Capítulo 16: La noche que oficializamos

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Era sábado por la noche y estábamos mis amigas y sus amigos reunidos en la casa de Peter comiendo un asado, no era el primer encuentro grupal que teníamos, la pasábamos muy bien todos juntos. Vico ayudaba a Peter en la parrilla mientras que Agustín condimentaba las ensaladas y Nicolás repartía choripanes para el resto. La velada empezó muy bien, con risas y chistes por demás, mi chico me malcriaba, me traía primero a mí y todos se quejaban y yo les sacaba la lengua.

La música se mezclaba con las carcajadas y las anécdotas. Éramos diez casi amigos riéndonos y tapándonos con nuestras propias voces. Peter se acercaba a cada rato a dejar un beso en mis labios y Eugenia era la encargada de gastarnos. El alcohol empezó a invadirnos y con eso los juegos y las preguntas incomodas.

- Pitt ya es hora no? – le dijo Agus muy seguro (y borracho) mirando su celular, el lo miró extrañado y yo levanté las cejas – No me miren así – se quejó – ya es momento que oficialicen ustedes dos, están comiendo delante de los pobres – y señaló a Euge –

- Que me metes a mi nene?! – se quejó y le golpeó el brazo lo que causo una queja – dejalos en paz para empezar y además quien te dijo que necesito a alguien para no ser pobre – hizo comillas –

- Esa es mi amiga! – festejé y Peter estalló en risas como el resto con la cara de su amigo –

Despedimos a Candela y Andrés que se quedaron con nosotros para terminar de ordenar y cuando él cerró la puerta yo estaba tirada en el sillón con los ojos casi cerrados. Apoyó su cabeza en mis piernas y acomodo mi mano en su cabeza para que le haga los mimos que tanto le gustaban. Los dos casi dormitando y borrachos estábamos compartiendo un momento super tierno. De repente abrió los ojos y me exalté así que lo miré.

- Queres ser mi novia? – y sonrió de la manera más tierna y sincera que algún ser podría hacerlo y lo besé por toda su cara – Es un si eso?

- Si – sonreímos y nos besamos. Caminamos entre besos y abrazos a su cama y nos tiramos a dormir, esa noche no había fuerzas para desnudarnos y sentirnos, había mucho alcohol encima –

Oficialmente volvía a estar de novia y eso traía un montón de compromisos. Esta vez no me espanté. Sabía que al lado mío tenía a la persona más relajada y compañera que podía haber encontrado. Seguimos con nuestra rutina de vernos un par de veces a la semana. Bautista ya casi era parte de nuestras cenas los martes por la noche y después se iba. Nos reíamos mucho, fue el primer familiar que se enteró de nuestro noviazgo. Molestó mucho a su hermano y después nos felicitó.

Nuestras primeras semanas de novios todo fue pasión y amor. Los "Te quiero" rondaban cada tanto, él me buscaba por mi oficina cuando terminaba temprano y si no nos encontrábamos en algún lado para cenar y después volver a juntarnos bajo las sabanas. Estaba plena y mis amigas festejaban conmigo eso. No había mochila del pasado ni nada que molestara.

- No se Eugenia – estaba en una videollamada mostrándole ropa. Iba a conocer a mis suegros – Es un montón

- Ay es que nunca me dejas elegir a mi, entonces no sé por que me llamas – y contesto Candela para unirse a nosotras – Ahora que llego la diseñadora dejo de importar – revoleé los ojos y le tiré un beso –

- A ver mostrame tus opciones – empecé a sacar ropa y se cruzó Andrés. Le gritamos las dos en conjunto –

- Es que yo quiero ir muy tranquila, ¿te parece mal este jean con esta blusita? – le mostré y negó mientras comía un sándwich –

- Esta perfecto amiga – aprobó Cande –

- Pero algo más sexi necesita – acotó la otra indignada y la callé –

- Bueno, ¿me pongo esto entonces? – las dos asintieron – Las amo! – grité y corté la llamada –

Peter llegó con su moto y emprendimos camino hacia el barrio de Belgrano. Era una casa grande, cuando estacionó la moto y bajamos me agarró de la mano y me dio un beso en la frente antes de entrar. Cuando giró las llaves por la puerta principal unos nervios de principiante aparecieron dentro mío, él lo notó y volvió a apretar mi mano. Entramos y estaba Bautista tirado en el sillón jugando a la playstation. Nos sonrió y nos levantó la mano en forma de saludo. Automáticamente apareció Claudia, o Api como se presentó, me saludó muy amorosamente y me invitó a pasar. Peter nos sirvió una copa de vino a cada una y mientras ella ponía en el horno unos canelones caseros.

Al rato apareció Pablo quien se sumo con otra copa de vino. Estábamos los cuatro en la isla de la cocina charlando, cada tanto su hermano aparecía para picar unos quesos y charlaba con nosotros. Sus papas eran amorosos y cálidos como él, todo el tiempo quisieron hacerme sentir cómoda y eso lo lograron. Cuando nos sentamos los cinco en la mesa charlamos de mi trabajo y yo conocí el de ellos. Claudia era abogada y Pablo era arquitecto.

- Me encantó conocer a la persona que esta haciendo feliz a mi hijo – me dijo Api mientras Peter terminaba una partida con su hermano en el sillón – Gracias por venir Lali

- Fue un placer – le sonreí – la pase muy bien, me sentí muy cómoda

- Era la idea, fue todo muy natural – me abrazó por el hombro y mi novio apareció con una sonrisa –

- En que andan mis chicas? – se apoyó contra la puerta de la cocina – Vamos La?

Nos despedimos con besos, abrazos y una promesa de volver rápidamente. Pablo me agradeció la paciencia a las apariciones de su hijo menor y solo me limite a decirle que la pasábamos muy bien cada vez que aparecía.

Esa noche dormimos abrazados y felices. Tenía una familia hermosa y ahora entendía mejor de donde venia, la paciencia con la que se tomaba las cosas, la transparencia de su mirada y la sinceridad de sus palabras. Había pasado una cena hermosa. Mis suegros eran todo lo que estaba bien y mi cuñado rebelde también. 

ReconstruirmeWhere stories live. Discover now