Capítulo 21: La mañana que corrí al hospital

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Lo primero que hicimos cuando aterrizamos en Buenos Aires fue ir corriendo a lo de mis papás a buscar a Tecito. El reencuentro fue emotivo, al menos para mí, le pedí a mi novio que filmara el momento para poder mandárselo a Eugenia, que me contesto con una carcajada inmensa para después poner "RIDICULA!". Bufé y abracé al gato que apenas lo bajé se ocultó atrás de la pierna de Peter quien se agachó para hacerle un cariñito.

Agosto terminó con un evento de Psicología muy importante donde me tuve que poner elegante para acompañarlo a él.

Esa noche no hubo baile ni demasiado alcohol, fue un encuentro mucho más intelectual. Peter me presentó con sus colegas y charlaron de cosas de la profesión, solo acompañé asintiendo a todo lo que decían. Cuando llegamos a nuestra casa lo primero que hice fue sacarme los tacos y tirarme en la cama. Fue él, el que se encargo de desvestirme después de agradecerme haberlo acompañado, nos besamos y nos acurrucamos juntos los tres en la cama.

Un jueves me levanté con un llamado desesperado de Api contándome que Pablo se había caído en una visita de una construcción y que no podía comunicarse con Peter por ningún lado. La calmé, le pedí los datos para ir a acompañarlos. Llamé a Romina para pedirle permiso para pedirme el día y me lo autorizó de inmediato, también les avisé a mis compañeros que me dejaron tranquila para que acompañará a la familia de mi novio.

- Lali – me llamó Rocío mientras me cambiaba para salir a socorrer a mi suegra – Esta todo bien?

- Ro – sonreí – Si, no se bien que paso, pero no se pueden comunicar con Peter así que me llamo a mí. Parece que se cayó y se lastimó el hombro, no lo tengo bien claro

- Avisame cualquier cosa que necesiten, acá esta todo tranquilo – escuchaba su teclado y el teléfono sonar –

- No parece – me reí y ella bufó – Gracias amiga, te voy contando – y corté para salir de mi casa –

Llegué al hospital y Claudia lloraba desconsolada en una silla. Nos abrazamos y al ratito le alcancé un café. Pude comunicarme con Delfina para que le avisará a Peter. Me llamó un poco preocupado y también le pedí que se calmara que yo iba acompañar a su mamá hasta que pudiera llegar. Me agradeció y no cortó sin antes decirme que me amaba.

- Clau – le acaricié el hombro – vamos a comer algo, ya nos dijeron que esta bien – le sonreí –

- Si – me sonrió. Había que hacerle una pequeña intervención en el hombro, pero estaba en perfecto estado –

Subimos a la cafetería y almorzamos una ensalada cada una. Se relajó un poco y nos reímos de diferentes cosas sin mucho sentido. Cuando volvimos a bajar a la sala de espera la dejaron pasar a verlo. Salió aliviada y me contó que estaba de muy buen humor, que se había patinado y con eso se había fracturado el hombro, pero que estaba bien. Me agradeció y llamó a Peter para dejarlo tranquilo que estaba todo bien.

Alrededor de las dos de la tarde llegó mi novio con su hermano menor para acompañar a su mamá, me besó la frente y me agradeció. Acompañé a Bautista a almorzar ya que su hermano lo había retirado temprano del colegio.

