30. Mi yo del pasado.

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¿OTRA VEZ TÚ?

CAPÍTULO 30.

—Abby Jones—

Regresar a los lugares que hemos sufrido jamás será cómodo para nadie, porque regresarán los malos pensamientos y cada uno de los momentos vividos, pero hoy siento que tengo que hacer eso para ser feliz, necesito encontrarme con mí yo del pasado, necesito ser libre porque no podré ser feliz si sigo como hasta hora.

Nunca hubiera regresado si Ades no me lo propone, y sé que él quiere hacer esto porque sabe cuánto he sufrido, y sabe que llegó el tiempo que abra mi corazón y deje salir cada cosa que me interrumpa ser feliz. Hoy que me encuentro aquí entiendo que debía pasar tanto sufrimiento para crecer como persona, jamás pensé que regresaría a la casa en la que vivía cuando era niña con mi mamá y con el que pensé que era mi padre.

Hoy que estoy de pie en el centro de la sala recuerdo cada lágrima que derramó mi mamá, cada palabra de aliento que me decía para que ya no tuviera miedo, y recuerdo con tanta claridad las veces que lloré para que ese hombre que consideré mi padre por muchos años no me hiciera daño, pero a él nunca le importó ninguna de mis súplicas porque solo quería satisfacerse.

«Hay tantos buenos y malos recuerdos en este pedacito de casa».

—Necesitas hacer esto, es por tu bien —miro a Ades que me tiene de la mano, sé que vale la pena estar con él porque ha sido un gran apoyo para mí, pero también sé que después de esto ya necesito mi espacio para pensar muchas cosas que solo me causan daño y no pretendo causarle daño a él porque lo amo, y si algún día dije que me iba a cobrar todo lo que me hizo, hoy deshago ese juramento, cuando se ama no se destruye y no puedo hacerle lo que él me hizo porque eso me haría igual o peor que todas las personas que me han hecho daño.

—Gracias por estar a mi lado.

Me inclino para besarlo cerca de los labios, y después me suelto de su mano y doy unos pasos hasta quedar frente a un retrato de ese hombre, doy un largo suspiro y sé que debo decir todo ahora, así que cierro mis ojos para luego abrirlos y dejar salir lo que me daña.

—Tantos años y no había regresado aquí, los mismo años que pensé que eras mi padre y que yo fui la culpable de todo. Hoy frente a esta foto puedo decirte que te perdono, y te agradezco porque por personas como tú es que existen los valientes como yo. Nunca planeé tener la vida que tengo y gracias a ti he tenido personas a mi lado que me han hecho sentir como una basura, ¿pero sabes qué? Eso me hizo crecer como persona y justo por eso te digo que te mereces todo menos nada bueno, y no es que tenga malos sentimientos, solo que todos reciben un poco de lo que dan, y tú nunca distes nada bueno—dejo salir una sonrisa a la foto que está frente a mí—. Mil veces gracias por hacerme daño, jamás lo olvidaré.

Sin más siento un abrazo que me llena cada vacío que podía sentir, Ades parece saber lo que necesito cada vez que estoy en las etapas de renacer, y siento un alivio tan grande haberme encontrado con mí yo del pasado cuando era niña, y todavía me falta recorrer un par de lugares que también me marcaron.

En silencio salimos de la casa donde viví parte de mi infancia y antes de subir al auto le doy una última mirada y sonrío con lágrimas en mis ojos porque ya era tiempo de olvidar todo el daño que me hicieron. Minutos después llegamos a la escuela y apenas pongo un pie dentro de las instalaciones mi piel de eriza, y puedo ver frente a mis ojos la chica tímida que fui, la que todos ignoraban y que solo notaban para ofender, esa misma adolescente que se esfumó con el paso de los días.

Hay tantos recuerdos en esta que fue mi escuela, aquí quedaron tantas personas que un día se burlaron en mi cara porque no tenía el mejor aspecto o quizás porque nunca fui como ellos; ignorante. Porque así es que se le tiene que llamar a las personas que nunca preguntan el porqué de tu manera de actuar, pero son los primero en decirte cosas como; eres una tonta, no vales nada, tu mamá es una asesinay mil insultos más.

¿Otra vez tú? «segunda parte de mi chico malo» ©Where stories live. Discover now