Reconstruirme

Capitulo 11: La semana que volamos

- Vos me estas diciendo que enfriaste todo por el idiota de Santiago? – y recibí un golpe en la cabeza y me la agarré –

- Bueno Eugenia, no pude evitarlo – me senté en su cama –

- A ver Lalo de mi alma – sacó unos vestidos playeros de su placard – lo que yo no entiendo bien es por que te haces la loca, vas y te lo chapas – puso sus manos alrededor de su boca y moduló bien – lo invitas a tu casa, están juntos y después te deprimís

- Ay si supiera te juro que no me pasaría tarada – se rio y siguió re voleando ropa por todos lados –

La mañana del lunes hicimos en su casa la valija para irnos a México, ella tan atolondrada como siempre pretendió llevarse toda su ropa de verano, para cada prenda que metía le buscaba una ocasión. El miércoles partíamos hacia Playa del Carmen las tres juntas y la más emocionada era Candela. Nos juntamos en mi casa para que me hicieran mi bolso, ya que empezaba a recular con el viaje, me volvieron a repetir todo lo que íbamos a hacer, como nos íbamos a divertir y como me iba a despejar.

El martes a la noche hablé por teléfono con Peter después de nuestro encuentro, me disculpé y él solo me dijo que entendía perfecto lo que me pasaba. Me deseo suerte en el viaje y me hizo prometerle que cualquier angustia que tuviera lo iba a llamar, aclaró que, aunque ya no era mi terapeuta le importaba saber como me sentía. Me hizo sentir cosas en la panza y sonreí antes de prometerlo. Estuve muy cerca de invitarlo a pasar la noche conmigo, pero me lo guardé.

Rochi paso a buscarnos y nos acompaño al aeropuerto y volvió a lamentarse por no poder ser parte. Nos despedimos entre abrazos y risas y después de todo los tramites correspondientes perdí a mis amigas en el freeshop. Revisé precios, agarré un par de chocolates y nos encontramos de nuevo en la puerta de embarque.

Durante el vuelo me dediqué a dormir. Bajamos del avión y mis amigas ya estaban pasadas de rosca, nos reímos mientras hacíamos el ingreso al país y nos subimos a una combi del hotel. Cuando llegamos el lujo invadió mis ojos y las miré a mis amigas queriendo cuasi escapar de ahí, Cande me abrazó y me hizo caminar hacia el desk. Hicimos el check in y nos llevaron a nuestra habitación, Euge se tiro de palomita a las camas para probarlas mientras que Candela entro al baño corriendo a ver que cremas nos daban. Yo quedé petrificada, un escalofrío recorrió mi cuerpo entero y mis amigas lo notaron porque automáticamente me sacaron de ahí. Nos cambiamos y bajamos a la pileta. Hacían 30 grados y la gente disfrutaba de las instalaciones, cada una de nosotras tenía una cerveza en la mano y las risas empezaban a retumbar entre nosotras. El sol golpeaba directamente en nosotras y nos relajábamos sin dejar que los problemas pasaran.

Los primeros días todo era playa y alcohol. Cruzaba mensajes con Peter cada tanto porque quería saber como me sentía. También había mensajes donde yo un poco pasada de copas le mandaba fotos con bastante poca ropa. Él siguió mi juego sin pudor y entre risas y fotos nos fuimos descubriendo más. Un día le quise mostrar mi bronceado y su respuesta fueron varios emojis babeándose y como me gustó fui por más.

Una noche Eugenia me encontró en el baño sacándome una foto de espaldas desnuda y despertó un montón de risas y la eché para poder terminar mi misión. Mandársela a mi ex psicólogo ahora chongo. Y él no se quedó atrás para devolvérmelo. Me encerré para poder complacer entre dos nuestro deseo de estar juntos, pero desde México.

Todo iba bien, las excursiones temprano hacían que llegar a la noche sea únicamente para dormir. Eugenia nos propuso ir a un boliche y esa noche cedimos. La pasamos muy bien, nos divertimos. Mi amiga correteaba a cualquier extranjero que venia y espantaba a los argentinos que se nos acercaban.

Dos noches antes de irnos y después de insistirme nos cambiamos para volver a salir a bailar. Puse muchísima energía para hacerlo mientras hablaba por teléfono con mi Peter mientras mis amigas me burlaban.