, era joven, pero la amaba con tanta intensidad que le lloré que se quedara a mi lado. A mí no me importaba nada si ella estaba conmigo, pero sus palabras aquella tarde fueron; Ya no te amo, no me busques más porque haré mi vida con alguien más.

Ese día sentía que mi vida ya no tenía sentido, Vilma fue la mujer que amé durante muchos años y todavía recuerdo cuando le pedí que me diera una sola noche y la dejaba ir, ese día hicimos el amor tantas veces que jamás se me olvidará, ella se había casado ya, pero sentí que todavía me amaba en la manera que me besaba. Quizás amaba a los dos, pero lo eligió a él y tuve que aceptar que la había perdido.

Me enteré de que estaba embarazada cuando ella dio a luz en el hospital donde yo trabajaba, la enfrenté para preguntarle si esa bebé que había tenido era mía, Vilma lo negó. Sabiendo que me podía costar el trabajo tomé una muestra de saliva de la pequeña que estaba en la incubadora y como lo pensé esa bebé de grandes ojos azules y cabello entre castaño y rubio era hija nuestra, y no de ese hombre sin escrúpulos que más de una vez le pegó a Vilma y yo no pude hacer nada porque no me le podía acercar.

Como si todo estuviera reciente recuerdo que fui a buscar a Vilma a su casa y todo se volvió un lío cuando su esposo nos vio juntos, entonces nos dijo en la cara que él sabía que nos habíamos acostado, pero que nunca le daría el divorcio porque Vilma era suya y que Abby jamás iba a saber que yo era su verdadero padre. Me fui porque me sacó a golpes y dije que regresaría, pero justo cuando salía de mi trabajo unos hombres me cogieron a golpes y me dejaron en estado de coma por cinco años, los médicos pensaron que no me iba a salvar, pero no fue así, me quisieron mandar para otra ciudad para evitar que los hombres que me golpearon se enteraran de que estaba vivo, me negué, tenía que ver a mi niña la cual no me le sabía el nombre todavía.

Yo era mucho más grande que Vilma, pero eso jamás nos importó hasta que ella puso sus ojos en ese miserable. Miraba desde lejos a mi niña, parecía tan feliz cuando ese hombre que ella pensaba que era su padre la llevaba a las carreras y ella ganaba, parecía tan llena de vida. Durante todos estos años estuve pendiente de ella, no me quise perder ni un detalle de su vida, la vi entrar y terminar la escuela, la vi irse para la universidad, me sentía el hombre más orgulloso por verla graduarse, estuve en todos sus momentos, desde lejos, pero estuve.

Hace unos meses me reencontré con Karla, la hermana de Vilma, le conté todo lo que pasaba y ella sin poder creerlo me dijo que le diría la verdad a Abby, pero ya ha pasado mucho tiempo y es hora que Abby sepa toda la verdad porque la quiero tener a mi lado. No sé llega a imaginar cómo quería abrazarla cuando la vi en el hospital y estaba bromeando porque se dio cuenta de que la jefe Rivera me gustaba, ahora es mi pareja, me ayudó a conquistar una mujer sin saber que era su padre, y aunque actué como si nada pasara quería abrazarla y contarle toda la verdad.

Me bajo del auto y toco el timbre de la enorme casa donde vive mi hija con su nueva familia, me abre la puerta una chica de cabello castaño y ojos negros, me da una sonrisa, parece reconocerme del hospital y sé que yo también la miré con varios chicos, pero no sé su nombre.

—Hola —me sonríe—. ¿Qué necesita?

—¿Se encuentra Karla?

—Celeste, puedes dejarnos solos, yo lo atiendo —Karla aparece frente a nosotros con su rostro serio y la chica se retira—. ¿Qué haces aquí? Te dije que me dieras tiempo para contarle a Abby que tú eres su padre.

—Podemos decirle la verdad ahora mismo —la hago a un lado y entro—. ¿Dónde está?

—Roberto, yo entiendo que todos estos años la hayas mirado desde lejos, que hayas pedido que te mandaran a trabajar a Londres porque sabías que ella vendría a visitarme y así no te perderías de verla, pero entiende que para Abby no va a ser fácil enterarse de que tú eres su verdadero padre.

—¿Qué acabas de decir, tía? —se escucha una tercera voz y cuando nos giramos a ver vemos a Abby cerca de nosotros, sus ojos levemente llenos de lágrimas y la mano en su pecho.

Vine decidido a decirle la verdad, pero verla tan fuerte y a la vez tan frágil ha hecho que mi mente quede en blanco y no sepa qué decirle porque no pensé que el momento llegaría después de tantos años donde yo tuve que verla crecer de lejos.

¿Otra vez tú? «segunda parte de mi chico malo» ©Where stories live. Discover now