Capítulo 22: La noche que volvimos a hablar de casamiento

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Corría septiembre y con eso el olor de la primavera. Nuestra terraza ya era el centro de encuentro para amigos, si no era asado era pizza, pero siempre encontrábamos la ocasión para juntarnos y brindar.

Tecito correteaba siempre entre los invitados y buscaba a Peter para que lo proteja de tanta gente. Eugenia siempre que podía recordaba el día que tuvo un ataque de alergia y que quería desterrar a mi gato, pero ahora eran compañeros. Siempre que él se sentaba a leer, el gato estaba a su lado esperando algún cariñito.

El ultimo tiempo las discusiones cotidianas empezaron a aparecer más seguido, los dos estábamos pasados de trabajo y sin poder enfocarnos demasiado en la pareja. Así que el sábado, cuando Peter volvió de trabajar al mediodía decidimos darnos el día para ambos. Llegó y apagamos los dos los teléfonos y nos sentamos en el sillón con un budín que recién sacaba del horno a maratonear una nueva serie.

- No La – discutíamos por el final de la serie que acabamos de terminar – Te dormiste o que!? – y reímos los dos –

- Es que no entendí nada gordo – y se me tiro encima para llenarme de besos y el gato salió corriendo hacia el otro sillón –

- Estaba pensando que quizá podemos mover un poco los muebles de lugar – lo miré –

Y así empezó nuestra tarde de novios y de remodelación total de la casa, el sillón se mudo hacia otra pared, el mueble lleno de vinilos y libros de Peter también. Terminamos exhaustos, pero con otra distribución de la casa. Candela y Andrés pasaron por nuestra casa para saludarnos y picar algo. Preparamos una picada llena de quesos y salames con unas cervezas y disfrutamos de nuestra terraza con amigos una vez más.

- Euge se va a ofender, lo sabes no? – me dijo mi novio mientras estábamos jugando a las cartas en parejas –

- Ay si no? – la mire a Cande y asintió – la voy a llamar e invitar, antes de que me haga un escandalo – agarré mi celular y marqué su número – Amiguilla

- Lalomirrrrrr – me contestó del otro lado y la escuché en la calle - ¿Qué onda?

- Estamos acá con Cande y Andy, ¿queres venirte? – pregunté un poco asustada por su respuesta –

- No amiga – río – no estoy para planes de parejas – y bufé – igual estoy yéndome a lo de mis viejos así que tranqui, hoy no me enojo

La pareja ganadora fuimos Candela y yo. Les festejamos en la cara y tuvieron que ocuparse de la limpieza de las cosas que habíamos utilizado. A las doce de la noche nuestros amigos abandonaron nuestra casa y después de despedirlos y ordenar un poco, nos metimos en la cama. Peter agarró su libro y yo me quedé navegando por mis redes sociales.

- Gorda – me miró y dejé el teléfono mientras que él dejo su libro en la mesita de luz – Estaba pensando – lo noté nervioso –

- Decime mi amor – reí y me senté en la cama –

- No te dan ganas de que nos casemos? – un frío invadió mi cuerpo y solo me limité a pestañar –

- Es un chiste no? – me puse nerviosa y giré para mirarlo –

- No La – río y me miró –

- Peter, que es esa pregunta? – me levanté exaltada de la cama y solo se acomodo – me parece que todo este tiempo, que fue bastante largo, te dejé bien claro lo que me pasaba con todo eso, en realidad te conocí porque fui a hablarte de mi no casamiento!

- No entiendo La – me miró sorprendido – justamente porque hace dos años estamos juntos te lo estoy preguntando, porque pensé que ya estaba todo superado

- El que no entendió nada fuiste vos sabes? – agarré mi almohada y salí de un portazo de la habitación –

Las lagrimas empezaron a llenar mis ojos sin parar, un miedo espantoso me colapso la mente y me encerré en la habitación de al lado a llorar tranquila. Peter golpeó mi puerta varias veces y lo único que hice fue gritarle que me dejará tranquila. Me pidió de hablar y le dije que había arruinado todo, que no quería hablar con él. Escuché como se sentó del otro lado de la puerta a esperar que aflojara, pero no paso. Los fantasmas del pasado llegaron automáticamente sin permiso para quedarse durante toda la noche. No podía parar de recordar el día que recibí el llamado de Santiago diciéndome que no podía hacerlo. Odiaba mi reacción, pero más odiaba lo atrevido que había sido Peter en proponérmelo de esa forma, sin hablarlo de una manera más directa y poder analizar juntos si era lo que queríamos. Me habían expuesto, una vez más, a decidir sobre la vida del otro y no podía con esa presión.

Esa noche dormí en la cama de una plaza que había en esa habitación chiquita que estaba preparada y destinada para Bautista prácticamente. Peter intento volver a hablar, pero le volví a gritar que se fuera.

Me levanté temprano para salir a correr y poder descargar toda la bronca que tenía encima. Entre a mi propio cuarto y estaban Peter y Tecito durmiendo juntos. Agarré la ropa correspondiente y salí. Volví a correr sin pensar demasiado intentando no sentir. La música volvía a retumbar con intensidad en mis oídos y yo me sentía de nuevo en la misma película. Después de una hora llegué y todavía había silencio en la casa, me metí en la ducha y cuando salí envuelta en la toalla Peter estaba esperándome en la cocina.

- Podemos hablar Lali? – estaba molesto, lo ignoré y me serví café – no actúes como una nena, por que no lo sos

- Vos me estas jodiendo no? – apoyé la taza –

- Vos no entendiste nada Lali, te pregunté si te gustaría casarte, ni siquiera llegué a pedírtelo que ya te atacaste y saliste de un portazo – me miró serio y el gato se acerco hacía él – ni hablar que en tu interior algo me comparó con tu ex, porque sino no hubieras reaccionado así. Creo que te dejé muy claro que no soy eso – suspiró –

- Peter – intenté enfriar un poco la charla, nunca lo había visto así –

- No La, de verdad que no, yo siempre me aguanto todo, te entiendo y te quiero cuidar con cada paso que voy a dar, pero que me ataques así, te vayas y que ni siquiera estés dispuesta a escucharme es mi limite – hizo una mueca de lastima y se fue, dejándome sola en la cocina –

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