EPÍLOGO

2.8K 136 36
                                    


- AYIA! – Eugenia era la encargada de mi peinado y estaba tirándome del pelo – podes hacerlo más despacio?

- NO – giró mi silla para acomodar mi pelo –

- Yo tengo que estar nerviosa, no vos – me miré al espejo y sonreí –

- Te amo, estas re linda – me abrazó por atrás y los nervios se empezaron a ir – Donde esta Candela?! Justo hoy no puede llegar tarde

- Ya va a llegar – tomé un trago de té de orégano que mi amiga me había preparado hacia un rato para calmar la ansiedad –

- NO! ¡¿QUE HACES?! – me sacó la taza – Ya estas maquillada, estas loca!?

- Amiga, necesitas un rivotril ahora – la miré preocupada –

Sí, era día del casamiento. Peter en ese mismo desayuno, después de quedar estupefacto me dijo que sí, un poco confundido, tuve que volver a repetírselo varias veces. Festejé con Tecito en mis brazos y saltamos de alegría mientras mi futuro marido estaba todavía un poco asustado en la mesa. Llamé a mi mejor amiga que estaba de camino a su consultorio odontológico y me felicito y a mi novio también.

Decidimos hacer un casamiento no-tradicional, nada de iglesia ni tanta historia, pasábamos por el registro civil, y después a la noche hacíamos una fiesta. Sin demasiados invitados, sin demasiado revuelo. Las semanas antes de que llegará el día estuve bastante perseguida y mi novio se encargó de tranquilizarme. Noche de por medio le pregunte si estaba seguro y solo me daba seguridad con palabras que me hacían sentir bastante segura.

- Gorda, ¿podes calmarte? – me dijo desde la cama cuando yo daba vueltas en círculos mirando mis propios pies–

- ¿Pero es un sí, re contra sí? – asintió sonriendo y cruzó los brazos por detrás de su cabeza – Decime algo más Peter! – levanté mis brazos –

- Sí me quiero casar con vos – me miro con ternura y me hizo señas para que me sentará en la cama al lado de él, y eso mismo hice – Sí, quiero tener la fiesta que más te guste – volví a sonreír – Lo único que no me termina de cerrar – giré mi cabeza con preocupación y río – es que pretendas que Tecito esté ahí

- No voy a negociar eso! Es nuestro hijito – lo miré, estaba reposando en una banqueta que habíamos puesto en el cuarto –

- Hace lo que te parezca sí? – beso mi frente – Yo te banco – sonreí feliz –

Claramente cuando planteé a mis amigas la idea de que estuviera el gato me dijeron de todo, Euge empezó con ridícula y me dijo que no se iba a hacer cargo de él en el registro civil. Dejé de insistir cuando mi amiga, que siempre me malcriaba, me dijo que era un divague, así que desistí.

- Ay mira gordi! – saqué de una bolsa un traje para el gato –

- La, no me jodas – se tapó la cara y empezó a reír –

- Ay no te gusta?! – agarré a Tecito –

- Lali, como vas a ponerle un traje a un gato!?! – me miró un tanto indignado –

- Pero quiero que venga y este elegante – hice puchero –

- Mi amor – sacó el traje de mis manos – no sabes cuanto te amo, pero no puede ir Tecito al registro civil, tampoco podés torturarlo con eso – volvió a reír –

- Pero necesito que venga – lo miré y lo besé –

Iniciamos los preparativos con Candela a la cabeza, nos persiguió un poco, esta vez deje todo en manos de mis amigas. Cada tanto amenazaban a Peter por las dudas y el solo se dedicaba a abrazarlas y a decirles que todo iba a estar bien.

ReconstruirmeWhere stories live. Discover now