- Mi mamá es tan dramática – río mientras comía un sándwich –

- No seas así – me reí – se preocupó, me llamó muy angustiada

- TE LLAMO A VOS?! Ah no, es un papelón, suspéndanlo – reímos juntos –

- Basta Bauti – negué con la cabeza – tu hermano no le contestaba, estaba desesperada

- Pero está acostumbrada a estas cosas, si el viejo jugó al rugby hasta que fue bastante mayorcito, esto es nada – me mordí el labio y volví a negar –

- Tomate en serio la angustia de tu mamá y comé mejor – se mandó otro bocado –

- Como se nota que ya el psicólogo Lanzani esta metido en tu cabeza – golpeé su hombro y se quejó –

Cuando volvimos juntos a la sala de espera Claudia hablaba por teléfono y mi novio le sostenía la cartera. Me senté al lado de él y me abrazó. Su hermano nos burló, y Peter lo retó. Se notaba que era un adolescente que entendía todo y por eso todo lo tomaba con muchísima tranquilidad. Terminó la operación con éxito y ellos entraron a verlo. Cuando salieron no pararon de burlarse de las cosas que decía Pablo bajo el efecto de la anestesia. Le dieron el alta medica y salió de la habitación agradeciéndole a todo el personal de salud que lo ayudo a sentirse mejor. Acompañe a mi novio a comprar los medicamentos recetados para que mi suegro pudiera pasar los dolores.

Llegamos a casa agotados los dos, mientras Peter estacionaba la moto yo subí para chequear si Tecito había hecho algún desastre y como no lo hizo le regalé una lata de atún en recompensa.

- La a vos te parece darle una lata entera de atún porque simplemente se portó bien? -asentí muy contenta mientras acariciaba al gato – Es lo que debería hacer siempre

- Podes felicitarlo? – le dije indignada – salí corriendo sin despedirme y no hizo lio – le hice de nuevo una fiesta con sus dos patitas delanteras, se escapó y se subió automáticamente al sillón con Peter – Sos un desagradecido – lo miré y me levanté del piso – Te quiere más a vos que a mí, ya lo definí

- Eso es imposible – me dijo con el gato sentado al lado de él –

- Miralo! – lo señalé – hasta te ronronea! – mi novio me hizo señas para que me sentará al lado de ellos dos y eso mismo hice –

- Gracias por acompañarnos hoy – le sonreí y me beso la frente –

- No me tenes que agradecer Pitt – levanté los hombros –

- Te amo – y me besó y se lo correspondí. Tecito se bajó del sillón para dejarnos encontrarnos en paz en nuestros labios –

El sábado fue el día que nos volvimos a reunir con nuestros amigos después de nuestra mini escapada. Agustín me felicitó por la idea del regalo e intentó llevarse los créditos por haberme ayudado. Mi novio golpeó su hombro y también le agradeció. Llegaron varios libros nuevos para su biblioteca y estaba muy contento. Mientras todos charlábamos se escapó al sillón a chusmear sus nuevos regalos.

Lo miré de reojo y sonreí como una estúpida hasta que Eugenia entro con el postre que nos preparó: Salchichón de chocolate. Todos nos miramos y ella pegó un grito para que Peter se acercara. Nos quedamos todos mirando fijo el postre. Ella estaba tan orgullosa de su creación que solamente se dedicó a cortarlo y repartir.

- Amiga esto parece morcilla y acabamos de comer asado – le dijo Candela conteniendo la risa –

- Ustedes cállense y prueben que les juro que les va a encantar – siguió cortando y repartiendo -

- Y que viene después? – preguntó mi novio haciéndole burla –

- No queres que te conteste Pedrito – le sonrío irónica – Prueben y después escucho sus halagos – se sentó y nos miro –

Estaba bien, muy bien su postre. A Agustín le costó un poco más reconocerlo, pero Rochi repitió otra porción. Peter se burló de ella porque por su profesión no nos debería estar haciendo comer esa cantidad de chocolate, pero ella le dijo que se quedará tranquilo, que le iba a hacer un chequeo de caries gratuito y todos reímos.

Despedimos a nuestros amigos y cuando Eugenia cerró la puerta yo me tiré automáticamente en el sillón mientras Peter le pedía a Tecito que se corriera así terminaba de ordenar. Se asomó desde la terracita y me tiro un beso. Imité como si lo agarrara y apoyé en mi pecho. Me guiñó el ojo y siguió con lo suyo. 

ReconstruirmeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora