Capítulo XXVII

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Un mes se fue demasiado rápido y la boda de Jennifer y Derek estaba muy próxima. Durante todo ese tiempo el lobo intentó hablar con Stiles de muchas maneras. Lo separaba todos los días al salir de la escuela, pero el castaño se las ideaba para evitarlo.

Cada noche se paraba en la planta baja observando hacia la ventana de Stiles con la esperanza de que este se asomara y lo dejara entrar para poder abrazarlo, besarlo, sentirlo cerca pues una vez más su lobo se debilitaba. Deaton le advirtió a Derek que está vez su vida corría riesgo. Si no lograba que el castaño volviera con él su lobo moriría dejándolo sin la capacidad de volver a transformarse, pero eso no era lo peor. El lobo era parte de él y perderlo causaría demasiado daño que lo llevaría a su muerte.

Llevar las camisas de Stiles para que las olfateara ya no era suficiente. Necesitaba escuchar el latido de su corazón porque el lobo de Derek sabía algo que él no. Era por eso que se removia con tanta inquietud, necesitaba asegurarse de su familia estaba a salvo.

El día de la boda llegó y para Derek y Stiles era el día más triste de su vida. El sol brillaba más que nunca, pero se sentía como si fuera uno de esos días nublados y tristes. A penas unos días atrás Stiles había recibido una noticia que le preocupaba aún más.

- Ve por Deaton. - le ordenó a Ray mientras el vomitaba todo lo que había comido.

- Tranquilo Stiles, debe ser solo un malestar. - trataba de calmarlo Alicia quien estaba cerca de dar a luz a su hija.

- No Alicia, esto es algo más y quiero saber que es. Ve por Deaton Ray. - el lobo obedeció a su hermano y bajó para tomar el jeep e ir por el druida. Sin embargo, en el momento que abrió la puerta vio Deaton a punto de tocar el timbre.

- Veo que llegué a tiempo ¿dónde está? - preguntó el druida.

- En el baño de arriba. - ambos subieron y Stiles seguía vomitando.

- ¿Cómo es que llegaste tan rápido?

- Scott me pidió que viniera a verte y Talia también. Todos te han visto muy raro los últimos días sobre todo por esos extraños hábitos alimenticios que has tenido últimamente.

- Tú crees que....

- Es por eso que estoy aquí. Tómate esto, reducirá tus náuseas. - le entrego uno de esos frascos extraños que siempre llevaba consigo. Increíblemente dejó de vomitar.

- ¿Qué rayos me diste?

- Unas cuantas hierbas, pero tranquilo no te harán daño. - sacó una aguja de su maletín. - Bien, voy a necesitar algo de tu sangre Stiles. - al oír eso el castaño trago en seco.

- No habrá otra forma no sé que no involucre agujas.

- No, no la hay así que relájate.

- Alicia alejalo de mí. - suplicó el castaño.

- Tranquilo, verás que valdrá la pena.

- Tú ya lo sabías verdad.

- Sí, pero preferí que recibieras la noticia de parte de Deaton.

- Cómo pudi...- todo fue para distraerlo porque el druida había insertado la aguja en su brazo.

- Bueno no fue tan difícil como la última vez. - expresó Deaton.

-¿Cuándo sabrás lo que sucede?

- Ahora mismo. Usualmente los humanos se tardan un tiempo en hacer estas pruebas, pero con algo de magia todo se hace más fácil. - vertió la sangre en otro de sus frascos con otro líquido y este comenzó a burbujear hasta que se detuvo y cambió de su color azul a uno rosa.

- ¿Qué quiere decir eso Deaton? - preguntó Stiles.

- No sé cómo decírtelo, pero supongo qué los druidas del clan te lo advirtieron al igual que a Talia y a mí. Hay muchas cosas que aún no sabemos sobre ti, pero déjame felicitarte. Stiles, tú estás embarazado y por el tamaño de tu abdomen creo que debes estar llegando a tu quinto mes de embarazo.

- Al menos nuestra hija tendrá con quien jugar. - dijo Ray ganándose malas miradas de todos. - Tranquilos solo quería aliviar la tensión.

- Stiles, Derek es el padre ¿verdad?

- Sí Deaton.

- Comprendes que debo decirle.

- No sé lo digas.

- Pero Stiles el merece...

- No Deaton, Jennifer necesita más de él que yo. Yo tengo al clan que puede protegerme y apoyarme con mi hijo, pero ella no tiene a nadie más que a Derek.

- Pero entonces estarías haciendo lo que le prohibiste a Derek. Le estás quitando el derecho a tener un padre al bebé que esperas.

- Lo sé Ray, pero ya todo está hecho. Hace unos días hablé con mi tío Steve y le he pedido que me reubique a un nuevo lugar.

- Iremso contigo. - le dijo Alicia.

- No Alicia, ustedes ya no tienen porque seguirme. Deben quedarse en Beacon Hills para cuidar de su hija. Aquí tendrán a una familia que los ayudará a protegerla. - ambos hermanos se pusieron tristes ante la decisión de Stiles. - Tranquilos, yo estaré bien y le escribiré todos lo días. Deaton y ustedes dos deben prometerme que no le dirán nada a la manada hasta después de la boda de Derek. Me iré ese mismo día para que él no pueda seguirme, deben prometer que guardarán el secreto.

- Lo prometemos. - dijeron los tres.

Y así fue como Stiles planeó irse sin que nadie lo supiera. Steve convenció a Talia de retirar a sus betas y a los de Scott para que pudieran estar presentes en la boda de Derek. Además el podría a sus betas a custodiar a Stiles, pero en realidad lo ayudarían a mover sus cosas y a él a su nuevo hogar. Mientras el castaño bajaba las escaleras sosteniendo su pequeño vientre recordaba todos lo momentos que vivió con sus hermanos y sus amigos. Cuando hacían sus pijamadas, veain películas o como la vez que se embriago demasiado cuando celebraron su cumpleaños dieciocho. Tendría que dejar todo eso en el pasado y empezar de nuevo junto a su bebé.

- Todo estará bien, te lo prometo. - le dijo a su hijo. Estaba a punto de salir de su casa cuando comenzó a escuchar disparos y unos de los betas de Steve el ordenó quedarse adentro. Comenzó a alterarse y no había nadie que pudiera ayudarlo a salir de esta. De pronto una gran explosión derrumbó la puerta haciendo que Stiles y el beta salieran volando en el aire.

Algunas tablas cayeron sobre él, pero se aseguró de cubrirse para que nada le sucediera a su bebé. Se levantó mariado y con el oído zumbando. Sentía que podía caerse en cualquier momento y así pasó. Estaba cayendo cuando alguien lo sostuvo con sus brazos.

- Hola pequeño príncipe cuánto tiempo si vernos. - le dijo mientras iluminaba sus ojos rojos de alfa.

- Deucalion. - dijo Stiles antes de caer inconsciente.

Un príncipe peligrosoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora