29. Es hora de crecer.

1.2K 131 0
                                    

¿Otra vez tú?

Capítulo 29.

—Abby Jones—

Muchas veces en mi soledad me preguntaba ¿por qué mi vida no fue feliz como la de otros niños o por qué nunca tuve una familia completa? Pero hoy puedo decir que nadie es complemente feliz, que todos por más felices que parezcamos llevamos tristezas y miedos dentro de nosotros que no nos dejan seguir adelante. La vida y el destino nos puede hacer tan fuerte como uno decida o tan débil como uno quiera, y hoy no sé si la vida me pone una de las mayores pruebas para probar qué tanto he cambiado con el tiempo.

Fabián está muy grave y son pocos los minutos de vida que le quedan, el golpe fue tan fuerte que tiene sangre en casi todo el cerebro y ya no pueden hacer nada más por él. Él eligió el camino más fácil, donde un camino es la cárcel y el otro la muerte, muchas veces se lo dije, pero pareciera que ganar dinero fácil era lo mejor que había para él, y justo lo que le pasó le está demostrando que la vida se cobra todo, no importa cuántos años hayan pasado, pero el castigo llegará porque nacimos para recibir lo que damos y Fabián lo único que dio fue su odio y nadie quería una persona como él a su lado.

Cuando pidió hablar conmigo por última vez, me negué, pero luego Dayana me hizo entender que debía cerrar este ciclo para poder estar tranquila y es por eso que estoy al lado de la camilla donde tienen a Fabián, vestida con los elementos de protección y sin rastro de dolor por ver su estado. No le deseo el mal porque no está en mí hacerlo, no quiero dejar que la rabia y el rencor me haga pensar como esas personas que causan daño sin remordimiento alguno de culpa.

—A... Abby —la voz de Fabián sale tan débil que apenas y logro escucharlo—. Esto es tu... culpa, la que merece estar aquí eres tú.

—Nada de esto es mi culpa, cada quien elige su camino, muchas veces te dije que terminarías mal y te reíste en mi cara, nadie tiene culpa de lo que te pasó, aquí el único culpable eres tú por tu manera de pensar tan absurda y prepotente. Pensante que eras el rey del mundo y te bajaron de esa nube con un fuerte golpe, porque pensaste que te comerías al mundo y el mundo te está acabando a ti.

—Has sido la única culpable de… todo —se queja y su voz cada vez es más suave—. Nunca serás feliz porque llevarás en tu conciencia que por tu culpa yo me morí.

—Si estás aquí es por robarte un dinero que no era tuyo, un dinero de un narcotraficante que te cobró bien caro esa traición.

—Juro que…

Sus palabras se cortan cuando de repente un ruido fastidioso de la máquina donde está conectado empieza a pitar, sus ojos abiertos no espabilan y comprendo lo que ha pasado, Fabián acaba de morir. Paso mi mano por sus ojos para cerrarlos y quizás esto era lo mejor porque ya necesitaba descansar.

—Espero que donde estés tengas una mejor vida, yo hoy te perdono por todo el daño que alguna vez me causaste, porque no quiero llegar a ser como lo fuiste tú, yo soy diferente. Yo merezco ser mejor que tú.

Es lo último que digo antes de salir del cuarto donde lo tienen, los médicos tratan de darle reanimación, pero ya es muy tarde, su tiempo llegó. Mis amigos y mi familia me miran esperando alguna reacción mía y nunca llega porque estoy tranquila, esto que pasó no es culpa de nadie porque como lo dije antes: todos elegimos nuestro destino. Fabián sabía que meterse en el mundo de las drogas no es fácil, y que no todos salen bien librados de ese mundo que únicamente daña a personas que no pueden contenerse y que necesitan ayuda para dejar las drogas que solo van quemando sus neuronas hasta hacer de ellos personas dependientes de tal porquería.

—Fuiste tú quien acabó con la vida de mi hijo —un señor alto y con su ropa desarreglada me señala, sus ojos están rojos y supongo que es el papá de Fabián. Se acerca a mí con toda la intención de hacerme daño y Vidal se coloca en medio de nosotros—. Por ella es que mi hijo jamás fue feliz, ¡tú lo mataste! ¡Tú arruinaste su vida!

¿Otra vez tú? «segunda parte de mi chico malo» ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora